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Cine

Recuperando a mi ex – Crítica

28-09-2018, 9:32:14 AM Por:
Recuperando a mi ex – Crítica

Un carismático Andrés Almeida encabeza un elenco de nuevos rostros para contar un dramedy romántico arrastrado por el cliché.

Cine PREMIERE: 2.5
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Andrés Almeida poco a poco se ha infiltrado en el cine nacional, desde en proyectos más experimentales y de corte independiente (El lenguaje de los machetes, a cargo de Kyzza Terrazas), dulces historias sorpresivas (Paraíso, de Mariana Chenillo) hasta dramedies como el que ahora nos atañe: Recuperando a mi ex. No sólo es el protagonista; a través de sus imperfecciones, irresponsabilidades y egocentrismos, él mismo es la película.

Tal como en Paraíso –donde era un hombre con exceso de peso–, se mofa de sí mismo y su complexión ancha, pues dista ser un actor que físicamente se apegue a los estereotipados y acartonados galanes telenoveleros, pero eso lo compensa con carisma. Francisco es un fracasado como actor, como hombre; yace arrellanado en un sofá –y más tarde en una bodega tras su desalojo–, desde hace dos años ha malvivido tras la separación de su esposa Laura (Adriana Louvier); está quebrado, su refrigerador le causaría un infarto a cualquier connotado chef y su patetismo parece contagioso.

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Vive estigmatizado por el ayer –solía ser Rayito, un superhéroe protagonista de un viejo programa de televisión del corte de El chavo del ocho–, y ni siquiera recuerda el cumpleaños de su hija. Pero, como se esperaría en este tipo de tramas, procura darle un vuelco a su vida cuando se entera que su exmujer está a punto de casarse con su completo opuesto: un exitoso “gachupín” de buen ver (Jan Cornet).

Recuperando a mi ex no es desfachatada ni tiene una comedia tan obvia como las de otras puestas recientes, recipiendarias de un éxito desaforado en la taquilla o con los mismos rostros de siempre –le da oportunidad a nuevos nombres de brillar en la marquesina–. El catalizador del conflicto es el carácter pueril de Francisco, sus alocadas ideas para impedir la boda, en un tono a veces pantagruélico, o con escenas salidas de control. Una de las mejor logradas es aquella donde el espionaje hecho desde una camioneta da una impresión inadecuada a un oficial y guiña hacia los prejuicios desenvainados por una imagen personal desaliñada.

Pero así como el director Gabriel Guzmán –también involucrado en el guion y la producción– atina en partes, otros fragmentos de su ópera prima parecen alargarse de más y atesta un golpe mortal contra el humor que de ellas pudiera desprenderse. Incluso los excesos no sólo se expelen de las situaciones, sino del mismo lenguaje corporal de Almeida, quien desde el inicio impone un tono desorbitante, probablemente a discreción del realizador.

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Con la ayuda de sus fieles secuaces: Gabriela (Sofía Niño de Rivera, a quien le falta mostrarse relajada a cuadro) y Lamberto (el también standupero Ricardo O’Farril), el arco del protagonista cobra un rumbo con destino al cliché. Culpa especial tienen las declaraciones ante un gran público o el momento cuando a Francisco, literalmente, le llueve sobre mojado.

No es una historia de resarcimiento amoroso, Recuperando a mi ex abunda en el resarcimiento personal, en la reconstrucción del yo perdido y la reconciliación con el pasado –el cual puede ser tan vergonzoso como Rayito o tan frustrante como para avanzar–. Retrata el momento cuando uno entiende que anteponer a alguien más puede ser más gratificante que aferrarse a su propia voluntad, y en ello recae su valía, pues como dice Guillermo del Toro, “hay que se excelentes unos con los otros”.

autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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