Despertar el polvo
La película de Hari Sama, a pesar de tocar temas trascendentales las actuaciones se perciben acartonadas.
En sus dos últimos largometrajes, Hari Sama ha demostrado ser un director cronista, que sigue de cerca a sus personajes y su dolor en espera de pequeños signos de transformación. El suyo es un cine realista interesado en registrar el dolor personal (como en El sueño de Lú) y social. Este último caso es el eje de Despertar el polvo, producción de 2013.
Es una walk movie contemplativa que en poco más de una hora narra la historia de “Chano”, vagabundo de Iztacalco interpretado por el no actor Donaciano Hernández. Durante los primeros 28 minutos de la película se establece su cotidianidad: pasea por las calles de la delegación, recibe comida y alimento de comerciantes, su propia inmundicia y pobreza lo hacen testigo invisible de injusticias o corrupción policial. Ya por las noches duerme en el rincón de su elección.
En el minuto 28, después de ver largas tomas sin cortes, en una narrativa extremadamente lenta y en donde prácticamente no pasa nada más que los insípidos días de este marginado —que camina, camina y camina—, “Chano” se entera que su ahijado fue detenido y enviado tras las rejas en un movimiento orquestado por el comandante que mueve los hilos de la demarcación. Entonces el vagabundo “despierta del polvo” y se reencuentra con el criminal que antes fue.
Su transformación es el vehículo de Hari Sama para exponer crímenes sociales, la corrupción y colusión de un barrio de alto riesgo de Iztacalco, el campamento 2 de octubre, y sus linderos con Iztapalapa. El director pudo filmar ahí porque Donaciano, famoso personaje del lugar por su pasado criminal, consiguió permiso del líder delincuencial. En su cinta incluso aparecen algunos rostros de personas que, al menos en 2013, eran los distribuidores de mariguana de aquella zona roja.
La película se derivó de dos hechos: el encuentro azaroso ente Sama y el pintoresco hombre y de que al cineasta llegaron historias de personas extorsionadas por las autoridades, lo que le motivó a escribir una historia sobre desfragmentación social, abuso de autoridad y violencia en un sitio donde la delincuencia tiene oportunidades siempre y cuando haya una mordida de por medio.
Si bien los temas que plantea la cinta son trascendentales, la mayor parte del tiempo poco ocurre a cuadro. Vemos el peregrinar el “Chano” mediante largos travellings o extenuantes secuencias donde la cámara lo sigue con su espalda en primer plano. Camina, camina, camina para cumplir su autoimpuesta misión. La trama bien pudo condensarse en un corto. Además, tal vez por las complejidades temáticas, tal vez por la inexperiencia del elenco, las actuaciones se perciben monótonas y acartonadas, lo cual mella la interesante propuesta de Hama y los riesgos a los que se expuso para plasmar sus preocupaciones.