Focus Maestros de la estafa

Con el estreno en cines de Focus, Will Smith y Margot Robbie protagonizan una película con una trama absurda y circunstancias ridículas.
Cuando un experimentado estafador decide tomar bajo su tutela a una entusiasta y hermosa joven que ansía curtirse en la profesión del robo a través del engaño… Pues el resto simplemente lo podemos deducir. Después de la obligada atracción y tensión sexual, vendrán las deslealtades y las traiciones. ¿O qué? ¿Acaso no son estafadores?
Con una impecable estética, propia de comerciales de opulentos productos, Glenn Ficarra & John Requa, realizadores de una de las comedias románticas más interesantes de los últimos años (Loco y estúpido amor), frenan en seco nuestras expectativas. Básicamente lo hacen con un forzado guión en que la vuelta de tuerca, de la vuelta de tuerca, de la vuelta de tuerca no sólo resulta tediosa, sino alocadamente estúpida. Cero amor.
El principal problema de Focus Maestros de la estafa radica en la pretensión de hacernos creer que las más absurdas y ridículas circunstancias podrían funcionar. ¿Será que en verdad hay gente que acude a partidos de fútbol americano con maletas que contienen cientos de miles de dólares tan solo para prever que alguien quiera apostar con ellos?
Y qué decir de los incesantes montajes de las actividades delictivas del personaje de Will Smith y sus secuaces, que procuran vender como cool y divertido el crimen organizado.
Ni siquiera el indiscutible carisma y encanto de Will Smith es suficiente para sacar a flote una historia tan fraudulenta y exagerada como sus propios protagonistas. Lo mismo decimos de la desperdiciada presencia de Margot Robbie, quien ya nos había deleitado a lado de un estafador mucho más preparado, sofisticado e interesante en la persona de Leonardo DiCaprio en El Lobo de Wall Street.
Eso sí, habría que destacar la participación de Adrián Martínez como amigo, confidente y cómplice que con mérito propio se roba –sin fraude de por medio– las breves escenas que tiene en pantalla, brindando el poco humor que logra llegar al espectador.
Películas sobre artífices del engaño hay muchas. Pero más allá de enumerarlas o mencionar las más evidentes como El Golpe (1971), baste decir que cualquier episodio de Don Gato y su pandilla es más divertido e inteligente que Focus Maestros de la estafa. Así que presten atención.
