Un asunto de familia (Shoplifters) – Crítica
Un asunto de familia retrata la disfuncionalidad de las familias perfectas y la funcionalidad, a pesar de todo, de las familias imperfectas.
Sin pedirlo, la pequeña Yuri encuentra una familia. Sus integrantes: la abuela Hatsue (Kirin Kiki); Nobuyo (Sakura Andô), la mamá; Osamu (Lily Franky), el papá; y Aki (Mayu Matsuoka) y Shota (Jyo Kairi), los hermanos mayores, son una red de apoyo fuera de lo común que, entre sus muchas singularidades, deben robar para poder sobrevivir. Un asunto de familia (Shoplifters), la nueva película de director japonés Hirokazu Koreeda, parece plantear de principio un dilema moral: el robo y sus configuraciones; sin embargo, es a través de la exploración de las singulares aristas de cada personaje que entendemos que una familia no se configura ni por reglas sobre el “bien” y el “mal” y los lazos que la construyen están más allá de la sangre.
Para plantear este mundo, Koreeda narra el encuentro de Yuri con estos personajes, su posterior “adopción” y la nueva dinámica familiar que la hará sentirse protegida ante un pasado violento en manos de sus padres biológicos. En su filmografía previa como Nuestra pequeña hermana y especialmente en De tal padre tal hijo (2013), el director cuestiona y desdibuja los límites que se supone, deben tener las relaciones filiales por medio de las voces corales de sus personajes.
En Un asunto de familia, Koreeda construye a sus protagonistas alejado de la conmiseración para mostrarlos con todos sus vicios y sus malestares. Nadie es perfecto: ni ellos ni su falta de oportunidades, y contrario a lo que sucede en muchas películas que pretenden un retrato marginal, los personajes del director japonés no son “pobres, pero felices” y tampoco conviven con un dejo de resignación. El perfil que construye Koreeda sabe sortear los estereotipos para presentar a este universo como el “sobrante” de una sociedad que, como la japonesa, vive en constante presión para alcanzar un estatus como ciudadano productivo.
En esta visión de la productividad, los retratos del Japón con sus edificios altos, pulcros y modernos, o de los idílicos campos verdes con sus flores de cerezo, son sustituidos por callejuelas, casas sin terminar de construir y una dinámica social precaria en donde las mujeres trabajadoras lavan ropa que jamás podrán comprar y los hombres construyen casas que jamás podrán habitar.
“No es nada. Es normal que nos ayudemos”, dice Nobuyo a una de sus compañeras a la que ayuda a cubrir un retardo laboral. Y es que, a pesar de todo, Koreeda nos habla de una humanidad que está más allá de lo económico, lo político o lo social. Una humanidad imperfecta que ve en la familia, como institución, un campo fértil para hablar de los lados B que existen en el mundo.
Quizá más cercano al suspenso en El tercer asesinato (2017), Un asunto de familia opta por la ruptura del ritmo y el tono cómico hacia un vuelco doloroso que evidencia la disfuncionalidad de las familias perfectas y la funcionalidad, a pesar de todo, de las familias imperfectas: a veces, para estar bien, es mejor alejarse de la familia, y cada uno de los personajes de Koreeda lo sabe: su verdadero núcleo no estaba con las personas que compartían su sangre. Para ellos, el abandono, el maltrato o la violencia significó un paso para encontrar otros lazos que los configuraron como personas.
Koreeda pone en perspectiva de manera transparente cómo todas las acciones “ilícitas” que cometieron los protagonistas, y su eventual descubrimiento, significan una nueva oportunidad para todos, sin embargo, lo que viene a continuación será un panorama incierto, solitario. La reintegración al mundo que todos suponemos es el correcto, sólo abre una brecha existencial para todos los integrantes de esta familia.
La crónica de las aventuras de estos personajes para poder sobrevivir son una crítica sobre la desigualdad social, la hipocresía y la caducidad de las concepciones sobre la familia. La pequeña Yuri encontró una familia, pero al mismo tiempo, y quizá tampoco sin saberlo, encontró su lugar en el mundo.