Scream 6 – Crítica de la película
Scream 6 tiene todo lo que los fans del slasher amamos: tensión, sangre, muertes y una serie de giros que no vemos venir y nos mantiene adivinando.
Romper las reglas de las películas slasher, jugar con el metacine, usar pistas falsas, poner a una persona diferente detrás de la máscara en cada película y hacer que el público especule sobre quién puede ser el asesino, es algo que sólo la franquicia de Scream ha sabido hacer cada vez mejor con cada entrega. Y Scream 6 tampoco es la excepción.
En este nuevo capítulo, nos apartamos de Woodsboro y acompañamos a nuestros cuatro sobrevivientes -Sam Carpenter (Melissa Barrera), Tara Carpenter (Jenna Ortega), Mindy Meeks-Martin (Jasmin Savoy Brown) y Chad Meeks-Martin (Mason Gooding) a la Gran Manzana. Pero sus planes de comenzar desde cero se ven frustrados con la llegada de un Ghostface más sanguinario que ningún otro.
Al igual que su antecesora, Scream 6 ha logrado llevar el mundo de la metaficción a un nuevo nivel. Pero sin olvidarse de los pequeños detalles que han hecho especiales a cada una de las entregas pasadas de la franquicia.
De inicio, acierta en establecer a Nueva York como su nuevo escenario —paralelismo de lo que hizo Scream 3 en Hollywood—. Sin embargo, sabemos que la Gran Manzana no fue una elección al azar. Y es que no hay cosa más terrorífica que leer “En una ciudad de millones, nadie te escuchará gritar”, tal como lo apunta su tagline.
Lo vimos en el trailer y lo vemos en la película: la escena del metro de Nueva York. Tan sólo en ese instante, la película nos paraliza y hace un análisis de que en las grandes ciudades todo el mundo siempre está haciendo lo suyo. Si alguien pide ayuda, es muy probable que, ni por error, nadie acuda en su ayuda. La gente ya es incapaz de mirar lo que pasa a su alrededor —paralelismo de lo que hizo en Scream 2 en la secuencia de apertura al interior del cine—. Algo así como el individualismo perpetrante.
Desde el otro extremo, tenemos a nuestros cuatro sobrevivientes que intentan a cuentagotas lidiar con el trauma y el escrutinio público, pero siempre apoyados el uno con el otro. Aquí, la dinámica del grupo se siente mucho más orgánica, permitiéndose jugar con el humor y hasta el romance para hacer de la película algo completamente suyo.
También podría interesarte: Scream 6 – Trailer, estreno y todo sobre la película con Melissa Barrera y Jenna Ortega.
Por supuesto que la película se erige desde el legado que la precede, pero Scream 6 poco a poco deja de depender de la nostalgia. Si se cruzó por nuestras cabezas que la ausencia de Neve Campbell (Sidney Prescott) representaría la caída en picada de la franquicia, nos equivocamos.
Sin tantos rodeos, los directores Tyler Gillett y Matt Bettinelli-Olpin (Boda sangrienta, 2019) han sabido justificar la ausencia del icónico personaje. Y aunque la echamos de menos, Scream 6 sabe que ya es momento de establecer a una nueva generación de supervivientes sin transgredir en ningún momento la esencia de la franquicia. Melissa Barrera y Jenna Ortega están ahí para demostrarlo y ya saberse como las final girls del mundo moderno.
Como ya es costumbre, la película nos entrega una peculiar escena para explicarse a sí misma y autodenominarse como una franquicia donde, entre muchas cosas, hay más presupuesto y los viejos personajes ya son desechables (¡auch!). Aunque no del todo.
Kirby Reed (Hayden Panettiere) es uno de los regresos más loables de esta entrega. Y tampoco podía faltar Gale Weathers (Courteney Cox), quien con toda la personalidad cínica de su personaje —y pese a su poco tiempo en pantalla—, nos regala una de las secuencias más mortificantes de la película.
Con un ritmo frenético y desenfrenado, Scream 6 tiene todo lo que los fans del terror y slasher amamos: tensión, sangre (mucha sangre), muertes brutales, un toque de comedia y una escena de apertura despiadada que nos va preparando para una serie de giros y sorpresas que no vemos venir y nos mantiene adivinando.
Scream 6 se sigue adaptando al mundo moderno, pero sin olvidar su esencia. No cabe duda de que los viejos personajes (que tanto hemos amado) pasan la antorcha a los nuevos personajes de la forma más digna posible para amarlos por igual.
Con la dirección de Tyler Gillett y Matt Bettinelli-Olpin, no cabe duda de que el legado de Ghostface queda en buenas manos.