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Cine

Gloria Bell – Crítica

20-06-2019, 5:15:55 PM Por:
Gloria Bell – Crítica

Gloria Bell es más jovial y moderna que su versión original, ello obliga a que se pierdan algunas temáticas relevantes.

Cine PREMIERE: 3
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Hay una tristeza tácita e imposible de emular en los ojos de Paulina García, la protagonista de la versión original de Gloria, de Sebastián Lelio. Esa pesadumbre y estado lacónico de vivir la vida se extrañan en la Gloria Bell de Julianne Moore, figura central del remake hollywoodense de la cinta chilena también a cargo del realizador de la ganadora del Oscar, Una mujer fantástica.

Ambas puestas son muy distintas pese a ser dirigidas por el chileno y producidas por él y Pablo Larraín –claro que en ésta también interviene Moore–. La versión original desplegaba un sabor latinoamericano y se mecía en medio de una cámara que parecía respirar al enmarcar las escenas, secuencias y situaciones. En el caso de Gloria Bell no es así, la pauta es la estabilidad, lo cual parece un contrasentido con la vida de esta mujer divorciada pero en busca del amor.

Gloria Bell
La estética de Gloria Bell y Gloria es muy distinta, al igual que las locaciones. Los clubes nocturnos son más modernos pese a ser visitados por personas de la «mediana edad».

Gloria –en ambas versiones– es un alma joven atrapada en el cuerpo de una mujer madura. Romántica incansable, asiste frecuentemente a un club nocturno para bailar los éxitos de su época y, tal vez, con algo de fortuna, encontrar cariño genuino y recíproco. Sin embargo, se conforma con cualquier mínimo intento por cortejarla. No importa quién sea con tal de silenciar su soledad.

Gloria Bell se acicala diariamente, baila, canta mientras maneja al son de éxitos del siglo pasado, se reúne con su familia. Siempre está haciendo algo para no enfrentarse al nido vacío que la aguarda en casa. Siempre está necesitada de compañía. Es inconsecuente si cada individuo que la ronda tiene cierto tufo de patetismo. Los acepta, baila con ellos, ríe con ellos, tiene sexo con ellos… Ante sus ojos Arnold (John Turturro) parece ser distinto, es una puerta para volver a amar. ¿Pero en realidad lo es?

Si bien lo que le ocurre a Gloria Bell y a la Gloria chilena son eventos puntuales, y en muchos casos idénticos –ya sea porque se repiten acciones, tomas, diálogos, afrentas–, son mujeres distintas. El tono de cada obra es propio. Esto se deriva del cambio del elenco, quienes transmiten otro tipo de emociones y entretejen una nueva versión de los personajes. Paulina García –ganadora como Mejor actriz en la Berlinale–, por ejemplo, era una mujer de a pie, con un cuerpo alejado de los esquemas publicitarios, con una belleza propia y auténtica. Era libre en su sexualidad y la cinta de 2013 lo capturaba a la perfección, era más atrevida –había desnudos integrales, por ejemplo–, más libre. Aquella Gloria estaba orgullosa de su cuerpo y su atractivo se cimentaba en la normalidad.

Gloria Bell
Como delata esta imagen, hay una buena cantidad de escenas que se replican en una y otra cinta.

La Gloria Bell de Julianne Moore desvanece aquel concepto. Nos presenta a una mujer adulta cercana a las estrellas hollywoodenses. Batalla en disimular sus dificultades para hacer yoga y tiene sus escenas de amor a oscuras –García siempre las realizó a plena luz–. El vestuario de cada una lanza mensajes distintos sobre cómo se percibe cada protagonista, su estilo y estado emocional. Algo similar ocurre con el personaje de Sergio Hernández y Turturro –el gran interés romántico de Gloria–, pues las arrugas y su ausencia los exponen de distinta manera, están rodeados por una vulnerabilidad diversa.

Gloria Bell –la cinta y la mujer– es más jovial en sus maneras, en sus discusiones, en su quehacer. Sin embargo, en la adaptación perdió los comentarios sociales en torno a la situación del país que acoge la historia. En el caso de Chile se ven las manifestaciones de la población por obtener educación y salud gratuitas. La estadounidense, en cambio, se concentra en una plática sobre armamento en manos civiles, y nada más. Gloria no es Gloria, el tiempo la cambió. La modernidad –y sus circunstancias– la volvieron otra.

autor No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!
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