Promesas peligrosas

A la vez brutal reflexión sobre la violencia y la corrupción moral, y thriller de primera que te mantendrá al filo del asiento.
En Promesas peligrosas una enfermera decide investigar el diario de una prostituta adolescente que murió al dar a luz, sin esperar que sus secretos la llevaran al corazón de una familia perteneciente a la mafia rusa en Londres. Se han hecho tantos filmes de mafia que es mayor el mérito de Cronenberg al lograr no sólo su cinta más accesible desde La mosca, sino también una valiosa adición al género. En su segunda colaboración con el director, Mortensen lo entrega todo emocional y físicamente, una desconcertante ambigüedad moral que guía la historia, y un indomable instinto en la secuencia más impactante de la cinta, una batalla al desnudo en un vapor. Son esas capas las que convierten al chofer Nikolai en su máxima creación hasta hoy –aunque se enojen los fans de Aragorn–.
Los pocos pero brutales momentos de violencia son presentados sin concesiones, sin ocultar lo que pasa después que las navajas entran en contacto con la piel de sus víctimas, para llegarle a quienes han sido desensibilizados por el cine de acción, cuya rápida edición y erráticos movimientos de cámara están ausentes. Aquí no hay nada para distraernos de la confrontación con el lado oscuro de la naturaleza humana… pero que no suene a densa meditación intelectual, también es tremendamente entretenida.
