¡Salve, César!
La nueva película de los Coen es una carta de amor al cine, con grandes estrellas como George Clooney, Josh Brolin y un fantástico novato, Alden Ehrenreich.
La más reciente película de los hermanos Joel e Ethan Coen, ¡Salve, César! es una especie de carta de amor a una amante ingrata y latosa, a quien es prácticamente imposible abandonar porque, sin ella, la vida entonces se volvería monótona, predecible y un tanto abrumadora. En este caso, la amante es el séptimo arte y el hombre que desesperadamente busca abandonarla es Eddie Mannix, un alto ejecutivo que trabaja para uno de los estudios más importantes del Hollywood de la década de los 50. Dicho personaje, interpretado por Josh Brolin, quien, al igual que George Clooney, es ya un favorito de los hermanos Coen, está inspirado en el productor y ejecutivo Edgar Allen John Mannix, quien de los 20 a los 60 años de edad trabajó para los estudios MGM y saltó a la fama por tener una habilidad nata para sacar a toda celebridad de los “problemillas” que la fama suele generar.
Mannix aquí, sin embargo, es un alma torturada que debe elegir entre seguir haciendo aquello que le encanta –mantener al estudio y a todas sus celebridades en orden– o renunciar y optar por un trabajo mucho más seguro que le permitiría estar en casa temprano para disfrutar a su familia. Y es así como en poco más de 24 horas Mannix nos lleva de la mano por una historia con tintes de film noir que además nos da probaditas de otros géneros como el western, los musicales, las comedias y los dramas de la época de oro de la industria. Su búsqueda personalísima nos deja ver lo mejor y lo peor del Hollywood de antaño… y también de hoy.
Pero, como dije al principio, esta es una carta de amor a una amante ingrata –de ahí que Mannix se enfrente a una decisión tan fuerte– y, como tal, sus defectos aparecen poco a poco, acto tras acto.
Clooney, quien en esta ocasión desafortunadamente no nos da más que su encanto, interpreta a Baird Whitlock, uno de los actores más queridos por el estudio. A punto de concluir el rodaje de la película dentro de la película –también llamada ¡Salve César!, una épica sobre la muerte de Jesús–, Whitlock desaparece. Los culpables son unos de los secuestradores más amistosos que probablemente se han visto en el cine (y no hemos de decir más para no arruinar la historia). Son ellos quienes nos recuerdan que estos son los 50 y que el miedo a la Guerra Fría permea al mundo.
Y es que a la amante a la que le escriben Joel (nacido en 1954) e Ethan (nacido en 1957) se le reclama de todo, porque la película parece ser también una oda a la adolescencia y niñez de estos directores y escritores. Los Coen crecieron con el temor a la posibilidad de una guerra contra la URSS y la bomba atómica, los westerns, las actrices con cuerpo y voz de sirena y los musicales que te abrazan el corazón con su inocencia y ternura. (Para los fanáticos del musical –o de las películas de Magic Mike– algunos de los mejores minutos de la película son cortesía de Channing Tatum bailando y cantando en una cantina con un grupo de marineros).
Aunque es Brolin quien lleva el mayor peso actoral de la película, no debemos perder de vista que ¡Salve, César! es un ensamble actoral. Scarlett Johansson como la célebre actriz DeeAnna Moran, Ralph Fiennes como el exigente director Laurence Laurentz (inspirado en Sir Laurence Olivier), Tilda Swinton como las periodistas Thora y Thessaly Thacker, Frances McDormand como la editora C.C. Calhoun y Jonah Hill como el prestanombres Joseph Silverman están en el filme para recalcarnos que el séptimo arte es un esfuerzo de equipo, pues todos en teoría deberían brillar con la misma luz, sin opacar a los otros, incluidos los periodistas… por molestos que podamos llegar a ser para obtener una nota.
Eso sí, cabe destacar la actuación del carismático Alden Ehrenreich, quien interpreta a Hobie Doyle, un actor de western a quien el estudio ha decido convertir en actor de drama. Ehrenreich le roba la pantalla a Brolin y a Clooney en un par de ocasiones. Aunque aún es muy temprano para empezar las apuestas, Ehrenreich podría competir para los Globos de Oro y posiblemente para el Oscar como Mejor actor de reparto. Pero, ¿es ¡Salve, César! la mejor película de los hermanos Coen a la fecha? No, no lo es y para algunos será de aquellas que pasan al olvido rápido, pero para los cinéfilos será memorable. De lo que no cabe duda es que esta cinta es una obra de amor que tanto sus directores como actores disfrutaron hacer, y por tanto hay mucho que aprender y apreciar en cada una de sus escenas y de sus guiños a prácticamente todos los géneros cinematográficos.