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Cine

Star Wars: ¿el ocaso de una galaxia?

23-12-2019, 8:05:29 AM Por:
Star Wars: ¿el ocaso de una galaxia?

La polémica alrededor de la tercera trilogía de Star Wars ha encendido las alarmas en la galaxia lejana. ¿Estamos ante la debacle de la franquicia o una simple alteración en la Fuerza?

ADVERTENCIA: El siguiente artículo incluye SPOILERS

Star Wars parecía tener elementos para expandirse por siempre. No sólo al futuro, sino también al pasado, e incluso con historias paralelas a la trama central. El sueño nunca había estado tan cerca de cumplirse como cuando Disney adquirió la franquicia para aprovechar todo su potencial.

Pero la que alguna vez fue la franquicia más querida de la historia hoy parece perder impulso. La primera alerta llegó con Los últimos Jedi (The Last Jedi) y su incapacidad para convencer a los aficionados. Más preocupante es el caso de Han Solo: Una historia de Star Wars (Solo: A Star Wars Story), primer spin-off centrado en un personaje clásico y que pretendía recaudar más de $300 MDD domésticos en su fin de semana de estreno. Al final, tuvo que conformarse con menos de $85 mdd que iniciaron el mayor tropiezo en toda la historia de la galaxia lejana.

El camino de El ascenso de Skywalker (The Rise of Skywalker) no ha sido menos complicado tras ser considerada un final indigno para la saga cinematográfica más importante de todos los tiempos. ¿Significa que la Fuerza se ha debilitado? Y más importante aún, ¿hay esperanza para la franquicia?

Solo Alden Ehrenreich

Sobrecarga galáctica

Las entregas de la trilogía original y las precuelas fueron estrenadas con una diferencia de al menos tres años. Tiempo suficiente para generar expectativa alrededor de cada proyecto y reforzarlo con su respectivo merchandising. Disney ha tomado una ruta muy diferente desde que la franquicia está en sus manos, con entregas anuales e intercaladas según se trate de episodios o spin-offs. El caso de Solo fue el más extremo hasta ahora, liberado apenas unos meses después de su antecesora en un esfuerzo por coincidir con el 41º aniversario del filme original.

El objetivo era apelar a la nostalgia, pero la decisión resultó contraproducente. Lucasfilm siempre había esperado el estreno casero de sus títulos antes de arrancar la promoción de sus siguientes proyectos, pero el ciclo se rompió con Solo, cuyo teaser trailer debutó el 5 de febrero. El resultado fue una campaña inferior a los cuatro meses, mientras que los blockbusters contemporáneos suelen tener un mínimo de siete. A esto sumemos que el BD y DVD de Los últimos Jedi llegó el 27 de marzo, lo que obligó a una promoción simultánea de casi dos meses.

La buena noticia para Lucasfilm fue que esto le dio 13 meses para promocionar el Episodio IX e intentar reconquistar al público tras sus recientes controversias. A pesar de ello, los excesos de la saga prometen mantenerse durante varios años.

El estudio ya trabaja en una nueva trilogía fuera del dominio Skywalker. A esto sumemos las dos potenciales secuelas de Solo, así como las series de Obi-Wan Kenobi y Cassian Andor de Disney+.

“Diría que deben aligerar el ritmo porque no quieres sobrecargarla”, declaró Mark Hamill hace apenas unos meses [vía]. “Le dije a Disney, ‘¿En serio? ¿Cinco meses después de nosotros sale [Solo]? ¿No puedes esperar al menos hasta Navidad?’ Pero tienen sus proyectos agendados – están haciendo Marvel y sus películas, pero eso está fuera de mi alcance”.

Luke Skywalker The Last Jedi

Una nueva industria

Star Wars nunca ha sido ajena a la competencia de otras franquicias, pues desde sus primeros años se enfrentó con títulos como James Bond, Superman o Tiburón (Jaws). La diferencia radica en que cada uno de estos títulos iba dirigido a públicos muy diferentes, mientras que sus estrenos estaban separados por varios meses. A pesar de ello, la creciente popularidad de la saga y su dominio en la taquilla anual le valió un estatus de invencibilidad que hoy parece tambalearse ante la competencia.

El calendario está cada vez más atestado de franquicias que se disputan las fechas de estreno, lo que ha obligado a una expansión de las mejores temporadas cinematográficas. El verano 2018 comenzó en marzo con títulos como Ready Player One, Titanes del Pacífico: La insurrección (Pacific Rim: Uprising) y Tomb Raider: Las aventuras de Lara Croft (Tomb Raider), pero se piensa que los buenos números cosechados por Black Panther –fecha explorada por Deadpool en 2016– pronto lo llevarán hasta febrero. El invierno, que alguna vez estuviera limitado a diciembre, se adueña cada vez más de noviembre tras los buenos números de Harry Potter desde 2001.

Irónicamente, Disney ha jugado una parte muy importante en esto. El estudio que antes se concentraba en el cine animado hoy es dueño de Pixar, Marvel y Lucasfilm, y sus propiedades podrían incrementar todavía más ante las negociaciones por Fox. A ello sumemos sus recientes esfuerzos por trasladar sus clásicos animados al live-action.

A pesar de las impresionantes ganancias que representa, el ratón enfrenta un continuo dilema para agendar su calendario de estrenos sin afectarse a sí mismo. Era cuestión de tiempo para que algún filme se viera seriamente perjudicado, siendo Solo el primer condenado. El spin-off galáctico estrenó menos de un mes después de Avengers: Infinity War, lo que desfavoreció su taquilla y el impulso del crossover marvelita. No conforme con ello, estrenó sólo una semana después de Deadpool 2, cuya frescura le ha convertido en una de las franquicias más rentables de los últimos tiempos.

Por un tiempo se rumoró que el contrabandista repetiría la fórmula de sus recientes antecesoras y cambiaría su estreno al invierno. Para su mala fortuna, el lote estaba ocupado por filmes como Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald (Fantastic Beasts: The Crimes of Grindelwald) y Aquaman, así como Ralph el Demoledor 2 (Ralph Breaks the Internet: Wreck-It Ralph 2) y Mary Poppins Returns, estas últimas del propio Disney.

Y claro, un cambio de fecha habría intensificado el nerviosismo del público alrededor de un proyecto que siempre estuvo marcado por el escándalo.

Lando Calrissian Solo A Star Wars Story

Problemas de una galaxia lejana

En el papel, un spin-off de Han Solo lucía como una apuesta segura. Después de todo, las encuestas suelen ubicarle como el segundo personaje favorito de la franquicia sólo detrás del mítico Darth Vader. El estudio parecía tan ansioso por explorar el pasado del héroe, que tal vez se olvidó de un aspecto fundamental: ¿quién podría igualar lo hecho por Harrison Ford?

La interrogante generó un aura de nerviosismo que se intensificaba ante el recuerdo de Hayden Christensen como Anakin Skywalker. La elección de Alden Ehrenreich fue debatida por meses, pero lo cierto es que cualquier actor habría suscitado la misma controversia entre las audiencias. La verdadera preocupación llegó cuando Lucasfilm contrató un coach de actuación, no al inicio del rodaje y en preparación del personaje, sino a la mitad del mismo.

El joven actor no fue el único señalado, pues el proyecto atravesó por toda clase de complicaciones durante su producción: diferencias entre los guionistas Lawrence y Jonathan Kasdan con los directores Phil Lord y Christopher Miller, el despido de estos últimos y la incorporación emergente de Ron Howard que al final rodó más del 70% del filme. Aunque nunca en estas magnitudes, no es la primera vez que Star Wars atraviesa este tipo de problemas.

Gareth Edwards suscitó toda clase de rumores tras una Rogue One que atravesó por un 40% de reshoots; a Josh Trank lo contrataron para una segunda antología pero fue retirado tras sus problemas con Los 4 Fantásticos (Fantastic Four); Colin Trevorrow fue despedido del Episodio IX tras los pobres resultados de The Book of Henry. Más allá de sus respectivas diferencias con el estudio, todos estos cineastas se han caracterizado por tener visiones únicas que les ubicaron entre las grandes promesas de la industria. ¿Por qué no aprovecharlas en beneficio de Star Wars?

Rogue One

Una historia de diferencias creativas

George Lucas siempre imaginó que Star Wars trascendería más allá de su persona y que sus posibilidades se expandirán con el apoyo de diferentes realizadores. La premisa se cumplió con la trilogía original, o al menos eso parecía. Irvin Kershner siempre contó con el apoyo del cineasta durante la producción de El Imperio contraataca (The Empire Strikes Back); no fue el caso de Richard Marquand con El regreso del Jedi (Return of the Jedi), cuyas ideas fueron continuamente desechadas por un creativo receloso de su historia. El resultado fue la entrega más floja de la Trilogía Original.

A pesar de los esfuerzos de Kathleen Kennedy por preservar el legado del creativo bajo la supervisión de Disney, la ejecutiva ha batallado por descifrar cuál sería su mejor tratamiento. La seguridad de JJ Abrams con El despertar de la Fuerza (The Force Awakens) garantizó el éxito taquillero, pero corre el riesgo de tornarse reiterativa con el paso del tiempo; los riesgos de Rian Johnson con Los últimos Jedi generaron una división sin precedentes.

En el caso de Solo, Ron Howard exploró los acontecimientos más populares en el pasado del héroe –su amistad con Chewbacca y la obtención del Millennium Falcon, por nombrar algunos– y los fusionó con giros extraídos del nuevo canon. El resultado se tornó confuso para el público general, mientras que el grueso de los warsies lo consideró poco novedoso.

El final de una era

Tras un par de años turbulentos, JJ Abrams regresó para la dirección de la nueva entrega galáctica, una misión sumamente desafiante al ser el filme que marcaría el cierre de la trilogía y de toda la saga Skywalker. Para ello, el filme retomó la figura de Lord Palpatine, villano principal de la franquicia, interesado en el dominio de la muerte desde antes de la caída de la República y cuyo enorme poderío casi provoca la aniquilación de la Orden Jedi. La decisión resultó incomprensible para un público que no tardó en señalar El ascenso de Skywalker como un filme sin riesgos y que parecía ansioso por suprimir lo visto en Los últimos Jedi.

Nada más alejado de la realidad, pues el propio cineasta explicó que lo hecho por Johnson le dio una enorme confianza, pues “me ayudó a recordar la razón por la cual estamos en estas películas: no sólo para hacer lo que hemos visto antes. No diré que me sentí limitado en 7, pero me sentía con ganas de hacer algo más consistente con la Trilogía Original. En la 9, me sentí deseoso de ir un poco más allá” [vía].

Esto resultó en un filme cuyos riesgos radican en la fusión de toda clase de elementos concebidos durante más de 40 años de historia galáctica en busca de un cierre definitivo. Para ello recurrió a los Episodios VII y VIII como punto de partida con Rey, Finn y Poe en su primera misión conjunta, para luego apoyarse en la Trilogía Original y las precuelas, pero también en los spinoffs con la incursión de un planeta Sith que funge como contraparte de Jedha e incluso el Universo Expandido al referirse a la clonación del Emperador referida en la serie impresa Dark Empire, que formó parte del canon por años hasta que Disney lo suprimió en beneficio de Legends.

Esto no significa que la película no cometiera errores, siendo las relaciones familiares de Rey un hueco enorme en la historia. Sin embargo, dista mucho de ser la primera vez que esto pasa siendo los midiclorianos, el exilio injustificado de Yoda, el desafío en la cueva de Dagobah o el hecho que Luke preservara su apellido a pesar de los riesgos que esto implicaba algunas de las grandes preguntas que nunca han obtenido una respuesta. ¿Cómo explicar la molestia actual?

Star Wars: Rise of Skywalker

¿Una nueva esperanza?

En su momento, George Lucas [vía] aseguró que Star Wars es sobre asuntos de padres, hijos y abuelos. No es sobre naves espaciales, todo es sobre problemas familiares”. La tercera trilogía desafió abiertamente esta premisa, primero con El despertar de la Fuerza que introdujo a Rey como una joven presuntamente ordinaria dotada de grandes habilidades; Los últimos Jedi mostró a un pequeño usando la Fuerza para atraer una escoba; ahora con El ascenso de Skywalker con Finn y sus continuas corazonadas. Al respecto, JJ Abrams ha confirmado la sensibilidad del personaje, y que era esto y no una declaración de amor sobre lo que necesitaba hablar con Rey.

Qui-Gon Jinn ya aludió a la enorme cantidad de sujetos sensibles a la Fuerza cuyos talentos se pierden en la inmensidad de la galaxia cuando revela que si Anakin “hubiera nacido en la República lo habríamos identificado antes”. Esto no ha impedido que el público se muestre renuente a soltar a los atormentados Skywalker al considerarlo una traición a la franquicia, aun cuando la propia trama se ha referido a la necesidad del cambio en incontables ocasiones.

Shmi Skywalker aseguraba que “no puedes impedir el cambio más de lo que puedes impedir la puesta de los soles”; Yoda invitó a “entrenar para dejar ir todo lo que temes perder”; Obi-Wan Kenobi consideró que “muchas de las verdades a las que nos aferramos dependen en gran medida de nuestro punto de vista”.

Tras más de 40 años, es tiempo de dejar ir a los Skywalker. Un momento duro para todos aquellos que han crecido con estos personajes, pero necesario para garantizar la mayor expansión de la galaxia y la supervivencia de la franquicia para futuras generaciones. Una labor que requiera mirar atrás para redescubrir la auténtica esencia de la saga. Después de todo, Star Wars es más que entretenimiento, es esperanza. Ya sea de granjeros espaciales que sueñan con derrotar imperios, contrabandistas que recorren la galaxia en busca de una familia o chatarreras que avanzan al horizonte tras completar su círculo.

La nueva trilogía bajo las órdenes de Disney no fue perfecta, pero tampoco lo fueron las anteriores. Aun así, el público las abrazó, no por su narrativa que fusionó toda clase de historias y mitos, sino por las emociones generadas. Los años pasan y muchos se empeñan en revivir estas sensaciones como la primera vez, algo imposible hasta que el público desaprenda todo lo aprendido en beneficio de esa inocencia que una vez le permitió soñar con caballeros espaciales peleando por el bien de la galaxia.

Rey BB8 The Force Awakens

autor Algún día me uniré a los X-Men, la Alianza Rebelde o la Guardia de la Noche. Orgulloso integrante de Cine PREMIERE desde el 2008.
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