Buscador
Ver el sitio sin publicidad Suscríbete a la revista
Cine

Casi el paraíso – Crítica de la película

12-09-2024, 9:48:03 PM Por:
Casi el paraíso – Crítica de la película

El largometraje debut de Edgar San Juan como director es una opulenta adaptación de la novela de Luis Spota, que tropieza por su tibieza y desconcertantes bandazos de tono.

Cine PREMIERE: 2.5
Usuarios: 3
Votar ahora:

Ya todos sabemos que, desde siempre, el cine ha tomado elementos de otras artes para nutrir tanto su lenguaje como su repertorio narrativo, principalmente de la literatura. Y con cada adaptación de las páginas a la pantalla –la película Casi el paraíso es la más reciente en el canon mexicano–, cabe hacer una pregunta: ¿para qué?

O, dicho en otras palabras: ¿qué consigue el cine al tomar como materia prima una obra que le precede? En los peores casos, acabamos con “teatro filmado” o recuentos poco imaginativos de una novela, pero en imágenes. En los mejores, una adaptación complementa o incluso “mejora” (lo que sea que eso signifique) a la original: crea algo puramente cinematográfico, reencuadra la obra en un contexto social o histórico distinto, la utiliza para comentar sobre él. Hay varias posibilidades, que suelen ser facilitadas por las llamadas “licencias creativas”.

Película Casi el paraíso estreno.

Para su largometraje debut como director, Edgar San Juan –productor y guionista de títulos mexicanos como Norteado (2009) y Mal de ojo (2022)– traslada a la época contemporánea la clásica novela homónima del periodista y escritor Luis Spota, publicada en 1956.

Se trata de un salto temporal considerable para una novela que critica el ascenso de una burguesía mexicana ignorante que, nacida después del cardenismo y al amparo del gobierno, se arrimaba al árbol de las élites –la nobleza, en este caso– para legitimar riquezas y privilegios adquiridos sin mérito.

En pleno 2024, ¿qué más hay de nuevo?

Quizá no mucho, si consideramos que el guion de Casi el paraíso (firmado por San Juan, Hipatia Argüero y Juan Curi) toma prestada casi la misma estructura y personajes, acomodando a algunos de estos últimos en roles distintos. El texto original nos presenta a dos personajes en dos cronologías distintas, pero entrelazadas: el conde italiano aterrizado en México e infiltrado en su burguesía, Ugo Conti; y el niño Amadeo Pádula, hijo empobrecido de una prostituta en Italia. Es hasta que las historias convergen que descubrimos a ambos personajes como uno solo, la dura infancia de Amadeo como motivador de las estafas de Ugo.

En la película, con Andrea Arcangeli en el rol del conde, dicho elemento de sorpresa es sacrificado por necesidad: el entrelazado de cronologías se lee como flashbacks, entendemos a Ugo y Amadeo como uno mismo de inmediato. Sin embargo, esta misma estructura se presta para mantener la intriga por el pasado del personaje y la resolución de sus enredos. Es, prácticamente, la misma historia. Las licencias artísticas de Casi el paraíso (la película) están en otros sitios.

Están, por ejemplo, en el hecho de que el personaje de Alonso Rondia (Miguel Rodarte) es aquí un prominente político que aspira a la gubernatura de Oaxaca. O que su hija (Karol Sevilla) es una obsesa de su percepción en redes sociales. La mujer que conoce de antemano la verdadera identidad del conde Conti (Esmeralda Pimentel) es aquí la cabeza del equipo de prensa de Rondia.

Película Casi el paraíso estreno.

Todos jugarán un rol en el entramado político de Rondia y sus enemigos, mientras aprovechan los beneficios de su afiliación pública con el supuesto conde, a veces para sus propios fines. San Juan y compañía, pues, trasladan el relato a la política de la era post-Saving Mexico, de los juegos de una opinión pública tan ingenua como la de quienes pretenden moldearla con una portada en la Quién o selfies en redes sociales. Que nuestra clase política se nutre de ignorantes en grado de idiotez, es tan obvio como que el agua moja.

Así que regresamos al punto: ¿qué más hay de nuevo? El problema con la película Casi el paraíso es que pretende ser una farsa, pero en realidad no encuentra mucho qué decir sobre la élite política y económica mexicana. O, al menos, nada que no pueda saberse al ver las noticias rutinarias sobre la corrupción en todos los niveles de un gobierno putrefacto.

Se burla de la obviedad, con una tibieza que más parece pensada para divertir y simpatizar que para incomodar. Esto, de paso, trae consigo problemas en la cohesión tonal. Mientras que la historia situada en Italia se mantiene siempre dentro del drama con tintes criminales, la de México parece existir en el mundo de Luis Estrada, menos la punzante pertinencia satírica.

Hasta cierto punto, podría atribuirse a la idiosincrasia surrealista de la sociedad mexicana, pero en todo el metraje hay decisiones de edición, musicalización, dirección y casting que enfatizan la comedia –la actuación de Sevilla en particular desentona demasiado con las situaciones más serias y complicadas de la historia–.

Casi el paraíso, pues, queda como una adaptación de la novela homónima de Luis Spota loable en la ejecución de su opulenta producción, pero irregular en su tono y tibia en sus pretensiones satíricas. Un producto comercial simpático pensado para acomodarse en la taquilla, sin complementar a la obra que la inspira ni comentar nada relevante sobre el contexto que se inserta.

 

autor Este no es el droide que estás buscando. Crítico y periodista de cine, actual editor en jefe de Filmelier en México y Brasil. También edita el blog de Film Club Café.
Comentarios