WandaVision: el giro más osado a la fórmula de Marvel – Crítica de la serie

Hacer una crítica de WandaVision resulta complicado cuando tan sólo hemos podido ver los primeros episodios de la serie completa. Sin embargo, tan sólo de ver el inicio se puede decir que Marvel y su equipo han configurado un producto innovador quizá no en forma, pero sí en fondo e intenciones. Al mismo tiempo que se adapta una historia que todos conocemos por el material origen de estos personajes, se realiza un homenaje único a los albores de la televisión de comedia estadounidense.

A estas alturas ya todos saben que esta serie llega con una particularidad. Cada uno de sus episodios rememora la estética y las formas de hacer televisión del pasado. Mientras que el primer episodio es una suerte de homenaje a las comedias de situación de los años cincuenta, el segundo hace lo propio con la década de los sesenta y el tercero con los setenta, hasta ir evolucionando a la modernidad. Conforme avanzan los episodios, también progresan la imagen, el formato, el diseño de producción e incluso los métodos histriónicos de los actores.

No vale la pena engañarse y asegurar que el show es algo distinto a lo que Marvel hubiera hecho antes. En el fondo, WandaVision sigue los mismos patrones que ha tenido el Universo Cinematográfico de Marvel hasta el momento, ya que debajo del envoltorio se encuentra el verdadero misterio de la serie y un argumento que tendrá conexión con la siguiente entrega de Doctor Strange. No obstante, lo que Jac Schaeffer y Matt Shakman han logrado es disfrazarlo todo con algo no probado hasta el momento dentro de los cuarteles del estudio.

El show sigue los pasos de Wanda (Elizabeth Olsen) y Vision (Paul Bettany) como una feliz pareja de recién casados, instalándose en una casa ubicada en los suburbios WestView. Pronto descubrimos que ella tiene la capacidad de mover cosas con la mente y él en realidad es un androide, pero a pesar de todo, lo único que buscan es encajar entre sus nuevos vecinos y llevar una vida normal. Por ello les vemos luchando por organizar una enredada cena con el jefe de Vision; o tratando de hacer lo correcto para ser aceptados por la jefa del comité vecinal, entre otras situaciones que son sólo una distracción de algo más siniestro que ocurre al fondo.

Al plantearse desarrollar una serie enfocada en personajes tales como Wanda y Vision, era casi obligatorio utilizar y tomar como punto de partida las ilusiones, las realidades aparentes, los disfraces y todo aquello que huya de la realidad. Bajo dicha excusa, tanto Kevin Feige como Schaeffer, tienen la genial puntada de utilizar el formato de las sitcoms para crear la estética de la serie y al mismo tiempo ponerse referenciales a la cultura de la televisión estadounidense, precisamente, con la primera serie de televisión de este universo.

Es de agradecer el esfuerzo por entregar una combinación de géneros, homenajes, e inspiraciones, mientras dan un paso más en el plan trazado para la cuarta fase de Marvel. No obstante, lo que debe ser digno de mención es el nivel de detalle y empeño que tienen, en la calidad de artesanos, para lograr una atmósfera en extremo acertada a las comedias de situación de antaño.

El episodio de apertura sirve a la perfección para ilustrar el cuidado puesto por Schaeffer y su equipo. Desde la música, los intros y hasta la puesta en escena compuesta de sólo de tres cámaras, nos hablan directamente de series como I Love Lucy, The Dick Van Dyke Show o The Brady Bunch. En todo momento se cuida el espacio, los encuadres y los movimientos de la cámara para igualar a detalle las formas en las que se hacia la televisión de comedia durante aquella época.

Sin embargo, cuando empiezan a asomar las dudas y los momentos siniestros en los que tanto personajes como audiencia, se dan cuenta de que algo no marcha bien, el estilo se rompe y la sitcom desaparece. La narrativa salta las alarmas tanto en lo dicho como en lo visto. Y a pesar de que durante sus primeros episodios la serie se enfoca muy poco en resolver o ahondar en el misterio, el visionado es satisfactorio por su manufactura y por la labor impresionante de los actores.

Al respecto hay que mencionar las habilidades natas de Elizabeth Olsen para la comedia. Su labor histriónica evoluciona conforme lo hacen los episodios y debajo de su rostro desenfadado y carismático, logra mostrar con la mirada el desconcierto que despierta en ella la falsa realidad que le rodea. Por su parte Paul Bettany se entrega de lleno en la comedia y se roba el segundo episodio con un espectáculo de talentos memorable.

Aunque a quien hay que mencionar por sobre todas las cosas es a Kathryn Hahn, una actriz que generalmente ha pasado desapercibida en roles secundarios a lo largo de su carrera. Si bien, aquí su personaje también está al fondo, sin duda su papel como la vecina entrometida, amistosa, sarcástica y alcohólica, es el que se lleva los mejores momentos y los gags más atinados. Aplausos a su interpretación, tan graciosa como sombría, que enlaza a la perfección con el argumento encubierto de la serie.

No queda duda de que WandaVision, fue la mejor producción con la que pudo dar inicio la cuarta fase del conocido universo fílmico de superhéroes. Se trata del giro más osado a la fórmula de Marvel y el paso creativo más arriesgado que el estudio haya dado nunca. Más allá de que el show trate de imitar los estilos de la televisión de antaño, aquí se toman como referencia para crear algo propio. La comedia es fresca, el slapstick y los juegos de palabra ingeniosos están presentes. Y como bonificación, al fondo está un misterio que con toda seguridad nos tendrá elaborando teorías de aquí y hasta el final de la serie.

Los primeros dos episodios de la serie WandaVision estarán disponibles en Disney Plus a partir del 15 de enero y el resto irán llegando semana a semana.

Luis Angel H Mora Mi relación más estable es con el cine, la fiesta y la música. Me encanta escribir sobre cine, conocer gente nueva y compartir ideas. Idealista en todo sentido, supongo que es mi rasgo acuariano de ascendente.