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Cine

Vidas pasadas – Crítica de la película nominada al Óscar

07-03-2024, 12:30:00 PM Por:
Vidas pasadas – Crítica de la película nominada al Óscar

Un nostálgico homenaje a esas historias de amor que se quedaron en el tintero, y con más dudas que respuestas.

Cine PREMIERE: 5
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¿Vivir enamorado de alguien que siempre “se va” o de alguien que siempre “se queda” pero no se puede tener? La respuesta a esa pregunta no es precisamente fácil. Y aunque muchas historias románticas han intentado resolver el gran dilema de los amores que no están destinados a ser, pocas han generado tanto revuelo como Vidas pasadas, ópera prima de Celine Song. Tomando como base algunas experiencias personales, y esa extraña fascinación de los seres humanos por el destino, la realizadora coreano-canadiense explora los sentimientos no resueltos y el poder del amor a pesar del tiempo. Los resultados son demoledores.

Siendo una niña de doce años, Nora deja Corea del Sur junto a toda su familia. Hae Sung, su amigo de la infancia, y con quien ella pasaba gran parte de sus días, resiente la partida de su mejor amiga. Doce años después, ambos se reencuentran a través de Internet. Pero a pesar de la evidente atracción que sienten el uno por el otro, ninguno quiere dejar su presente. Todo se queda en mensajes y videollamadas. Luego de unos años, Hae Sung decide viajar una semana a Nueva York para reencontrarse cara a cara con Nora (quien ya está casada). Y sus sentimientos son sólo una bomba de tiempo a punto de estallar.

Vidas pasadas – Crítica de la película nominada al Óscar

Desde sus primeros minutos, literalmente, Vidas pasadas cautiva con una escena que desata más de una interpretación. Se agradece que Celine Song demuestre las cartas fuertes de la película y revele lo que estamos por ver: un relato catártico sobre las vidas que en un momento soñamos y la realidad a la que nos enfrentamos. Aunque muchos puedan ver ésta cinta como una historia de romance, es la ausencia de éste lo que la convierte en una historia más potente. Esos huecos en la vida de Nora y Hae Sung se llenan de nostalgia e ideas. Y funcionan increíblemente para generar una conexión con el espectador.

El común denominador entre ambos personajes es el silencio. Y no me refiero a que tengan pocos diálogos en la película, sino a que es evidente cuánto han callado sobre lo que sienten, y cómo eso los ha transformado en dos seres que, a pesar de todo, aún se reconocen en una mirada. Greta Lee entrega una tremenda actuación que no necesita de grandes gestos o gritos para mostrar el sentir de Nora. Se acompaña del guion y sus memorables frases, así como de un gran lenguaje corporal, para dejarlo todo en claro (mención especial a esa secuencia en el metro). Lo mismo sucede con Teo Yoo. Su Hae Sung duele por todo lo que no dice, por esa mirada que intenta guardar un amor imposible y no siempre lo consigue. En ambos impera el silencio, pero también la sensibilidad y empatía.

Aunque John Magaro como Arthur, el esposo de Nora, también es parte importante del relato, la directora y guionista lo aleja del camino fácil que pudo tomar. Y dicha decisión es brillante. Mientras la película gira en torno a Nora, Hae Sung y sus vidas pasadas que no derivaron en un presente, Arthur protagoniza más de una escena donde su silencio también lo dice todo. Es fácil ponerse en el lugar de los protagonistas, pero también se entiende la dolorosa posición de un “tercero en discordia”. Uno que, ante la ley, y el pasado de Nora, en realidad no lo es tanto.

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Cada vértice del triángulo que lidera la cinta se presta para una profunda conexión. En Vidas pasadas no hay personajes buenos o malos, sólo un destino que más de uno (dentro y fuera de la pantalla) ha enfrentado. Celine Song aborda el amor con un refrescante toque de realismo. No es esa emoción capaz de derribar barreras de tiempo y espacio, sino un sentimiento igualmente doloroso, inspirador y retador que pone a las personas en lugares difíciles de comprender, pero necesarios.

Un nostálgico homenaje a las historias de amor que quedaron en el tintero y aún generan más dudas que respuestas.
Vidas pasadas – Crítica de la película nominada al Óscar

Además de sobresalir con su guion, Song logra que Vidas pasadas sea una película de gran belleza visual. Su puesta en escena es elegante, juega con lo sombrío, la luz que puede representar convivir con la persona que uno quiere, e incluso con los espejismos que marcan una vida. En más de una escena, y a pesar de filmar en locaciones llenas de personas, su dirección logra crear una intimidad más que necesaria. Hay momentos en los que sólo existen Nora y Hae Sung, y su química es capaz de borrarlo todo. Justo como puede suceder en la vida real.

Si se tuviera que describir Vidas pasadas con una palabra, ésa sería humanidad. En la compleja historia de sus protagonistas se encuentra una mezcla de emociones que lleva la película a lugares muy profundos. Se trata de un relato con miras a convertirse en un clásico del cine romántico, a pesar de que sus protagonistas no hayan vivido tal romance. O al menos no como uno espera. Su argumento es sencillo, pero demuestra un gran trabajo a la hora de diseccionar el amor, el pasado, y esas vidas cuya historia se quedó en el tintero. El “¿Qué hubiera pasado si…?” nunca había dolido tanto. Más si la pregunta aún no tiene respuesta.

¿Dónde ver Vidas pasadas?

Vidas pasadas se exhibe actualmente en cines de México.

autor Soy de los que siempre defendió a Robert Pattinson como Batman y puede ver la misma película en el cine hasta 7 veces. ¿Mi gusto culposo? El cine de terror de bajo presupuesto.
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