Visita al set de Ant-Man and The Wasp
Un día de septiembre de 2017 viajamos hasta los Estudios Pinewood en Atlanta, para visitar el set más grande jamás creado para una película de Marvel. En aquel entonces la secrecía rodeaba al proyecto, pero aun así pudimos hablar con los creadores y protagonistas de la cinta.
Todo comienza con una búsqueda. O al menos eso es lo que me confiesa el productor Stephen Broussard una mañana de septiembre de 2017 sentado en una habitación repleta de imágenes y modelos impresos en tres dimensiones que recrean algunas locaciones de Ant-Man and the Wasp. Estamos en los Estudios Pinewood, situados a una hora del centro de Atlanta, y a un par de habitaciones de distancia del set más grande que jamás se haya construido para una película de Marvel.
«Scott Lang ha estado bajo arresto domiciliario durante dos años, creo que desde los eventos de Civil War«, me explica Broussard haciendo referencia a la icónica batalla en el aeropuerto en la que un Ant-Man gigante genera los destrozos que eventualmente lo llevarán a prisión. Si se porta bien, pronto lo dejarán libre. Pero Hank y Hope lo buscarán para decirle que necesitan de su ayuda por una razón muy específica: están a punto de encontrar a Janet…
Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer) la esposa del Dr. Hank Pym (Michael Douglas), el científico creador del traje de Ant-Man, desapareció hace más de 30 años al desactivar un misil que iba dirigido a territorio norteamericano.
El evento lo conocemos gracias a la primera película del superhéroe en la que presenciamos el flashback del primer Ant-Man (Pym) acompañado en misión por The Wasp (Janet). Ante una avería en el traje de Pym la mujer tomó la decisión de hacerse subatómica para penetrar la estructura de titanio del misil y así desactivarlo.
Janet no volvió. La mujer se perdió por siempre en el Reino Cuántico dejando un hueco en las vidas de Hank y de su hija Hope (Evangeline Lilly).
Pero Hank jamás dejó de buscarla.
LA ENTRADA AL REINO CUÁNTICO
El set es simplemente impresionante. Recrea un inmenso laboratorio de dos pisos y está lleno de computadoras, monitores y botones. Algunas cosas parecen ser de última generación, pero otras pertenecen a un ayer análogo en tonos de verde monocromático. Hay un panel en el que objetos que deberían de ser pequeños aparecen a gran escala: un clip, una pieza de Lego, la perilla de volumen de un radio viejo, la pinza para cerrar una bolsa de pan. Es un lugar de experimentación con la dimensión de los objetos.
A lo lejos veo la parte central del set: es un largo túnel que se va haciendo cada vez más pequeño. En las paredes y en el techo hay extraños módulos de color café intercalados por celdas de luz blanca y unidos por cables. Al fondo, una compuerta dorada rodeada por unas esferas con una textura que me hace pensar en un panal de abejas. Un carril conduce hacia la compuerta…
El Dr. Hank Pym ha estado experimentando con la estructura molecular de los objetos para alterar su tamaño. El túnel es, quizá, su mayor logro. Sirve como una especie de plataforma de lanzamiento hacia el Reino Cuántico. Un vehículo es colocado en el carril y al avanzar hacia la compuerta su tamaño se verá disminuido hasta volverse subatómico y poder entrar a la dimensión en la que Janet aún podría encontrarse con vida.
Es aquí, justo aquí, en este punto, en donde los héroes iniciarán su búsqueda.
Antes de visitar el set Stephane Ceretti, director de efectos especiales de la película, me habló del Reino Cuántico y del camino que siguieron para crearlo.
«Ya lo habíamos mostrado en la primera parte y también en Dr. Strange. Tratamos de tomar elementos del lenguaje que ya habíamos usado y a partir de ahí nos fuimos clavando cada vez más. No te puedo adelantar demasiado, pero en esta ocasión los personajes pasarán mucho más tiempo en el Reino Cuántico», explica. «En esta cinta vamos a jugar mucho con la escala de las cosas. Ahora tenemos a Ant-Man y a The Wasp juntos. Ahora ambos pueden interactuar entre sí. No siempre serán del mismo tamaño. Si uno es grande, el otro puede ser pequeño. Eso le da a la cinta un dinamismo distinto. También nos permite jugar con los movimientos de la cámara».
PALABRA DE DIRECTOR
Desde un monitor observo una y otra vez la escena que Evangeline Lilly y Paul Rudd trabajan en el día de nuestra visita. Hasta donde puedo entender se encuentran en el laboratorio del Dr. Bill Foster (Laurence Fishburne), uno de los nuevos personajes de la película, quien parece tener un pasado en común con Hank Pym. Foster se encuentra inconsciente y The Wasp corre hasta él para ayudarle. Peyton Reed, el director de la película, da indicaciones entre toma y toma. Él ha estado involucrado con el universo Marvel desde 2015, cuando dirigió Ant-Man y encantó a los fans y a la crítica con un tono ligero que mezclaba acción y un peculiar sentido del humor. Fue ese tono el que hizo que Marvel lo buscara de nuevo para hacer la secuela.
En uno de sus descansos nos permiten hablar con él. «El feeling de esta segunda parte es distinto al de la primera. La secuela es como una especie de road movie. El tono es similar a Huida a medianoche o Después de hora«, me explica. «Es una película de búsqueda y rescate, pero con elementos de las historias de criminales de Elmore Leonard. Aquí hay muchos personajes, no sólo los que conocemos de la primera parte, hay nuevos villanos y antagonistas».
De los villanos no nos pudo decir mucho porque había secrecía absoluta en torno a ellos. Hoy, sin embargo, sabemos que la villana es Ghost (Hannah John-Kamen), un extraño ser capaz de desmaterializarse y atravesar paredes.
En aquel momento, Reed prefierió hablar de The Wasp. «Creo que, aunque no la vimos con el traje puesto, la primera cinta abordó los orígenes de The Wasp. Conocimos bien a Hope van Dyne y vimos cómo lidiaba con un padre sobreprotector tras la pérdida de su madre. En la secuela padre e hija logran resolver sus problemas y finalmente tenemos la oportunidad de verla en su traje. La película celebra su llegada, pero en realidad tanto Ant-Man como The Wasp son los protagonistas. La cinta es de los dos».
PAUL RUDD, DE VUELTA A LA ACCIÓN
Es un buen día para visitar la filmación, pues Paul Rudd lleva el traje de Ant-Man puesto. Contrario a lo que la película nos hace creer, es un atuendo rígido e incómodo. El actor repite el papel que lo sumó al universo Marvel y que le dio fama a nivel mundial. Antes de interpretar al superhéroe su carrera se había concentrado en comedias románticas y series de televisión. De pie, pues con el traje le resulta imposible sentarse, Paul Rudd habla sobre la evolución de la relación entre Scott y Hope.
«Creo que vamos descubriendo nuestras fortalezas y lo que implica trabajar en equipo. No tenemos un buen inicio juntos, pues después de Infinity War yo los metí en problemas al darles notoriedad», dijo Rudd refiriéndose al incidente del Ant-Man gigante. «Conforme avanza la cinta nos vamos entendiendo y relajando».
¿El traje sufrió modificaciones de una cinta a la otra? «Sí. Se supone que el traje de la primera cinta fue diseñado hace muchos años. Así es que tenía muchas cosas analógicas. Además, estaba raspado y maltratado. Para Civil War lo mejoraron un poco. Este es un híbrido entre el primero y el de Civil War. Se parece al original, pero ya no tiene varios de los cables y está mejor cuidado».
EVANGELINE, ABRAZANDO AL PERSONAJE
En una de las escenas poscréditos de Ant-Man el Dr. Hank Pym le muestra a Hope el prototipo del traje de The Wasp que estaba construyendo para su madre y que jamás llegó a usar. El científico le declara a su hija que ahora comprende que en verdad lo construyó para ella y la mujer le responde: “Esperé mucho tiempo”.
Aunque cuando se acerca a platicar con nosotros no viste su traje, sino ropa deportiva, es claro que la espera finalmente ha terminado. Evangeline Lilly no sólo repite el papel de Hope van Dyne, sino que ahora interpreta a The Wasp. Y habla sobre las dificultades de darle vida de nuevo al personaje.
«Narrativamente no ha pasado tanto tiempo entre una película y la otra. La primera semana de rodaje fue una tortura, pues no sabía si lo estaba haciendo bien. Obviamente Hope debería de haber cambiado mucho por el arco narrativo de Ant-Man: reparar una relación que estuvo rota con tu padre por más de 30 años debería de tener un efecto profundo en uno. Yo quería demostrar ese cambio. Pero, al mismo tiempo, no podía ser tan diferente al personaje de la primera parte. Me aterraba no saber si lo estaba haciendo bien».
«¿Ponerse el traje de The Wasp te ayudó a lograr ese cambio?», le pregunto. «Sí. Fue como dar un paso firme hacia la persona que siempre supo que era y ya no sólo soñar con ella y estar siempre en un estado de frustración. Ahora Hope está completamente liberada, realizada y en control de las circunstancias. Y creo que eso es bueno».
La joven aguerrida que en la primera cinta únicamente asiste al superhéroe y a su padre, en esta ocasión pelea en primer plano para encontrar a su madre sin importar a quién se tenga que enfrentar o hasta dónde tenga que viajar.
Porque la búsqueda, esa con la que todo comienza, en realidad le pertenece a Hope Van Dyne.
Y a The Wasp.