El secreto de Adaline

Repentinamente, la colorida vida de Adaline Bowman (Blake Lively) se tornó gris. Nacida a principios de 1900, era feliz hasta que la tragedia y la extrañeza tocaron a su puerta. Dos accidentes lo afectaron todo: la muerte de su esposo y años más tarde la suya propia a causa de un accidente en auto y una nevada inesperada. Pero después de que su corazón dejara de latir, un rayo la regresó de ultratumba para dar pie a Los secretos de Adaline (The age of Adaline). 
No, esta no es una historia de terror, sino un drama romántico con acertados chispazos de comedia, en donde la heroína no sigue el canon de la mujer enamorada de las comedias románticas. Adaline es sagaz, inteligente, sofisticada y sabia. Y es que después del accidente dejó de envejecer y lleva más de seis décadas luciendo como una joven de 29 años (lo cual tiene una explicación científica en el marco de la cinta). 

Adaline es huidiza. Cada 10 años cambia de identidad y de lugar de residencia para evitar levantar sospechas. Su estatus es la soledad constante, salvo por el esporádico encuentro con su hija, que bien podría hacerse pasar por su abuela; por los amores fugaces, las amistades truncas y los corazones rotos. Al menos hasta que conoce a Ellis Jones (Michiel Huisman) y su padre William (Harrison Ford).

El director Lee Toland Krieger no presenta un trío protagónico, pues Blake Lively carga con misterio, soltura y elegancia el peso del filme y muestra la paulatina evolución del personaje, ayudada por una certera ambientación y un impecable vestuario. Además, inunda sus ojos de tristeza, secretos y desazón, una existencia de perpetua mentira la carcome. Harrison Ford, por su parte, se muestra vulnerable y frágil, sorpresivo cambio en comparación con su famoso Han Solo, tan en boga en estas fechas. 

Sin embargo, quien no está a la altura es Michiel Huisman, no porque él flaquee en su interpretación, es más bien a causa del fallido planteamiento de su personaje en el guión. Sus apariciones son intermitentes y no permiten que aterrice una fuerte historia de amor con Adaline, que en teoría es el desestabilizador de la trama. De hecho, la historia lineal se ve interrumpida por flashbacks y estas escenas derivadas de las memorias de los personajes están mejor planteados que el presente.   

Los secretos de Adaline aprovecha los elementos que mezcla: realidad, fantasía, amor, desamor, soledad, pero al final son empañados por un argumento mal estructurado que se desdibuja hacia el tercer acto. Las forzadas escenas lo hacen predecible aunque la historia nunca pierda su encantador toque de antaño. 

Mabel Salinas No soy la Madre de los Dragones, pero sí de @Enlabutaca; desde ahí y en Cine PREMIERE estoy en contacto con las buenas historias. Melómana, seriéfila, cinéfila, profesora universitaria, y amante de las bellas artes. Algún día escribiré una novela de ciencia ficción. ¡Unagui!