Digimon Adventure: La Última Evolución Kizuna – Crítica de la película
Kizuna otorga a los elegidos y al público un cierre terapéutico a un capítulo importante en sus vidas, mientras les invita a alcanzar alturas más elevadas.
El 1 de agosto de 1999, un grupo niños japoneses que disfrutaba de un campamento veraniego fue transportado súbitamente al “Digimundo”, un plano alterno surgido a partir de datos en la red, que es habitado por criaturas conocidas como “Digital Monsters” o “Digimon”. Desde entonces, Tai, Matt, Sora, Izzy, Mimi, Joe, T.K. y Kari, junto a sus compañeros Digimon, han sido los principales responsables de proteger y mantener el equilibrio entre ambas realidades frente a incontables amenazas. Sin embargo, la película Digimon Adventure: La Última Evolución Kizuna confronta a los “elegidos” con el que quizá sea su rival más imponente a la fecha: la ansiedad, los temores y la incertidumbre que conlleva la transición hacia la vida adulta.
Ambientado cronológicamente cinco años después de Digimon Adventure tri y a poco más de una década de los eventos de la serie primigenia, el largometraje nos presenta a la generación original en una época donde han comenzado a dar sus primeros pasos hacia un futuro ajeno a sus responsabilidades como elegidos, siendo Tai y Matt quienes más batallan para definir el rumbo de sus destinos. Sus días de paz relativa se ven interrumpidos por la llegada de Menoa Bellucci, una académica estadounidense especializada en investigación Digimon, quien les informa que varios elegidos alrededor del mundo han entrado en estado de coma, y sin rastros de sus Digimon por ninguna parte. Un fenómeno que podría estar ligado a un nuevo adversario denominado como Eosmon. No obstante, nuestros héroes descubrirán en el proceso una verdad aún más desgarradora: el tiempo con sus compañeros Digimon es finito y continuar peleando sólo acelerará la desaparición de los mismos.
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De todas las producciones anime dirigidas a un público infantil que explotaron en popularidad entre el público latino a inicios del milenio, Digimon siempre destacó por su capacidad para ofrecer el escapismo de una aventura fantástica, pero sin dejar a un lado la oportunidad para incorporar en su narrativa tópicos que rara vez eran retratados en otras franquicias similares, tales como la exploración de las dinámicas familiares en núcleos no tradicionales, permitirse realizar planteamientos existencialistas, e incluso, abordar la muerte. No es sorpresa que algunos de los primeros proyectos de la saga contasen con la participación de futuros baluartes de la industria como el director nominado al Óscar, Mamoru Hosoda (Mirai, mi pequeña hermana), o la prolífica guionista Reiko Yoshida (Una voz silenciosa). Y el hecho de que sus personajes continúen creciendo a la par de los espectadores abre la puerta para explorar temáticas todavía más ambiciosas.
El primer acto de Digimon Adventure: La Última Evolución Kizuna es un festival de nostalgia, con numerosos homenajes, referencias y guiños, tanto visuales como sonoros, a los cortometrajes, las series y las películas clásicas, que harán rebozar de alegría a tu niño interno. Pero ese fan service no es gratuito, pues permite reforzar la tesis central de esta historia. Una vez que nuestros recuerdos más dulces sobre la franquicia fueron refrescados, Kizuna se transforma entonces en una obra melancólica guiada por la necesidad de crecer, dejar el pasado atrás y seguir adelante. Si bien, la alegoría de madurar al separar a los personajes de un ente simbólico de su infancia no es revolucionaria en el campo de la animación, pocas veces se ha llevado dicho concepto a la pantalla en una forma tan satisfactoria como en el proyecto cinematográfico que celebra el 20º aniversario de Digimon. Al haber atravesado recientemente por emociones similares en carne propia, los fans empatizarán mejor que nadie con el dilema que enfrentan los elegidos.
Aunque el argumento parecería entrar en conflicto con la conclusión canónica de Digimon Adventure 02, la película establece también una salida: un Digimon puede permanecer ligado a su elegido si este todavía posee ese “potencial oculto”. Esto nos lleva a destacar otro planteamiento valioso que podría pasar por debajo del radar. Kizuna invita a su audiencia de jóvenes adultos a abrazar esta etapa de la vida con optimismo, desafiando la falacia de verla como el final. La sociedad nos ha condicionado a creer que toda nuestra existencia debe estar predeterminada y resuelta al entrar a ella; es cuando las cosas no avanzan en la dirección prevista que caemos presa de los arrepentimientos por los errores, los sacrificios y las personas de quienes nos separamos en el camino. Nos volvemos incapaces de avanzar, y las memorias de tiempos más simples se convierten en un refugio autodestructivo. Pero, ¿tiene que ser realmente así? Ciertamente, el graduarse, elegir una carrera o ingresar al mercado laboral son hitos críticos en la vida de cualquier persona, pero siempre vienen acompañados de nuevas relaciones, oportunidades y, en última instancia, la opción de elegir un rumbo completamente distinto si lo consideramos prudente. Tu aventura sólo llegará su fin cuando permitas que termine.
Dicho lo anterior, el guion de Akatsuki Yamatoya (Digimon Adventure; Gintama) puede pecar de ser demasiado predecible. Tan sólo los elementos primarios en la sinopsis ya deberían brindar pistas suficientes acerca del cómo se desenvolverá la trama, sus giros más significativos y el desenlace. Con una duración de 95 minutos, es importante mencionar también que la película se desarrolla primordialmente a través de la perspectiva de Tai y Matt, por lo que el tiempo y funciones en pantalla del resto del reparto es limitado, especialmente, el de una favorita de los fans. El libreto intenta justificar el protagonismo del dúo dinámico en el plano narrativo más allá de la lógica mercadotécnica; sin embargo, queda la sensación de que apostar por otros personajes en la presentación de las problemáticas planteadas habría contribuido a reforzar mejor sus reflexiones cardinales.
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La dirección recayó en manos de Tomohisa Taguchi, quien se ha consolidado poco a poco como una de las voces a seguir de cerca en los años por venir. El realizador había encabezado previamente el reboot de Kino’s Journey y un par de películas de Persona 3 The Movie, y tras su incursión en el mundo de Digimon, su portafolio sigue robusteciéndose con producciones del calibre de Akudama Drive o las próximas adaptaciones de Bleach: Thousand-Year Blood War y la novela de ciencia ficción The Tunnel to Summer, the Exit of Goodbye. Con un storyboard quirúrgico, Taguchi entrega una película con un ritmo eficiente que balancea perfectamente los momentos de camaradería e introspección con las secuencias de acción. El despliegue visual de Yumeta Company (Kaijū Girls (Black)) se alimenta del estilo artístico de Hosoda, pero es actualizado por medio de las técnicas contemporáneas de animación digital en 2D, así como una integración puntual de 3D.
Por su parte, la productora Hiromi Seki, una de las figuras más importantes de la franquicia dentro de Toei Animation, realizó las gestiones necesarias para contar con los regresos de varias figuras clave detrás de las primeras entradas de la franquicia, por ejemplo, Katsuyoshi Nakatsuru volvió como diseñador de personajes, al igual que Kenji Watanabe como diseñador de los Digimon. En tanto, el apartado musical del largometraje rescata piezas como el icónico opening “Butter-Fly”, de Kōji Wada; el prodigioso “Bolero”, de Maurice Ravel, y ofrece una versión con nuevos arreglos de “Brave Heart”. La banda sonora de Harumi Fuuki (Birthday Wonderland) se mantiene fiel al espíritu de la saga, mientras que artistas veteranos como Ayumi Miyazaki y AiM vuelven para deleitarnos con conmovedores temas inéditos como “Sono Saki e” y “Hanarete Ite mo”, respectivamente.
Ahora, hay títulos que, dada la forma en que los consumimos por primera vez, se encuentran arraigados en el imaginario colectivo a las voces que marcaron nuestras infancias. En ese sentido, Toei tomó la decisión de distribuir Digimon Adventure: La Última Evolución Kizuna únicamente con su versión doblada en español latino en cines de la región. Sin duda, escuchar nuevamente las voces de la mayoría del reparto original, como Gerry Meza, Uraz Huerta, Cristina Hernández, Diego Becerril, Mónica Estrada, Víctor Ugarte, Isabel Martiñón o Circe Luna –quien también dirigió este proyecto, con una localización con poco o nada que reprochar–, es un aditivo fundamental para la nostalgia a la que intenta apelar el filme. Aunque en un elenco con tantos veteranos, vale la pena destacar la extraordinaria interpretación de Amanda Hinojosa (Yūki Konno en Sword Art Online II) como Menoa Bellucci.
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Pese a que la película fue promocionada en su momento como la conclusión del viaje de los niños elegidos que cautivaron a occidente, sabemos ahora que el director Tomohisa Taguchi y el guionista Akatsuki Yamatoya desarrollarán un nuevo proyecto fílmico enfocado en Digimon Adventure 02. Por ende, la posibilidad de tener más contenido asociado a las dos primeras generaciones en un futuro no puede ser descartada aún. Pero por ahora, Kizuna es una parada obligada para los fanáticos y una despedida tan cercana a la perfección como podría desearse para una saga con un par de décadas de tradición en la cultura pop japonesa.
Con las dosis exactas de nostalgia, fan service y un núcleo emocional que acentúa aquello que hace a esta franquicia tan especial, Digimon Adventure: La Última Evolución Kizuna otorga a los elegidos y al público un cierre casi terapéutico a un capítulo importante en sus vidas, mientras les invita a alcanzar alturas más elevadas.
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