Proyecto Géminis – Crítica

La idea de ser sustituido por algo o alguien es inquietante. Pero serlo por una nueva versión de uno mismo, resulta aterrador. El cine ha explorado estas posibilidades en filmes tan perturbadores como las cuatro versiones (1956, 1978, 1993 y 2007) basadas en la novela The Body Snatchers (1955) de Jack Finney, o cintas como The Stepford Wives (1975) y más recientemente Nosotros (2019).

En El vengador del futuro (1990), La fuerza de la verdad (1991) y El club de la pelea (1999), el enfrentamiento opera en un sentido mucho más profundo. La amnesia de sus protagonistas principales -por llamarle así, ya que cada caso es particular- los lleva a descubrir poco a poco otros aspectos de su propia personalidad, que pugnan por tomar el control.

Con todo y estas estas referencias, el más reciente filme protagonizado por Will Smith está más cerca de Oblivion: El tiempo del olvido (2013), donde Tom Cruise se encara en combates mano a mano contra clones como él mismo. O más aún, Terminator: Génesis (2015), donde Arnold Schwarzenegger interpreta versiones vieja y joven del Terminator modelo T-800.

Proyecto Géminis es una cinta dirigida por el notable realizador taiwanés Ang Lee (El tigre y el dragón, 2000), que nos ofrece la historia de un veterano agente del gobierno estadounidense, sicario oficial, que renuentemente tendrá que enfrentarse a una versión joven de sí mismo. Un clon al que prácticamente le dobla la edad.

Con todo y el atractivo aspecto del avance científico para la clonación, o la aún más deslumbrante y mejorada tecnología digital para rejuvenecer actores en la pantalla grande, Proyecto Géminis en un principio flaquea con una premisa demasiado familiar en el cine: un eficiente asesino profesional en retiro o por retirarse, tiene que reactivar su arriesgado estilo de vida para sobrevivir. Lo hemos visto en John Wick (2014) con Keanu Reeves, El especialista (2011) con Jason Statham (que por cierto es remake de una cinta de 1972 con Charles Bronson) y decenas y decenas de películas más.

La diferencia aquí la establece Ang Lee, que con su vasta experiencia fílmica y de sofisticadas coreografías de acción, nos entrega deslumbrantes plano secuencias de persecuciones y peleas, donde confluyen innovadoras técnicas y efectos especiales. Recordemos que básicamente es Will Smith versus Will Smith, quien aprovecha además, para darse vuelo en algunos momentos dramáticos con lágrima y moco incluido.

Más allá del portento tecnológico, en algunos momentos es tan alta la definición de la película, que deja de parecer cine y nos remite más a imágenes 4K como las que vemos en pantallas caseras. Esto resulta mucho más evidente, quizá por tratarse de exteriores a plena luz del día, en las secuencias filmadas en Colombia. La función a la que asistimos, por cierto, fue en 3D de altísima calidad.

La trama involucra corruptos agentes de gobierno con agendas personales, como el interpretado por Clive Owen y la presencia vigorosa de una joven y comprometida espía, encarnada por Mary Elizabeth Winstead. Sin embargo, con todo y los efectos especiales y talento a cuadro, Proyecto Géminis no logra ir más allá de una simplona anécdota, reciclada hasta la saciedad en la pantalla grande. Si acaso, habrá que ver qué lugar ocupará entre los filmes que enfrentan a una persona y su doble. Que ya hay bastantes.

Charlie Del Río Cinéfilo incorregible. Coleccionista de juguetes de películas. Fundador y conductor de @CinemaNET. Colaborador en Efekto Noticias y Filmmen. Escribe en Cine PREMIERE desde el 2002.