La Tierra Media y el tesoro del dragón solitario
Una producción es honesta que no pretende ser algo más, sino simplemente entretener.
En época de semana santa, llega una cinta sobre un hombre extranjero que llega a una tierra hostil, pero que se gana el corazón del pueblo a base de esfuerzo y fe en sí mismo. ¿Jesucristo? No, es Jim Caviezel quien deja atrás al hijo de Dios e interpreta a Kainan en esta producción… diferente.??
Kainan es un viajero intergaláctico que llega a la Noruega del año 709 D.C. en el tiempo donde los vikingos tenían su momento de gloria. Pero Kainan no viene solo, lo acompaña una terrible criatura extraterreste dispuesta a acabar con el planeta entero.??La trama es predecible para quienes gozan de cintas de aventuras: el extranjero es capturado por un pueblo guerrero, dudan de él, llega el monstruo, le creen, les ayuda, se enamora de la hija del rey –no de una campesina, no de la hija del herrero que nadie pela en villa vikingo, no, de la pequeña angelita de papá rey– y también se vuelve el mejor amigo del heredero al trono. Juntos unirán fuerzas para derrotar a Moorwen –efectivamente, la criatura alienígena que no puede matar la civilización de la que proviene Caviezel, pero que sí pueden bautizar con un nombre extraterrestremente nórdico–.??
Sin embargo, la cinta es entretenida hasta sus casi últimos 20 minutos donde cae en la acción típica que va del punto A al B sin proponer nada. Su final le da un toque sumamente interesante que pudo ser grandioso de no ser por la decisión que toma el personaje de Jim Caviezel en villa vikingo. De cualquier forma la producción es honesta, no pretende ser algo más, sino simplemente entretener.
