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Cine

Halloween – Crítica

18-10-2018, 6:49:45 PM Por:
Halloween – Crítica

Halloween consigue devolvernos a la película original de 1978 y recordarnos por qué ha trascendido y por qué seguimos hablando de ella después de 40 años.

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En el guion escrito por John Carpenter para la ya legendaria Halloween, filme que habría de inaugurar en forma el subgénero del slasher en el cine de horror, el también director se refiere a Michael Myers como «The Shape«: esa forma o silueta que una y otra vez acusa la fantasmal presencia de su Coco. The Bogeyman. Y es que Myers le ha dado forma, sí, a los miedos de varias generaciones de cinéfilos que han encontrado en ese rostro carente de expresión, el vértigo de la nada y de la muerte. Es la forma del horror mismo.

Ciertamente, esta nueva Halloween –es la tercera película de la franquicia en llevar ese título– también posee esa cierta forma del filme estrenado en 1978: han pasado 40 años desde que Myers asesinara a cinco personas la noche de Halloween, en lo que se conocería como The Babysitter Murders. Los fans de la película reconocerán ahí el título original de la cinta, el cual el productor Irwin Yablans le propuso a Carpenter luego de ver su Assault on Precinct 13th en algún festival en Europa. Yablans buscó al joven director para ofrecerle $300 mil dólares –aportados por el productor Moustapha Akkad– y ese título para hacer una película de terror. El resto, como dicen, es historia… una historia que daría lugar a nueve secuelas y muchas más víctimas.

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De eso han pasado también cuarenta años. Dirigida por David Gordon Green y escrita por él y Danny McBride, esta secuela ignora todas las películas producidas desde 1981 y devuelve a Myers al psiquiátrico de Smith’s Grove. Aunque la cinta no da cuenta de cómo habría sido capturado o cómo habría sobrevivido luego de que Loomis (Donald Pleasence) le disparara, lo cierto es que el asesino ha permanecido encerrado desde aquella noche. Es entonces que una pareja de periodistas –podcasters, corrige uno de ellos– llega al sanatorio para tener una entrevista con Myers… llevando consigo la máscara, conservada como evidencia de los asesinatos. Pero Michael no ha pronunciado una palabra en décadas, por supuesto, y la pareja decide así intentarlo con Laurie Strode, a quien encuentran viviendo a las afueras de Haddonfield en una casa que es más búnker que hogar.

Alcohólica, amargada y con dos matrimonios fallidos a cuestas, la otrora inocente niñera se ha preparado durante esos 40 años para esa noche en que él volvería a casa y resulta a la vez trágico y fascinante comprobar cómo un evento así puede trastocar una vida. El tono de la película es, en esencia, realista y mucho han insistido Green y McBride en la manera en que han abordado aquí al personaje: como una survivalista, más que una superviviente, la víctima del estrés postraumático. Por supuesto, Laurie es interpretada de nuevo –su tercer regreso al rol– por Jamie Lee Curtis, quien ha reconocido siempre que debe su carrera a Laurie Strode, a Halloween y a Carpenter. Su presencia aquí le presta a la cinta toda su convicción, además de resultar en una de las mejores interpretaciones: la culminación casi de su carrera. Es, por mucho, lo mejor de la película.

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A partir de ese momento, Halloween sigue fielmente los pasos de la original: el escape de Michael, su inminente llegada a Haddonfield… incluso la secuencia de créditos, en la que una calabaza aplastada va recuperando su forma original, como sugiriendo que esta secuela devolverá a la franquicia a su gloria primigenia. Más que un reboot o una secuela, incluso, esta nueva Halloween resulta así en un eco, una imagen especular no sólo de la original, sino de la saga entera: de los flares propios de la óptica anamórfica –que Carpenter utilizaría en aquella para que la película se viera más cara de lo que realmente era–, a esa cámara errante que parece sugerir la presencia de Michael a cada paso y a guiños en planos y escenas. Esta película es más Halloween que cualquiera de esas secuelas que ahora han sido suprimidas de la existencia. Aunque, al mismo tiempo, se citan para deleite de los fans: la gasolinera que aparece de manera prominente en Halloween 4: The Return of Michael Myers o las máscaras marca Silver Shamrock de Halloween III: Season of the Witch –en la que Michael Myers ni siquiera aparece– son, sí, puro fan service.

Sin embargo, esas referencias sólo consiguen devolvernos a Halloween en 1978 y recordarnos por qué ha trascendido y por qué seguimos hablando de ella después de 40 años: sin caer en el pastiche, la cinta adquiere esa forma original, como una careta. Como una máscara. El que también está de vuelta es Carpenter, productor ejecutivo y responsable –junto con su hijo Cody y el guitarrista Daniel Davies– del soundtrack, un score que si bien recuerda al minimalismo del original, afortunadamente nos remite más bien a Lost Themes y Lost Themes II, los álbumes que Carpenter –en su nueva faceta de rockstar, alejado ya del cine– dedica a películas que jamás habrán de ver la luz de un proyector.

Al final, habremos asistido quizás al último encuentro entre Laurie y Michael y la película no decepciona en ese tercer acto que finalmente la distancia de Halloween 1978 y que, aunado al buen oficio del director, pone a Halloween 2018 muy por encima de cualquiera de las secuelas originales. Esto tampoco era difícil, pues la franquicia siempre fue inferior a las Nightmare On Elm Street y hasta alguna de las Friday the 13th. Dice el Dr. Loomis, en la película original, que no puedes matar al Coco, y la prueba se encuentra en esta nueva entrega: una digna secuela, una película que ha adquirido la forma de Halloween… no menos, pero no más.

autor Periodista y cineasta, es colaborador de Cine PREMIERE desde el año 2002, conductor de Horroris Causa en UAM Radio 94.1 FM y miembro del equipo de Mórbido: Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror. Actualmente imparte las materias de Narrativa, Guionismo y Géneros Cinematográficos en SAE Institute Mexico, así como talleres de guion para cortometraje.
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