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Cine

Turno nocturno – Crítica de la película mexicana

22-10-2024, 8:31:18 PM Por:
Turno nocturno – Crítica de la película mexicana

No importa cuán diabólica (o no) fue con sus pacientes, sin duda La planchada merecía una mejor película.

Cine PREMIERE: 1.5
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Si tienen contacto con el mundo hospitalario, o simplemente disfrutan las leyendas mexicanas, seguramente la historia de “La planchada” les suena familiar. Desde hace décadas se habla de Eulalia, una enfermera alegre y responsable que, tras ser víctima de una traición amorosa, cambió radicalmente y vivió amargada hasta el último de sus días. Su fantasma, dependiendo la versión que prefieran, tortura o sana a los pacientes del Hospital Juárez. Tomando como base esa popular leyenda, el director Rigoberto Castañeda (KM 31) presenta Turno nocturno, película que pretende ser una digna representante del terror mexicano… pero falla estrepitosamente en el intento.

En los pasillos oscuros de un hospital, deambula el fantasma de una enfermera conocida como “La planchada”, famosa por su aspecto impecable. Mientras los pacientes creen que ella está ahí para ayudarlos, las enfermeras y doctores conocen la verdad: deben seguir sus reglas al pie de la letra. “Que nada se te olvide. No te distraigas. Prohibido relacionarse con el personal. No te duermas nunca.” Rebeca, una nueva enfermera en periodo de prueba, no solo debe demostrar su valía ante sus superiores, sino también enfrentarse a esta misteriosa y temida entidad.

Paulina Gaitán, que ha triunfado en títulos como Las Aparicio, Diablo guardían y El presidente, es la encargada de interpretar a Rebeca. Con su gran trayectoría, cualquiera pensaría que podría liderar este esperado título de terror. No es así. Gaitán hace lo posible por sacar a flote su personaje, y cumple en esos momentos donde debe “mostrar su valía”. Sin embargo, hay un erróneo trabajo de dirección para hacerla lucir como una enfermera abnegada. Entre un cuestionable tono de voz y su postura, eternamente mirando al piso, Rebeca se siente como un cliché andante y no como un personaje orgánico.

Tony Dalton es, por su parte, quien mejor trabajo realiza del elenco. Esto no se debe a un guion que le dé mucho por hacer, sino al talento que tiene para convertir en notables hasta los diálogos más simples. Junto a ellos deambulan Enoc Leaño, Azul Guaita, Iazua Larios, Patricia Maqueo y Carlos Valencia, todos con personajes completamente unidimensionales y que no importa si se convierten (o no) en víctimas de La planchada. Es destacable el desperdicio a la primera actriz Patricia Reyes Spíndola, y a la reciente ganadora del Ariel, Adriana Llabrés. Ambas están ahí no para cumplir un rol importante, sino para ofrecer diálogos de exposición que no entraron de manera más orgánica en el guion.

Este último, también a cargo de Rigoberto Castañeda, es particularmente problemático. Se nota la intención de convertir a Rebeca en una protagonista poco confiable y con importante carga dramática, pero muchas de sus decisiones resultan erráticas y cuestionables. Aun cuando la película está ambientada en los años 70, se mezclan tópicos de gran importancia actual, como el rol de las mujeres en el mundo laboral y la sororidad entre ellas. Su integración no siempre funciona, pero da pie a escenas que pueden inspirar conversaciones.

Paulina Gaitán y Patricia Reyes Spíndola en Turno nocturni

En aras de no ser una película predecible, Turno nocturno también apuesta por algunos giros en su desenlace. Nuevamente, la intención de ofrecer algo más profundo se agradece, pero todo es rebuscado e incoherente. De haber seguido la fórmula del primer acto (con un terror menos pretencioso), seguramente el resultado habría sido mejor.

Es en el apartado técnico donde Turno nocturno encuentra un poco de redención. Los pasillos del Hospital Juárez, la ambientación y algunos juegos entre fotografía e iluminación sí generan tensión genuina. El diseño de sonido es competente, y hace que los pasos de La planchada se conviertan en una amenaza. Hay, en particular, una secuencia muy bien ejecutada (la primera cirugía de Rebeca), que al mismo tiempo impacta y utiliza los jumpscares de manera efectiva.

Pero aun cuando todo alrededor de la enfermera maldita resulta medianamente atractivo, el diseño de esta y sus movimientos se quedan lejos de lo esperado. En cuanto a efectos visuales se refiere, algunos resultan interesantes y medianamente sólidos. Pero también hay una tremenda saturación de estos en los últimos minutos, y su uso inspira más risas involuntarias que asombro.

Entre actores que batallan para pronunciar el nombre de medicamentos y procedimientos, una historia a la que le sobran minutos, e inconsistencias dentro del universo que construye el guion, Turno nocturno pierde la oportunidad de ser una digna representante del terror mexicano. Como ya sucedió en la secuela de KM 31 (otra película igualmente ambiciosa), Rigoberto Castañeda se enfoca más en crear una experiencia efectista. Tristemente, falla en conseguir la mejor actuación de su protagonista o explotar el potencial que ofrecían esos misteriosos pasillos.

Al final, Turno nocturno es una propuesta que seguramente atraerá gente a las salas por la leyenda que pretende contar. Pero también las alejará por querer ser tantas cosas y no centrarse en lo que pudo ser una inquietante adaptación de la leyenda. La ambientación, la mitología y los recursos técnicos ya estaban ahí. No importan cuán diabólica (o no) fue La planchada con los pacientes, lo único seguro es que merecía una mejor película. 

Turno nocturno se proyectó en el Festival Internacional de Cine de Morelia y tiene planeado un estreno comercial en México a finales de 2024.

autor Soy de los que siempre defendió a Robert Pattinson como Batman y puede ver la misma película en el cine hasta 7 veces. ¿Mi gusto culposo? El cine de terror de bajo presupuesto.
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