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Cine

X-Men: Apocalipsis – Crítica

16-05-2016, 5:24:12 PM Por:
X-Men: Apocalipsis – Crítica

X-Men: Apocalipsis es una película de mucha adrenalina y buenas secuencias de acción que aún así se queda un poco corta frente a las entregas pasadas.

Cine PREMIERE: 3
Usuarios: 4.5
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X-Men: días del futuro pasado –la cinta anterior de esta franquicia–, no sólo significó el regreso de Bryan Singer a la silla del director, también fue considerada por muchos como la mejor película de la saga gracias al buen manejo de una trama compleja, a sus impecables efectos especiales y a un conflicto que envolvía a todos los mutantes. Estos elementos se mezclaron para establecer nuevas reglas en esta entrega: un mayor protagonismo de Mystique (ahora 100% en manos de Jennifer Lawrence) y, sobre todo, que nadie tiene la vida comprada. En otras palabras, Bryan Singer se fijó a sí mismo la vara demasiado alta para X-Men: Apocalipsis, la película con la que concluye esta trilogía. 

Antes de entrar de lleno a X-Men: Apocalipsis, vale la pena recordar la importancia que tiene Bryan Singer en esta saga. De las cinco películas anteriores dedicadas al universo de estos superhéroes de Marvel Comics, Singer ha dirigido tres: X-Men, X-Men 2 y X-Men: Días del futuro pasado, las mejores de la franquicia. Además, él mismo fue quien inició la saga hace 16 años, así que nadie mejor que él, por lo menos en papel, para dirigir la sexta entrega de X-Men. Aceptémoslo, el hecho de que Magneto y el profesor Xavier sigan vigentes en taquilla peleando al tú por tú contra las demás franquicias de superhéroes es, en buena parte, gracias a su visión.

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X-Men: Apocalipsis se lleva acabo en 1983, un año en el que la amenaza de la Guerra Fría se desactivaba poco a poco gracias a unas relaciones más cordiales entre las grandes potencias y en el que los mutantes eran un poco más aceptados por la sociedad, aunque aún así, los apostadores los obligaban a pelear en jaulas en Alemania. En Estados Unidos, el profesor Charles Xavier (James McAvoy) alberga a decenas de niños mutantes en su escuela especializada y Erik Lehnsherr (Michael Fassbender) se ha olvidado de Magneto y vive una vida normal con su familia trabajando en una fábrica… hasta que el pasado lo alcanza.

Simultáneamente, y tras un letargo de más de 3,600 años, surge Apocalipsis de unas ruinas egipcias. Se trata del primer mutante de la historia y el más poderoso, pues tiene la capacidad de absorber los poderes de los demás mutantes y, por si fuera poco, es inmortal. Apocalipsis ve con disgusto el lugar que ocupan los suyos en la sociedad y el sitio en que se ha convertido la Tierra, así que decide acabar con la civilización humana para crear otra exclusivamente con los de su raza. Para su tarea, se hace de un séquito de mutantes poderosos, encabezado por Magneto, mientras que el profesor Xavier, acompañado de Mystique y sus inexpertos estudiantes, tratarán de detenerlos desatando así un enfrentamiento del que dependerá la vida en el planeta. 

Bryan Singer logra una digna entrega para la saga, pero no le alcanza para igualar lo que hizo en la cinta anterior. Esto se debe, en buena parte, a que el guion de Simon Kinberg –quien ya se había involucrado con la franquicia en X-Men 3 – La batalla final y Días de futuro pasado– se centra mucho más en la acción que en los conflictos de los personajes. El único que parece preocuparle a fondo a Kinberg es Magneto y gracias a eso la historia se desarrolla convincentemente, pero los demás personajes tienen unos viajes que se pierden en la intrascendencia. 

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Precisamente por enfocarse más en las peleas entre mutantes y los efectos especiales, X-Men: Apocalipsis es una película de mucha adrenalina y buenas secuencias de acción, una de las grandes aportaciones de Singer a la saga, pero el trabajo en computadora es disparejo: por momentos es espectacular y realista, pero en otros no es tan convincente como lo ha sido en las otras películas. Esta disparidad opaca algunas escenas que se ven sobradas de efectos (de hecho, la versión 3D hace que esto se note más, así que la versión regular es una mejor opción). Por otro lado, algunas secuencias de este tipo son largas (sobre todo la última) y vuelven cansado un filme que no debería de serlo. 

Las actuaciones vuelven a ser uno de los platillos principales. La humanidad que McAvoy le imprime al Profesor Xavier contrasta a la perfección con lo conflictuado del Magneto de Fassbender, logrando una mancuerna igual de efectiva que Patrick Stewart e Ian McKellen en las primeras películas de X-Men.

Las nuevas adquisiciones a la saga –Sophie Turner como Jean Grey, Tye Sheridan como Cyclops, Ben Hardy como Angel y Alexandra Shipp como Storm, por mencionar algunos–, cumplen con lo que se les pide, pero la carta fuerte en este rubro la tiene Oscar Isaac, quien se encarga de encarnar a Apocalipsis. A Isaac le basta un mínimo de expresiones para lograr una personificación amenazante que llena la pantalla cada vez que aparece y logra que su personaje sea uno de los mejores villanos que ha tenido X-Men. Curiosamente, la que se queda corta es Jennifer Lawrence quien por primera vez ofrece una actuación apática justo cuando la franquicia le exigía un papel más enérgico por cargar con mayor peso en la película.

X-Men: Apocalipsis era un reto sumamente complejo para Bryan Singer y apenas cumple con él, concluyendo dignamente una trilogía que deja todo preparado para más secuelas.

autor Chilango de nacimiento, ha trabajado en el medio editorial mexicano e internacional por más de 20 años. Odia que la gente hable en el cine y ama las películas en general, pero las filmografías de Scorsese, Tarantino y Nicolas Winding Refn, por mencionar algunos, ocupan un lugar especial en su videoteca personal.
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