Radical – Crítica de la película con Eugenio Derbez

Al hablar de cine mexicano, un nombre que comúnmente sale a relucir, es el de Eugenio Derbez. Gracias a su gran trayectoria en la televisión mexicana, el actor y comediante pudo convertirse en una figura importante para la industria cinematográfica nacional. Pueden admirar o rechazar su trabajo, pero una cosa es segura: su nombre vende. Por ello, verlo en una película con una temática tan crítica como Radical es algo que llama de inmediato la atención. No sólo está basada en una historia real, también aborda tópicos importantes para la sociedad mexicana, y apuesta completamente por el drama, género en el que no es muy común ver a Derbez.

La historia plantea la siguiente pregunta: ¿en quiénes se convertirán los alumnos de sexto grado de la escuela primaria José Urbina López de Matamoros? Están entre los alumnos con peor rendimiento de México, el mundo que conocen es de violencia y dificultades. Además, en sus aulas predomina un ambiente de disciplina autoritaria, no de posibilidades. Puede parecer un callejón sin salida… pero también es el lugar perfecto para que el nuevo profesor Sergio Juárez intente algo diferente. Sólo hay un problema: Sergio no tiene idea de lo que está haciendo.

En primera instancia, la historia de Radical suena a muchas otras que hemos visto. Si bien, las historias inspiradoras, esas que motivan a perseguir los sueños, no son algo nuevo, sí deben ser contadas en contextos o ambientes que aporten algo a la conversación. Bajo esa lógica, Radical sobresale por el retrato que hace de un México donde la violencia abunda. El Matamoros de la película es uno auténtico, uno del que se ha hablado a lo largo de los años. La representación de la violencia en la zona es cruda, y aunque algunos momentos pueden parecer gratuitos, lo cierto es que formaron parte del día a día de los protagonistas.

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Para encajar en ese entorno donde se respira pesimismo y resignación, Eugenio Derbez sale de su zona de confort y hace de Sergio Juárez el mejor personaje de su carrera. Sí, en los primeros minutos juega con la comedia física y los gestos que lo caracterizan, pero una vez que su personaje entiende los problemas a los que se enfrentan sus alumnos, eso se desdibuja. Con una gran capacidad dramática y momentos conmovedores, Derbez representa y dignifica a esos profesores que más de uno ha querido en su vida. Esos profesores cuyas enseñanzas trascienden más allá del salón de clases.

Claro que la participación del actor no es todo el encanto de Radical. Los niños que dan vida a sus alumnos están perfectamente elegidos. No sólo se ven como niños de primaria, también es verosímil que vivan en ese entorno y tienen una química tremenda entre ellos, pero también con Derbez. Menciones especiales para Jennifer Trejo, quien da vida a Paloma Noyola, Danilo Guardiola como Nico, y Mía Fernanda Solís como Lupe. En la parte adulta, Daniel Haddad (Todas las pecas del mundo) y Enoc Leaño (La región salvaje) también sobresalen por el carácter de sus personajes y lo auténtico de sus interpretaciones.

La dirección de Christopher Zalla también es un punto a destacar. El cineasta nacido en Kenia, y realizador de algunos episodios de La ley y el orden, sabe perfectamente cómo emplazar la cámara. También refleja, con realismo y respeto, los estragos de la violencia en un grupo de niños que sólo quieren ser alguien en la vida. Además, saca lo mejor de sus actores y hace que Radical se sienta verosímil.

Sin embargo, su trabajo en el guion pudo tener un mejor desarrollo. Aunque casi todos los momentos de la cinta funcionan, hay algunos que alargan el segundo acto. Por momentos, la dinámica entre Sergio Juárez y sus alumnos se torna repetitiva, y no deja que se profundice lo suficiente en las problemáticas de ciertos pequeños. De igual manera, hay momentos en que los diálogos se sienten artificiales. Si bien se trata de momentos aislados, resultan llamativos por lo bien que está todo alrededor.

En el apartado técnico, Radical también es impresionante. El equipo de diseño de producción tuvo que construir, desde cero, el tiradero de basura donde trabajan Paloma y su padre. El resultado es espectacular en todo sentido. Aunque a primera vista no es una historia que se preste para jugar con la fotografía, el trabajo de Mateo Londono (El valet) logra crear momentos impactantes. Como no podía ser de otra forma, el trabajo de Martín Hernández (Birdman) en el sonido también contribuye a que ciertos momentos, especialmente uno rumbo al tercer acto, sean aún más crudos y dolorosos.

Al final del día, es imposible no pensar en Radical como la mejor película de Eugenio Derbez. Claro, la vara no estaba muy alta, pero este drama basado en hechos reales consigue serlo con méritos contundentes. Tiene una poderosa historia, un elenco inmejorable, y un final conmovedor y esperanzador que seguramente llevará a las lágrimas a muchos espectadores. Afortunadamente, Radical cumple con creces su función de contar una historia necesaria y dolorosamente vigente. Pero también deja esa bella motivación de ir más allá. De alcanzar, como se menciona en la cinta, el espacio sideral.

Juan José Cruz. Soy de los que siempre defendió a Robert Pattinson como Batman y puede ver la misma película en el cine hasta 7 veces. ¿Mi gusto culposo? El cine de terror de bajo presupuesto.