Buscador
Ver el sitio sin publicidad Suscríbete a la revista
Cine

Polvo – Crítica

08-11-2019, 12:06:39 PM Por:
Polvo – Crítica

Polvo, ópera prima de José María Yazpik, contrasta uno de los muchos gérmenes de la contaminación social con una fotografía de sueño.

Cine PREMIERE: 3.5
Usuarios: 3.5
Votar ahora:

José María Yazpik se une a la lista de actores proclives a explorar las múltiples facetas de la creación cinematográfica. Con Polvo, debuta como director en un proyecto que no sólo protagoniza, sino también le permite explorar sus raíces intrínsecas y humanas, pues se filmó en el pueblo de San Ignacio Mulegé, en Baja California Sur, de donde era oriundo su padre. Pero, además, Yazpik guarda semejanzas palpables con su personaje.

“El Chato” es un hombre que salió de su lugar natal para buscar su sueño de convertirse en actor, y sus aspiraciones miraban hacia Hollywood. Una década más tarde, sin embargo, regresa al pueblo mas no alicaído. Su periplo previo lo llevó a formar parte de una asociación delictiva y debe volver para recuperar un cargamento de droga esparcido por los terruños donde pasó su infancia y primera juventud, tras los percances sufridos por la avioneta que los transportaba.  

polvo

Mariana Treviño interpreta a Jacinta, un viejo amor de «El Chato», el protagonista.

Polvo es una odisea personal, una encrucijada moral y sigue el viaje interno que transita “El Chato”, la manera en que lo remueve el pasado y las repercusiones que sus dólares y presencia generan en San Ignacio. Al igual que Pájaros de verano –con sus debidas proporciones–, la cinta explora la forma en que dinero sucio –en este caso proveniente de la droga– corrompe sociedades y destierra tradiciones; sotierra la generosidad y aviva el egocentrismo; genera vanidad y contamina con avaricia.

Mientras los protagonistas se corroen y se dejan llevar por la sensualidad de la moneda y el billete, la fotografía de Tonatiuh Martínez (Sueño en otro idioma) enmarca sus ruinas en una belleza singular, natural. Alrededor de “El Chato” y los suyos –unos tan suyos como su madre, otros menos, como viejos compañeros del colegio– danzan hermosos atardeceres y lagos cristalinos. Con cada fotograma, cuasi emanado de una postal, Martínez y Yazpik esbozan un recordatorio de cómo era México antes de convertirse en cementerio.

polvo

José María Yazpik planeó con detenimiento el storyboard de Polvo para reducir al mínimo los contratiempos en el rodaje.

La anécdota es sencilla. Una vez que se revela la pérdida del cargamento de cocaína, “El Chato” convence a sus antiguos vecinos de recolectar los paquetes de un “polvo farmacéutico” que salvará vidas a cambio de unos cuantos “dolarucos”. Es “como una aspirina, pero más chingona”, sostiene el protagonista. La caída de dinero fácil cambia radicalmente la dinámica de San Ignacio y a varios personajes, desde el más humilde, hasta el más “poderoso” y “adinerado”, pasando, incluso, por el párroco de la Iglesia.

Si bien cae en lugares comunes y predecibles o presenta algunos tropiezos rítmicos, Polvo es una puesta enriquecida por su tono coloquial y la naturalidad de su elenco. Contrapone talentos consagrados en la escena actoral, como el mismo Yazpik, Mariana Treviño en el rol de su amor de toda la vida, Jacinta; Jesús Ochoa y Adrián Vázquez, con la naturalidad de los moradores del pueblo bajacaliforniano. Uno de los personajes más memorables del filme es precisamente uno de estos pintorescos actores no profesionales.

Se trata de un hombre humilde, de rostro ornamentado con las arrugas propias de la vida provinciana y bronceado por el trabajo y reposo al rayo del sol. En un principio viste como varios de sus colegas: camisa simple, sombrero de yute sin ningún decorado y mirada honesta. Es quien consigue la cifra récord de paquetes recogidos y, sorprendido de recibir su recompensa, exclama: “Ay, hijo de su pinche madre, nunca había visto tanta feria junta”.

polvo

Adrián Vázquez encarna al esposo de Jacinta y siente miedo que la llegada de «El Chato» pueda poner en riesgo su matrimonio y dividir a su familia.

Días más tarde, corrompido por el sabor de los billetes verdes, presume lentes de sol, sombrero con motivos decorativos y una corbata de rombitos. Más adelante, conforme la riqueza lo vicia, se da cuenta que merece “cosas bonitas”, y entonces cambia su vestimenta tradicional por un tacuche llamativo, símbolo de la perversión de su propia inocencia, pese a que exuda el mismo carisma que al inicio.

Polvo juega coquetamente entre los linderos de la reflexión crítica, la comedia costumbrista –con su toque de ingenio mexicano– y la historia del antihéroe en busca de redención. Es un ambiente rodeado por un narcotráfico incipiente pero que ya daba muestras de su poderío. Aquella serpiente apenas se deslizaba, pero hoy extiende su ponzoña por prácticamente todo el territorio nacional.

autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
Comentarios