Rogue One: Una historia de Star Wars – Crítica
Episódica o no, Rogue One es una de las mejores entregas de la saga fílmica de Star Wars.
Rogue One es la primera película de una serie de producciones en torno al universo de Star Wars, que supuestamente denotarán cierta autonomía a la narrativa de los filmes consignados como episodios.
Spin-off y precuela a la vez, o cómo le queramos llamar, Rogue One termina siendo el mejor puente entre las polémicas precuelas y la trilogía original. Y narra la historia de los otrora anónimos héroes que consiguen los planos de la más poderosa, letal y monumental arma del fascista y opresor Imperio galáctico: La estrella de la muerte.
Es muy peculiar la sensación que brinda la experiencia como espectador. Por una parte estamos ante un reconocible entorno, y a la vez ante una nueva perspectiva del universo de La guerra de las galaxias –como la conocimos originalmente-, ya que el tono, la fotografía y la música son diferentes.
¡Sí, la música! Si bien están presentes los acordes de varios de los extraordinarios temas de John Williams, que crearon una identidad auditiva perfectamente reconocible para Star Wars, es ahora Michael Giacchino quien compone la partitura.
Hay pues, una apuesta por presentar visual, musical y dramáticamente una cinta más seria y sombría que sus predecesoras. Incluso más que El Imperio contraataca (The Empire Strikes Back, 1980).
Star Wars Rogue One es una película bélica que rinde honores a aquellas películas de antaño sobre la Segunda Guerra Mundial. Aquéllas donde los personajes tenían una misión bien definida y los intrépidos y heroicos sacrificios no se hacían esperar. Doce del patíbulo (The Dirty Dozen, 1967) de Robert Aldrich será quizá la más clara referencia. Pero a la vez son ineludibles los ecos a otro tipo de películas, igualmente inolvidables, como Los 7 samurái (1954) de Akira Kurosawa.
Rogue One es un filme que se construye de menos a más conforme avanza la historia. Que nos va ganando lentamente mientras conocemos a su multicultural galería de personajes y llegamos a sus emocionantes y espectaculares secuencias de acción.
Este es un universo plagado de infortunados personajes, que encontrarán un sentido a sus existencias, comenzando por la reacia heroína Jyn Erso (Felicity Jones); el afligido pero leal Capitán Cassian Andor (Diego Luna); la trágica renuencia de Galen Erso (Mads Mikkelsen), o el delirio y paranoia de Saw Gerrera (Forest Whitaker), entre muchos otros. Rogue One nos presenta una alianza rebelde mucho más compleja en lo que se refiere a su estructura y a la moralidad de sus acciones. Muchos de sus integrantes parecerían incluso más mercenarios que idealistas.
Aun así, el humor también está presente, con una singular ironía que ofrece el androide K-2S0, interpretado de excelsa manera por Alan Tudyk.
En su afán retrospectivo, es impresionante y colosal el trabajo y el esfuerzo por recrear el diseño de producción, vestuario, naves, locaciones y entorno de las películas originales. En este frenesí, se logra emular hasta la presencia física de histriones legendarios como Peter Cushing, quien diera vida y personalidad a Grand Moff Tarkin.
Pese a todo, pareciera que en términos argumentales las películas de Star Wars están condenadas a repetir las mismas tramas una y otra vez. Ya sea que tengan que destruir gigantescas armas de destrucción masiva y/o ingresar de manera subrepticia a una fortaleza y/o eliminar un campo de fuerza para completar la misión, amén de muchos otros reconocibles elementos más.
El desfile sin fin de referencias llega a su éxtasis en los últimos minutos de la película, que sin duda deleitará y conmoverá a los fans, incluso al borde de una nostálgica e involuntaria lágrima de emoción… Lo sé por experiencia.
No tendrá numeral romano, designación episódica, ni el icónico texto explicativo en su arranque, pero con todo y las inevitables dolencias de la franquicia, la película de Star Wars Rogue One es una de las mejores entregas de nuestra saga espacial favorita.