Ella – Crítica
De Spike Jonze, Her es una obra maestra que no se explica, se experimenta. Joaquin Phoenix demuestra por qué es uno de los mejores actores contemporáneos.
Dicen que toda idea genial en algún momento fue considerada absurda. Y si alguien les hablara sobre una película en la que un hombre se enamora de la voz que emite su sistema operativo con inteligencia artificial, seguramente asumirían que se trata de la más reciente comedia de “alto concepto” de Adam Sandler y Kevin James. Sin embargo, en las diestras manos de Spike Jonze –un cineasta que ya una vez nos hizo creer en la improbable historia de un túnel que desemboca en la mente de John Malkovich– Ella (Her) no es nada menos que una obra de arte construida en perfecta sincronía con todas sus partes.
Comencemos por el guión, el cual nos muestra a un hombre deprimido, sí, pero no una caricatura de la tristeza. Nunca lo vemos a obscuras, tirado en la esquina, con una botella en la mano solo y maldiciendo todo. Porque cuando uno se está divorciando es muy triste, pero igual tiene que ir a trabajar. El Theodore Twombly de Joaquin Phoenix es un adulto adaptado que sabe que la vida continúa. Es difícil, pero ¿qué más puede hacer? Así, tiene amigos, una vida normal y mantiene un buen trabajo escribiendo las cartas de amor y amistad que los habitantes de este futuro no muy lejano ya no tienen tiempo de hacer por sí mismos.
Por supuesto, toda esta verdad en el personaje se debe, y está sustentada casi enteramente, en la interpretación de Joaquin Phoenix –sin duda, ya convertido en uno de los mejores intérpretes que tiene el cine norteamericano contemporáneo. Y la maestría en interpretaciones no se detiene ahí, pues tanto Scarlett Johansson, la voz del sistema operativo que le cambia la vida a Theodore, como Amy Adams y hasta Chris Pratt entregan actuaciones a la altura y con toda la sutileza que merece una de las mejores historias de amor en los últimos (mínimo) 10 años.
De ahí, podríamos elogiar al departamento que prefieran: la calculada y estilizada fotografía de Hoyte Van Hoytema –quien ahora trabaja en la próxima de Chris Nolan, Interstellar–; el diseño de producción, que transformó a Shaghai en un Los Ángeles futurista donde los 20s han regresado; el primer guión original del director (nominado al Oscar) y, claro, la música de Arcade Fire –también postulada por la Academia.
De principio a fin, Ella es una obra maestra que, como las mejores, no se explica, sino se experimenta. Y que coloca la barra muy en alto, para decirles a los demás: “esfuércense más”.