Buscador
Ver el sitio sin publicidad Suscríbete a la revista
Cine

No mires – Crítica

18-01-2019, 9:20:33 AM Por:
No mires – Crítica

Una película arriesgada y ambiciosa que desafortunadamente pierde el rumbo y termina convirtiéndose en un filme olvidable.

Cine PREMIERE: 2
Usuarios: 1.5
Votar ahora:

Lo interesante de un filme como No mires, segundo largometraje del israelí Assaf Bernstein, son los riesgos asumidos por el también guionista de esta historia de terror. Hace una ambiciosa conjunción de diferentes elementos que aluden al doppelganger o la personalidad dividida. El problema es que el realizador no consigue mantener un ritmo constante y acaba perdiéndose en sus ambiciones. Probablemente tomando como referente un filme clásico como El estudiante de Praga (Stellan Rye, 1913), la película aborda el desdoblamiento de la personalidad a partir de que la protagonista de la historia, la adolescente Maria (India Eisley), atraviesa al otro lado del espejo para ceder su lugar en el mundo real a su reflejo.

Ese otro lado siempre ha resultado intrigante. Ha inspirado relatos como A través del espejo y lo que Alicia encontró allí, de Lewis Carroll, o Blancanieves, donde tiene autonomía. Como apunta el ensayista español Román Gubern en su libro Máscaras de la ficción (Anagrama), las dos caras del espejo pueden representar la frontera entre la vida y la muerte. O bien, si tiene “memoria”, se asienta en relatos terroríficos. “Estos tratamientos fantásticos del espejo implican que su superficie no es meramente una extensión reflejante pasiva, sino que posee ‘contenidos’ propios”.

Eso precisamente ocurre en No mires: la otra Maria, llamada Airam en un nombramiento simplista aunque con cierta lógica, toma el lugar de la adolescente deprimida, materializándose con sus propias decisiones e intenciones. Y aunque Bernstein consigue abordar este aspecto con ambigüedad, para no dejar todo desbordándose en la fantasía y permitiendo algunas lecturas sobre trastorno de personalidad, tampoco es que logre ser del todo convincente.

Maria nunca ha podido enfrentar el bullying que sufre por parte de sus compañeros, en especial de Mark (John C. Macdonald), un tipo popular en el colegio que goza torturándola (como en la escena del baile de invierno). Incluso su mejor amiga, Lily (Penelope Mitchell), la trata con displicencia. Maria vive enamorada de Sean (Harrison Gilbertson), el novio de su amiga, quien parece ser el único que la defiende y la entiende. Además, sus padres, el cirujano plástico Dan (Jason Isaacs) y la alcoholizada y dopada Amy (Mira Sorvino), sólo acaban por completar un cerco de desconfianza y de frustración alrededor de la chica. Hasta que ya no puede más y Airam sale del otro lado del espejo.

Así como Mr. Hyde es el lado oscuro y malvado de Dr. Jekyll, lo mismo ocurre con las chicas. India Eisley (Clinical) consigue explorar ambos terrenos con solvencia. Puede sufrir y luego mostrarse sensualmente cínica sin dejar de ser convincente. Y aunque hay algunos momentos brutales, en especial cuando Airam se desata, pronto la historia acaba de ser vencida por sus ambiciones, que son muchas, como haber ubicado la historia en un ambiente nevado y en un lugar solitario para acentuar pleonásticamente las lecturas sobre el aislamiento y la falta de afectividad.

Y en una época donde la violencia gratuita y el odio se apoderan de la realidad, No mires resulta un filme que parece una apología de la venganza. Aunque filmes como Carrie (1976) han abordado en términos sobrenaturales el tema del sufrimiento y sus consecuencias funestas cuando el afectado estalla, No mires acaba apuntando erróneamente. El reguero de muertes hace que la película pierda rumbo: en lugar de representar el hundimiento de un personaje debido a su estallido extremo provocado por un entorno social enfermizamente adverso, parece celebrar la consumación de la revancha. Y eso nunca debe hacerse. Tal vez no haya sido la intención del cineasta, pero el tiro le salió bastante chueco.

autor Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".
Comentarios