Misión Imposible: Nación secreta
Emocionante e intrigante, la nueva cinta de Tom Cruise no defrauda.
La clave para una película de acción está en sus secuencias… pues eso, de acción. Sin embargo, encuentro en el cine actual una tendencia cada vez más prevaleciente de “perdonarles” a las cintas de este género fallas en sus construcción narrativa o (de plano) momentos de verdadero sinsentido con tal de que “entretengan” –utilizando este término de la forma más amplia posible, como sinónimo de la espantosa frase “para apagar el cerebro”– con explosiones, persecuciones y set pieces apenas adecuadamente realizadas. Para muchos quizá sea cierto, pero la verdad es que cuando una cinta de este género logra entregar además de estas cosas una historia interesante, intrigante y redonda, como espectador uno lo agradece aún más.
Este es el caso de Misión Imposible: Nación secreta.
La cinta abre con la secuencia que vemos en el poster, aquél stunt de Tom Cruise amarrado al costado de un avión en movimiento, así que de entrada no hay que esperar mucho para sentir la adrenalina. De ahí en adelante, el filme de Christopher McQuarrie (Jack Reacher bajo la mira, 2012) sólo se detiene para tomar pequeños respiros que fueron bien aprovechados por los guionistas para desarrollar una trama suficientemente intrigante y con una buena dosis de misterios, giros de tuerca y chistes. Como cualquier cinta de espías que se respete debería hacer.
Aunque sin duda sí es un paso hacia abajo de la pasada entrega (difícilmente alguien igualaría el ingenio de Brad Bird en Protocolo fantasma, también creador de Los increíbles), Nación secreta es una digna entrada en una franquicia que Tom Cruise lleva 20 años liderando (y seguirá). Por su parte, Cruise cumple con creces y es imposible no tomarnos un momento para maravillarnos con la eterna juventud de la que parece gozar. El resto del elenco le hace buen soporte, destacando a la misteriosa Rebecca Ferguson y lamentando el hecho de que Jeremy Renner no participa mucho en la acción y (sobre todo) que Simon Pegg resulta un poco apagado. De hecho, los momentos graciosos de Renner brillan más que los de Pegg. Rarísimo, lo sé.
Por el lado nostálgico, esa entrada clásica con la música, la mecha encendida y los vistazos fugaces de lo que está por venir, funcionan de maravilla. Esta es una película que sabe lo que es, para quien va y lo que queremos ver. Así, la fotografía dinámica, la música trepidante (el autor, Joe Kramer entrega un score sólido en esta, la más grande las cintas en las que ha participado) y el carisma de los actores, hacen de Misión Imposible: Nación secreta, si bien no una obra maestra del género de acción, sí una buena opción para los amantes de la adrenalina.