Blue Beetle – Crítica de la película de DC

Es cierto que, salvo por contadas excepciones, la estructura que ya se conoce en el cine de superhéroes ha cambiado muy poco en los últimos años. Batallas grandilocuentes, sobresaturación de efectos digitales e historias enfocadas en acentuar las magníficas cualidades de sus protagonistas. Desprenderse de los elementos que la audiencia disfruta ha sido difícil, de ahí que tengamos franquicias interminables. Pero cuando se nota que esos elementos han sido reconfigurados por alguien a quien verdaderamente le importa el relato que está contando, darle la bienvenida a un proyecto nuevo es algo que se hace con gusto. Eso es precisamente lo que pasa con la película Blue Beetle.

Presentada como la cinta que tiene al primer personaje del renovado universo fílmico de DC comandado por James Gunn y Peter Safran, en realidad la producción no se siente atada a nada que se haya hecho antes por la compañía. Tampoco da señales de que próximamente las consecuencias sus eventos vayan a desembocar en un crossover de impactantes dimensiones. Es importante decir esto para, ahora sí, aclararlo de una vez. De nuevo estamos ante una historia de origen, una muy contenida presentación para un personaje con mucho potencial.

Aquí, conocemos a Jaime Reyes (Xolo Maridueña). Él es un joven que se acaba de graduar de la universidad y regresa con su familia a Palmera City, una ficticia comunidad mexicanoamericana de El Paso, Texas. Cuando Jaime se ve atrapado en un incidente industrial entre la malévola empresaria Victoria Kord (Susan Sarandon) y su sobrina Jenny (Bruna Marquezine), accidentalmente cae en sus manos el Escarabajo, un ancestral artefacto de tecnología avanzada que elige al chico y se incrusta en su sistema nervioso. Con esto, se crea una relación simbiótica, dando paso al nacimiento de un héroe renuente.

Las historias de origen ya son percibidas como algo trillado en el imaginario colectivo. Sin embargo, en esta ocasión, es de mucha ayuda que se haya decidido tomar este camino porque permite que el héroe explore su propia mitología, cuestión que aquí es sumamente importante. Sobre todo para ahondar en la más grande propuesta del filme: estamos conociendo al primer superhéroe de una gran saga comercial que tiene raíces mexicanas.

Jaime fue creado a mediados de la década de los 2000 por los artistas Keith Giffen, John Rogers y Cully Hamner. En los cómics que estelarizaba, su identidad latina era el centro de todo lo que le sucedía. Ahora, gracias al guion del queretano Gareth Dunnet-Alcocer, esa identidad se traslada con éxito a la pantalla.

De primera instancia, pareciera que la producción se inclinará por los mismos estereotipos comúnmente retratados en películas enfocadas en recrear la experiencia latina. Incluso que se abusará de dichos estereotipos. No obstante, este es un proyecto que representa adecuadamente a los mexicanos y en ningún momento los caricaturiza. Este homenaje a nuestro país, al igual que en Coco (2017), es sumamente especial porque se hace a través de la cultura audiovisual. Así como la cinta de Pixar rendía tributo al cine de la época de Oro y su máximo representante, Pedro Infante, aquí las referencias van desde telenovelas hasta programas de sketch aclamados en toda Latinoamérica, pasando por un emotivo momento que alude a una inolvidable película de Roberto Gavaldón. Es de aplaudirse que la inclusión de todos estos elementos esté tan cuidada y estudiada. Nada se siente genérico.

Si a esto le agregamos que en el elenco están Adriana Barraza y Damián Alcázar, la experiencia es más disfrutable. No sólo porque emociona reconocerlos en medio de todo el espectáculo, sino porque le inyectan al conjunto muchísimo carisma. Las intervenciones de ella en especial, repletas de misticismo y comicidad, son un deleite.

Además, otros integrantes del elenco que destacan bastante son George López como el divertido, acelerado y parlanchín tío Rudy, y el propio Xolo Maridueña. Con mucha sinceridad y calma, el estelar hace de Jaime/Blue Beetle un héroe con el que es sencillo encariñarse.

Cabe aclarar que lo que hace que la producción se sienta refrescante no es sólo el hecho de tener al superhéroe de ascendencia mexicana como principal enfoque. También es la forma tan atrevida en la que su director, el puertorriqueño Ángel Manuel Soto, apostó por un estilo que se podría llamar “retrowave chicano”. La acción brillante y trepidante de las peleas, en combinación con la paleta de colores neón del fotógrafo Pawel Pogorzelski y la banda sonora de sintetizador compuesta por Bobby Krlic, contrastan de manera interesante con la esencia latina predominante y crean una sensación de sci-fi ochentero hipnotizante.

Da gusto que Blue Beetle haya llegado a la pantalla grande. A pesar de sus convencionalismos, es un proyecto honesto. Constantemente hace cosas nuevas y, por si fuera poco, es en extremo divertido. Ojalá que no sea un debut y despedida para un concepto que podría sacar de muchos aprietos a una franquicia tambaleante.

José Roberto Landaverde Me fascina escribir, escuchar, leer y comentar todo lo relacionado con el cine. Me encanta la música y soy fan de The Beatles, Fleetwood Mac y Paramore. Mis películas favoritas son Rocky y Back to the Future y obvio algún día subiré los "Philly Steps" y conduciré un DeLorean. Fiel creyente de que el cine es la mejor máquina teletransportadora, y también de que en la pantalla grande todos nos podemos ver representados.