Superman, la película: Creerás que un hombre puede volar
No es difícil reconocer la trascendencia y alcance de Superman, la película como uno de los más importantes e influyentes filmes de superhéroes.
Los años 70 se aproximaban a su fin. La década que lo mismo había entregado Naranja mecánica (1971), El Padrino (1972), Tiburón (1975) y Star Wars (1977) aún nos deparaba algunas sorpresas. Los pósters preventivos de Superman, la película, de Richard Donner, anticipaban a la audiencia con la frase: “Creerás que un hombre puede volar”. Y lo cumplieron. Todos lo creímos.
Son muchos los aspectos relevantes de Superman, la película pero sin duda el primero a destacar es una adaptación que reflejó amor y fidelidad al cómic original. El minucioso detalle provisto al origen del héroe resultó fundamental y se convirtió en un estándar a seguir, hasta ahora inigualado.
De igual forma se tomaron algunas libertades curiosas, como sugerir los diferentes escudos familiares de Kryptón y justificar así el emblema con la «S» perteneciente a la familia de Jor-El, padre de Kal-El, conocido en nuestro planeta como Clark Kent y Superman.
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Otras licencias más complejas fueron las referencias religiosas. Si bien los creadores del personaje, Jerry Siegel y Joe Shuster, aludían en los cómics a personajes bíblicos como Sansón y Moisés –quien fue colocado por sus padres en una cuna en el río Nilo para salvarlo del faraón–, el guion final de la película inició una serie de analogías al cristianismo. Cintas posteriores –como Superman regresa (2006) y El hombre de acero (2013)– han subrayado dicha alegoría.
Cuando Richard Donner se integró a Superman, la película –reemplazando a Guy Hamilton, quien no podría filmar en Inglaterra por problemas de impuestos–, el trabajo de preproducción ya estaba muy avanzado. Sin embargo, el director no estaba convencido de la visión del proyecto –que incluía efectos especiales poco convincentes–, así que pugnó por muchos cambios. Sus principales problemas con los productores radicaron en que quiso aumentar los costos requeridos para continuar con la filmación: la primera gran producción basada en un superhéroe fue a la vez la película más costosa hasta ese momento, $55 MDD.
Superman, la película le otorgó seriedad a cada una de las tramas: al inefable y funesto destino de su planeta natal; a las vicisitudes de infancia y juventud; automarginación por sus poderes; la necesidad de comprender su origen; a la pérdida de su padre adoptivo. A la vez, el filme contó con ligereza, toques de humor y jovialidad, en un estupendo equilibrio.
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La contratación por sumas millonarias de Marlon Brando como Jor-El y de Gene Hackman como Lex Luthor fueron noticia de primera plana en su tiempo. También la decisión de contratar a un actor desconocido en el papel principal, después de infructuosos intentos por incluir a alguien de renombre. Los histriones famosos temían a la extravagancia del disfraz y al posible ridículo.
Christopher Reeve fue mucho más que un golpe de suerte. Su rostro, complexión física (mejorada para la filmación) e interpretación lo convirtieron en el Hombre de Acero para todos nosotros. Pero también fue gracias a su peculiar estilo para “volar”, dependiendo de las circunstancias.
Suspendido por cables frente a una pantalla azul, Reeve ejecutaba diversas coreografías y movimientos, principalmente con sus brazos, para generar la ilusión. Con los brazos estirados y las palmas abiertas para ir hacia adelante. Los puños indicaban impulso para mayor velocidad. Con elegancia podía bajar el brazo izquierdo o derecho, y alinearlo a su cuerpo para que el vuelo girara en esa dirección. Si alineaba ambos brazos hacia atrás, significaba un vuelo más tranquilo. Es cierto, la vanguardia de los efectos especiales literalmente lo sostenían, pero sus expresiones y lenguaje corporal nos convencieron.
Por su parte, el diseño de arte ha trascendido a tal grado, que la visión de incólume blanco y estructuras cristalinas de Kryptón y la Fortaleza de la Soledad, son parte de una memoria colectiva en torno al personaje.
Superman, la película – Creerás que un hombre puede volar
Y la música. El score de John Williams completo representa uno de los mejores trabajos de su amplia trayectoria. Además de la formidable marcha del tema principal, las composiciones que destacan entre muchas otras son “El viaje a la Tierra”, “Tema de amor” y “El planeta Kryptón”, que se sostienen por sí mismas por brindar una identidad musical a la película que se ha extendido a otros medios.
Superman, la película de Richard Donner es, a la fecha, el gran referente para las películas de superhéroes, que pueden cambiar su inflexión por la seriedad o la comicidad y todo el amplio espectro entre ambas. La estructura básica que planteó sigue siendo el gran legado para el subgénero.