Semi-Pro

Una comedia decente que no pasará a la historia como lo mejor de la filmografía de Ferrell, ni se convertirá en un referente dentro del género deportivo, pero que cumple.
A diferencia de muchos comediantes egresados de la televisión, Will Ferrell busca que sus películas tengan un elemento que marque la diferencia, que contenga al menos un momento, un dato, una chispa que sobresalga por encima de otras cintas cómicas, logrando muchas veces el éxito y otras tantas el fracaso, y con Semi-Pro, esta película es un buen ejemplo de ello.
Nos encontramos entonces con el Ferrell y sus comedias tremendamente básicas, con chistes de doble sentido y momentos slapstick. En éste apartado están: Superstar (1999), Ricky Bobby: Loco por la velocidad (2006) y Aquellos viejos tiempos (2003). Cuando la trama es más cercana a la tragicomedia, Ferrell puede ofrecernos trabajos que sorprenden por su interpretación, ahí tenemos a Melinda y Melinda (2004), Más extraño que la ficción (2006) y hasta la fallida Hechizada (2005).
Pero también hay otros filmes que rescatan esa comedia del pastelazo pero que nos llevan a momentos específicos de la cultura popular norteamericana, a través de filmes como El periodista: la leyenda de Ron Burgundy (2004) y ahora Semi-Pro.En esta cinta, nos ubicamos en la década de los 70, aquí Ferrell interpreta al otrora cantante one hit wonder, Jackie Moon. Tras su fugaz éxito en los charts musicales, ahora es dueño, promotor, entrenador y jugador del equipo de básquetbol de los Trópicos de Flint Michigan, en la American Basketball League (contraparte en ese entonces de la National Basketball League o NBA). En eso, reciben la terrible noticia de que la liga se desintegrará, dejando espacio a cuatro equipos para integrarse a la NBA.

Dentro de este marco, podemos esperar todo lo que una comedia ambientada en los 70 puede ofrecer: pelucas afro, patines de dos líneas y un soundtrack de música disco; básicamente vendría siendo un mundo paralelo, y con la debida proporción, de Boogie Nights: Juegos de placer de P. T. Anderson.
El ritmo se mantiene a lo largo de la cinta, más no llega a despuntar en ningún momento. No nos encontramos ante un documento fiel a la historia ocurrida en aquellos años –los Trópicos de Flint Michigan nunca existieron–, pero se rescatan datos que cualquier aficionado al baloncesto y deportes en general, agradece; como las competencias de clavadas espectaculares y tiros de tres puntos que la NBA adoptaría posteriormente.
