El valet – Crítica de la película con Eugenio Derbez

Tras su paso por un proyecto tan importante como CODA: Señales del corazón, quedó la expectativa de saber cuál sería el siguiente proyecto de Eugenio Derbez. El cómico mexicano se ha ganado un merecido lugar en el cine hollywoodense. Y con El valet, película que ya se encuentra disponible en Star Plus, surge una pregunta importante para todos aquellos que siguen su trayectoria. ¿Es un retroceso o un paso hacia adelante en su carrera? Bueno, la respuesta es un poquito más complicada de lo que parece.

Olivia Allan es una estrella de cine que se enfrenta a una crisis de imagen debido a que un paparazzi la fotografió junto a su amante, un hombre casado llamado Vincent. Por accidente (literal), Antonio, un valet, se encontraba presente en ese momento y también apareció en la foto. Para evitar que su matrimonio se derrumbe, Vincent contrata a Antonio y le pide que se haga pasar por el novio de Olivia con el fin de despistar a los medios. Esto sólo provocará un choque de  culturas que cambiará las vidas y sentimientos de todos.

Hasta aquí podríamos estar ante la sinopsis de una comedia romántica cualquiera que hemos visto hasta el cansancio. Y la verdad es que el trailer tampoco ayuda en lo absoluto, pues la hace lucir como una película bastante mediocre y repleta de chistes sin gracia. Ojo, tampoco es que El valet reinvente las reglas de la comedia y se convierta en clásico instantáneo. Simplemente es una cinta inofensiva con virtudes que a simple vista no parece tener.

Cualquiera que haya visto una película o programa de Eugenio Derbez, sabe exactamente el tipo de comedia que encontrará. Muchas expresiones faciales (en serio, MUCHAS), comentarios en doble sentido (que no siempre funcionan), expresiones comunes dentro de la cultura latinoamericana y referencias que a más de uno le sacarán una risa. Su actuación no es memorable. Incluso podría decir que es más de lo mismo, pero el personaje está bien escrito y no resulta un higadito como en otras de sus películas.

Samara Weaving como Olivia Allan es, probablemente, quien más evolución tiene a lo largo de la historia. Si bien al principio resulta hasta antipática, con el tiempo se gana cierto entendimiento de los espectadores. Ok, el personaje es un cliché andante, pero hemos visto cosas peores, además, logra una sólida química con Derbez. Sin embargo, es la fallecida Carmen Salinas (en su última aparición fílmica) quien de algún modo se roba la película. Su interpretación no se aleja de lo que hizo durante décadas en la televisión mexicana, pero entrega momentos emotivos y su humor se adapta bastante bien con los demás personajes. Afortunadamente, el cliché de la representación latina, aunque presente, no resulta ofensivo o burdo en su tratamiento.

Desgraciadamente, ni el carisma de Derbez ni la emotividad de Salinas logran sobrepasar el principal problema de El valet: un ritmo inestable. La cinta se basa en un éxito homónimo del cine francés cuya duración apenas llega a los 86 minutos. Sin embargo, esta adaptación se toma algunas libertades que estiran el argumento a casi dos horas. Salvo algunos giros en el tercer acto, todos los agregados se sienten como un pretexto para que los actores improvisen o puedan tener al menos algún momento de lucimiento. Pero no siempre es así, 20 minutos menos la habrían favorecido enormemente.

Rumbo a la mitad de la película hay momentos aburridos y situaciones repetitivas que no aportan y cansan. A diferencia de los momentos cómicos, aquellos donde predomina la tristeza se sienten forzados. Hay un momento descarado donde el director Richard Wong y Eugenio Derbez buscan el “aww, pobre” y las lágrimas fáciles de una forma poco orgánica. Desgraciadamente, lo único que consiguen es que el espectador ponga los ojos en blanco.

En conclusión, El valet no es la mejor comedia del año. Vaya, ni siquiera se convertirá en uno de los trabajos más recordados de Derbez. Se extiende más de lo necesario y a los 30 minutos de haberla terminado probablemente se te olvide. Pero en el momento sí funciona como un entretenimiento donde habrá risas, personajes empáticos y situaciones donde la comunidad latina (principalmente) se sentirá completamente identificada.

Juan José Cruz. Soy de los que siempre defendió a Robert Pattinson como Batman y puede ver la misma película en el cine hasta 7 veces. ¿Mi gusto culposo? El cine de terror de bajo presupuesto.