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Cine

La boda de la abuela – Crítica

11-10-2019, 1:26:21 PM Por:
La boda de la abuela – Crítica

La boda de la abuela corrige algunos de los percances de su cinta origen, pero también abusa de anacronismos y estereotipos.

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Los Güeros Films está en camino de hacer su primera trilogía como casa productora, que inició con El cumple de la abuela, continúa con esta entrega, La boda de la abuela, y –tal vez– culminará con el título que se anuncia al final de esta secuela y el cual, de hecho, ya está filmado. Para quienes no recuerden a cabalidad las desventuras de la familia compuesta por la Abuela interpretada por Susana Alexander y sus disfuncionales nietos a cargo de Tiaré Scanda, Marimar Vega, Luis Arrieta y Luis Ernesto Franco, en la primera entrega los vimos lidiar con la idea de que su padre contraería matrimonio con una mujer más joven, pasada de peso y que, además, volvería a ser papá, fruto de su nueva relación.

Como en aquella ocasión, en esta secuela, los prejuicios vuelven a estar en el epicentro del “drama” familiar –la situación es dramática para los personajes, aunque pretende ser cómica para el espectador–. La Abuela, en quien comienzan algunas de las malas costumbres de su prole, está decidida a casarse. La crisis inicia cuando el elegido es Julio (Dino García), quien hasta el momento había fungido como jardinero de la familia.

Esta decisión de la matriarca detona escenas de prejuicio, discriminación y ese clasismo prominente en la sociedad mexicana. La boda de la abuela, no parece estar consciente de su aferramiento a estas prácticas y anacronismos que nos regresan a los aspectos más problemáticos del Cine de Oro: los amores juzgados en términos de clase y educación. Algunos personajes se muestra reduccionistas con Julio, porque, ¿cómo una persona de clase baja puede enamorarse auténticamente de una de clase alta? Seguramente todo debe reducirse a un interés económico.

En ese mismo camino desfila la incorporación de nuevos personajes que interpretan a la familia de Julio, quienes son llevados a la pantalla de plata por Renata Notni, Armando Hernández y Macaria, entre otros. Tristemente, cada uno de ellos es la encarnación de un estereotipo de las historias audiovisuales mexicanas transmitidas previamente en el cine o la televisión –particularmente las telenovelas–. Son personas pobres, honradas, de buen corazón, juzgadas por una sociedad con base en sus gustos, vestimentas y formas de hablar. Pero, a diferencia de lo que ocurrió en Roma, con Yalitza Aparicio, no son modelos de representatividad auténtica de la población a la que supuestamente pertenecen. Se les ridiculiza y sobaja para obtener elementos cómicos en pleno 2019.

A ello se añaden secuencias hiperbolizadas o cuasi fársicas que se desfasan de los propósitos iniciales de la historia dirigida por Javier ColinasLa boda de la abuela, no obstante, sí corrige algunos de los percances presentados en la cinta origen. Las escenas fluyen con mayor química y verosimilitud, algunos puntos cómicos están más pulidos, y se evoluciona en el retrato de sus mujeres gracias a que algunos personajes muestran mayor aplomo y madurez. Es un mosaico variopinto de decisiones y opciones femeninas en la manera de conducirse, pensar, decidir y celebrar la vida. Es decir, desde la abuela, hasta sus nietas o los miembros de su nueva familia, representan a un conglomerado de mujeres en un marco de diversidad y –eventual– respeto.

autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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