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Cine

Un monstruo viene a verme

16-01-2017, 2:21:46 PM Por:
Un monstruo viene a verme

A Monster Calls confirma a J. A. Bayona como un cineasta interesante para crear historias góticas.

Cine PREMIERE: 3
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Las atmósferas góticas parecen acomodarle como anillo al dedo al cineasta español J. A. Bayona (quien dirigirá una nueva secuela de Jurassic World), quien hace unos años sorprendió con su ópera prima El orfanato (2007). Así lo demuestra su reciente drama familiar vuelto fábula oscura Un monstruo viene a verme, una cinta con una atractiva estética expresionista sobre un niño que vive solo con su madre, quien padece cáncer y cuya salud va menguando paulatinamente. Aunque el drama planteado suena a algo ya visto y tratado en innumerables ocasiones, la virtud de Bayona es sumergir al espectador al interior de los miedos de su joven personaje principal, quien se niega a aceptar ante sí mismo la abrumadora realidad que se le avecina (es fácil adivinar hacia dónde va la película), mediante una inmersión a una atmósfera fantástica que le debe mucho al cine de Guillermo del Toro (productor, por cierto, de El orfanato).

Conor (Lewis McDougall) es un chico de 12 años que vive solo con su madre (Felicity Jones) en Inglaterra. Aislado del resto de sus compañeros de escuela (de hecho, sufre abusos), tiene que hacerse cargo de la casa cuando su madre se somete a terapias para combatir el cáncer que padece, lo cual la deja mal por unos días. Hasta que la situación se vuelve cada vez más difícil provocando que intervenga su abuela (Sigourney Weaver), planteándole que él debe mudarse con ella, aunque él no la soporta, pues su padre (Tobby Kebell) ha iniciado una nueva vida en Estados Unidos.

Conor tiene una pesadilla recurrente que involucra a su madre y un socavón que se forma repentinamente. Un día, el viejo y gigantesco árbol que ve desde su ventana aparentemente cobra vida y llega hasta él en forma del monstruo que le da título a la película. Este gigante le advierte al niño que regresará en tres ocasiones, a las 12:07, para contarle igual número de historias. A cambio, la cuarta vez Conor deberá contarle a él una historia, la de su pesadilla.

El monstruo, lejos de asustar, está ahí para ayudar a Conor, quien nunca se arredra con su presencia. Su diseño, cortesía del mexicano Eugenio Caballero (oscareado por su trabajo en El laberinto del fauno), es sorpresivo y atrayente, referencial por momentos al enorme robot de El gigante de hierro y al propio Fauno. La voz de Liam Neeson, de una profundidad abismal, le da un aura de eternidad al personaje. Y Adrián García convierte las narraciones del viejo árbol, a partir del estilo visual que le imprime a las animaciones que las ilustran, en momentos sublimes. Así, estos dos elementos ayudan a que la película, basada en la novela de Patrick Ness adaptada por él mismo, se convierta en una fábula gótica que va más allá del simple drama de crecimiento, maduración y adaptación que finalmente es construida meticulosamente, la película se reafirma todo el tiempo como una fábula. Sus escenarios –la casa de Conor y la de su abuela, el atrio de la iglesia o el hospital– fueron diseñados con una precisión que evoca ambientes sombríos y siniestros en medio de atmósferas grisáceas y desesperanzadoras, una especie de reflejo del drama interior que vive Conor –un chico asustado ante la idea de perder a su madre–, de su encierro ante una realidad que está a punto de aplastarlo, pero también de la pulcritud del cineasta y de las búsquedas del autor de la historia y el guion de Un monstruo viene a vermeUna precisión que parece deliberadamente artificial y que vuelve un poco complicado encontrar al público meta de esta historia: los muy pequeños quizá se pierdan, los adolescentes tal vez la consideren para muy pequeños y los adultos quizá la vean como una fantasía para niños.  

Sin embargo, ante la tragedia recién ocurrida en Monterrey, esta película adquiere un cariz diferente que la vuelve imprescindible para poder entender la complejidad del entramado sociocultural que puede quebrar a un chico y llevarlo a un punto sin retorno. Hay situaciones a las que no pueden hacer frente solos. Necesitan a sus propios monstruos benevolentes que les hablen de la cruel realidad y que les muestren que no todas las personas (o situaciones) que parecen buenas o malas lo son. Una guía en una realidad oscura.

autor Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".
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