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Cine

En los jardines del rey

14-07-2015, 4:49:13 PM Por:
En los jardines del rey

A Little Chaos es aguantable, pero se queda corta frente a otras en la filmografía de Kate Winslet.

Cine PREMIERE: 3.5
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La historia de Sabine De Barra, personaje inventado para esta ficción, falsa primera mujer en recibir de la corte francesa la orden para diseñar un ambicioso proyecto en los jardines de Versalles, en el siglo XVII, llega a las pantallas estelarizada por la gran Kate Winslet. La brillante ganadora del Oscar reaparece ante las cámaras en esta película que, a pesar de contar con su personaje en casi todas las escenas, en medio de un elenco de predominio masculino, resulta falsa y abusa de los recursos telenovelezcos con que desarrolla su trama.

Para bien, al elenco se suman infalibles astros de talla internacional, como Jennifer Ehle (discreta pero impecable, interpreta a la verdadera y supuestamente influyente Marquesa de Montespan), Matthias Schoenaerts (en los zapatos de André Le Notre, verdadero diseñador de los jardines), Stanley Tucci (divertido y atrevido como el Duque de Orleans) y Alan Rickman. Este último, en el papel del rey Luis XIV, aparece en los créditos también en los roles de director y co-guionista.

«Un poquito de caos», sugerente título original en inglés, es lo que la historia de Madame Sabine despliega ante la corte. Según la película, los excesos del privilegio monárquico inspiraron una búsqueda por algo más natural y espontáneo en el paisaje. Eso sí, el caos debía parecer lo mismo natural que perfecto y ordenado, en una época cargada de adornos, cuando la peluca dotaba de ridícula sofisticación a los hombres dedicados a los trabajos de la llamada realeza.

La película no peca en la mayoría de sus valores de producción: magníficamente fotografiada con los colores pastel que se acostumbran para el barroco, musicalizada casi enteramente con melodías inundadas de cuerdas, lo ya dicho sobre el elenco, así como sus vestuarios y decorados que roban cuadro más de 24 veces por segundo.

Sin embargo, es paradójico que sus mejores escenas, las menos cargadas de explicaciones verbales, las que más consiguen la atención de un público capaz de quedar en silencio ante la proyección, las que aparentan la mayor espontaneidad y que ponen en conflicto parte de este drama, son las menos adornadas con los artificios del cine.

Son también las escenas donde queda patente la propuesta en torno a la situación de las mujeres en la Francia de hace más de 300 años, cuando la corte prohibía hablar de muerte ante el rey.

De cualquier modo, honestamente la película adolece de cierta antigüedad y típico excesivo sentimentalismo. Lo bueno es que sus puntos a favor balancean el relato y consiguen hacer suspirar al espectador conforme se revelan los secretos de su trama y surge algo de romance entre sus personajes.

autor Alejandro estudió en el CUEC; escribe sobre cine desde antes de querer dirigir películas. Sus pasiones son grabarlo todo sin límites, programar películas en cineclubes y los títulos “jamás estrenadas en México”.
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