En trance

Simon (James McAvoy) trabaja en una casa de subastas, de la cual roba una importante y valiosa pintura junto con sus cómplices; el único problema es que no recuerda dónde la dejó debido a un fuerte golpe en la cabeza. El siguiente paso: hurgar en su memoria.

Con En trance, Danny Boyle regresa su estilo de sobre exposición de colores con un guión que atrapa desde sus primeros minutos. Así, tenemos un director más cercano a la excentricidad de Quisiera ser millonario combinado con la secuencia del robo en la poco conocida Millonarios.

La película se apoya en el viaje que hace el personaje de McAvoy –quien logra una interpretación sólida y creíble–, como un hombre que desconoce su pasado y que lentamente descubre más sobre su personalidad con la ayuda de Elizabeth (Rosario Dawson, quien por momentos se siente un tanto sobreactuada).

Tras un guión lineal como 127 horas, Boyle regresa más a una historia que brinca entre tiempos y realidades en donde su primer acto es una cinta del género heist, mientras que su tercer acto se dedica a develar los secretos detrás de muchos misterios que se presentaron alrededor de la trama –algunos forzados y hasta un poco cliché.

En trance no es el realizador de culto de Trainspotting o Exterminio, sin embargo, sí explora de manera interesante lo oculto de la memoria y a veces cae en momentos atípicos que se alejan de la película que se nos presentó en la primera media hora.

Sergio López Aguirre Stanley Kubrick alguna vez dijo "Para tener una visión más amplia, no sólo vean cine bueno, también el malo" obvio le hice caso en lo segundo y es muy divertido.