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Cine

Mejor que nunca – Crítica

12-07-2019, 9:35:16 AM Por:
Mejor que nunca – Crítica

El epitome de la feel good movie: una cinta predecible, estereotipada, pero que te levanta los ánimos.

Cine PREMIERE: 2.5
Usuarios: 4
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La documentalista británica Zara Hayes (Dian Fossey: Secrets in the Mist) se interesó en hacer un proyecto sobre porristas cuando encontró una foto de una escuadra conformada por mujeres en sus 60 y 70. Pronto descubrió que había decenas de escuadras formadas por mujeres mayores en los Estados Unidos, decenas de historias por contar. Fue en ese momento que decidió que una película donde pudiera amalgamar todas estas historias era el camino correcto para hacerle justicia a estas mujeres. Así nació Mejor que nunca, el primer largometraje de ficción de su carrera.

La primera escena en Mejor que nunca nos presenta a Martha (Diane Keaton) una mujer que se encuentra vendiendo todas sus pertenencias en una venta de garage. Martha ha sido diagnosticada con cáncer, y en un momento impulsivo, decide vender todas sus cosas, abandonar sus tratamientos de quimioterapia y mudarse a una comunidad de retirados en Georgia para pasar sus últimos días en paz. 

Una vez que se ha instalado en su nuevo hogar, su pesimismo entra en  shock con la cultura de alegría y positivismo que se vive en la comunidad de retirados que le exige participar en una actividad extracurricular.  Ella no lo sabe aún, pero ese cambio de ambiente ha empezado ha tener un efecto en ella, y  al no encontrar ninguna actividad que le interese, decide formar su propio club de porristas y así cumplir un sueño que tuvo desde su juventud.

La mayor falta de esta cinta es lo predecible que es. Desde el primer acto, es muy sencillo adivinar los conflictos a los que se enfrentará para, inevitablemente, salir victoriosa en el desenlace. En muchos instantes, la comedia se siente forzada y el guion tiende a destacar y ridiculizar los movimientos de baile torpes y atrofiados de estas mujeres para propiciar las risas del público.

Lo más valioso del filme es el sentido de hermandad que crean este grupo de mujeres. Martha logra concretar su idea gracias a la ayuda de su vecina Sheryl, interpretada por la increíble Jacki Weaver (Los juegos del destino). Sheryl es dinamita pura y es esa dosis de energía y juventud que despierta a Martha. Todas las mujeres que se integran al grupo se encuentran en una búsqueda por encontrar algo en los movimientos de baile de las rutinas, una canal de expresión que les permita liberarse de de algo que no pueden expresar con palabras. 

Zara Hayes inyecta al grupo con una dosis de feminismo que resulta ser la sorpresa más grande la cinta. Durante sus tertulias, las mujeres hablan de todo: sexo, masturbación, esposos e hijos opresores, las peripecias de la edad, etc. Nada es tabú dentro de su círculo de confianza. A Diane Keaton se le ve radiante y despreocupada, y la química que se genera con las personalidades contrastantes del grupo atraviesa la pantalla.

Desde un punto de vista cinematográfico, la idea original de Hayes de hacer un documental podría haber sido el camino correcto y podría habernos brindado un esfuerzo mucho más interesante, menos plástico. Desde un punto de vista emocional, la cinta logra con éxito tocar esas fibras emotivas en la audiencia tanto en sus momentos dramáticos como en sus momentos cómicos. Claro, lo hace apoyándose de clichés, pero Mejor que nunca logra su propósito: ser una feel good movie que te hace sentir notablemente más ligero cuando sales de la sala de cine.

autor Comunicóloga para quien el cine y la fotografía son las mejores maneras de ver la vida. Es fan de Sofia Coppola y la estética de Wes Anderson, añora décadas pasadas y piensa que todo el mundo debería irse en un road trip por lo menos una vez en la vida.
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