Ámsterdam (2022) – Crítica de la película y dónde ver
A pesar de sus ambiciones (y espectacular reparto) la película se pierde en sus propias indulgencias.
Describir la filmografía de David O. Russell como «desigual» es ponerlo delicadamente. Su voz como narrador ha resultado en películas con una espectacular incisividad hacia la naturaleza humana –como en Tres reyes (1999), El peleador (2010) y Los juegos del destino (2012)– y filmes con muchísimo qué decir sobre muy poco en realidad –como la terrible I Heart Huckabees (2004) y la poco interesante y muy olvidable Joy: El nombre del éxito (2015)–. Su nueva película, Ámsterdam, es un rompezabezas narrativo cuya sinopsis (y lista de reparto) es infinitamente más interesante que la película en sí.
Comencemos con lo primero, ¿de qué se trata en la superficie y cuántas estrellas veremos? John David Washington y Christian Bale interpretan a dos amigos, veteranos de la Primera Guerra Mundial, que son acusados de asesinar a una mujer (Taylor Swift). Su inocencia es clara para nosotros como público y, al parecer, limpiar su nombre no requerirá mucho esfuerzo, así que el director más bien nos lleva al pasado y a conocer más sobre su amistad. Ésta comenzó en las trincheras, o más bien, en el hospital al cual ambos llegaron después de ser heridos en combate.
Ahí conocen también al personaje de Chris Rock; al de Margot Robbie y, a través de ella, eventualmente a su hermano (Rami Malek) y a su pareja (Anya Taylor-Joy). Por ahí en la línea temporal original (la del asesinato), conoceremos a una doctora forsense (Zoe Saldaña), a los investigadores (uno es Michael Shannon, el otro es Mike Myers) y a un exmilitar de valores incuestionables (Robert De Niro) que no sólo ayudará a limpiar el nombre de nuestros héroes, sino a descubrir una conspiración fascista cuyos paralelos con la situación actual política en Estados Unidos es desplegada con una falta de sutileza apabullante.
Armar rompecabezas narrativos no es algo nuevo para Russell, quien en 2013 se lució con Escándalo americano, una cinta que con lucidez se transporta del mundo bajo de la mafia, a las investigaciones del FBI y a la descarrilada vida de un estafador profesional.
Aquella cinta, al igual que las obras más exitosas del realizador, cuentan con un elemento que aquí él parece haber olvidado por completo: personajes. Ámsterdam es una película con muchas estrellas, sí, pero más que personajes, esas luminarias de Hollywood parecen más bien representar arquetipos o esbozos de ideas sobre las que David O. Russell tiene muchas ganas de hablar. El guion entonces trata de compensar esta falta de tridimensionalidad en los personajes con detalles «curiosos» y peculiaridades. (La palabra precisa que estoy buscando es «quirks«, pero dice el diccionario que eso no existe en español).
Así, con esa falta de personajes que sean interesantes más allá de lo que hacen y lo que dicen, lo único que nos queda es la esperanza de que la trama sea lo suficientemente interesante. No lo es. Como espectador uno constantemente se está preguntando qué está pasando y por qué está pasando. Hay películas que funcionan justo por eso mismo, pero esta confusión en manos de alguien como Charlie Kaufman o David Lynch se siente a propósito, no como un desafortunado efecto secundario.
Todo esto no es para decir que Ámsterdam sea una película enteramente desechable: tiene sus momentos. No son muchos, pero sí hay momentos de brillantez que sólo se perciben como anhelos de una promesa que la cinta nunca logra cumplir. Aquí «la culpa» habría que echársela a la edición, al engolosinamiento con las ideas propias de un director conocido por sus explosiones egoístas, que no supo cuándo ya había dicho suficiente.
Como nota extra y sólo porque esto siempre hay que celebrarlo: el trabajo de «El Chivo» Lubezki en la fotografía, como siempre, es excepcional.
¿Dónde ver Ámsterdam, de David O. Russell?
Ámsterdam llega a Star Plus el 7 de diciembre de 2022.