Baaría
A pesar de una interesante trama y una producción impecable, nunca nos sentimos del todo atrapados en el universo de Tornatore.
Baarìa, la película, es un ambicioso melodrama de corte épico. Cuenta con todos los ingredientes que enfatizan a gran escala las aventuras y desventuras de nuestro héroe: una historia que trasciende a lo largo de las décadas, grandes escenarios, impresionantes recreaciones de época, secuencias multitudinarias, desgarradoras calamidades, amores y desamores. Todo por supuesto fotografiado de manera vistosa e impecable, con una banda sonora acorde a la epopeya.
El dato de rigor es que al poblado de Bagheria se le conoce como Baarìa en modismo siciliano y que es, ni más ni menos, el lugar donde nació el Director y Guionista del filme Giuseppe Tornatore. Se trata pues de un relato de corte autobiográfico, ensalzado de ensoñación con música de Ennio Morricone.
A pesar de todo lo anterior, y de una atractiva edición con ingeniosos intercortes que nos desplazan en el tiempo y en los espacios de los distintos personajes, nunca nos sentimos del todo atrapados en el universo de Tornatore, plenamente exaltado en dos horas y media de duración.
Y no porque no sea interesante. La vida siciliana desde antes de la Segunda Guerra Mundial, el atroz paso del fascismo, la llegada de los aliados, el ascenso del Partido Comunista o la intrincada injerencia de la Mafia son el escenario de la existencia de Peppino y las distintas generaciones de su familia. Pero la conexión emocional del espectador con los sucesos de la pantalla no se acerca siquiera a la que el propio realizador concibió muchos años atrás con su Cinema Paradiso. Y eso que la alusión a la experiencia del cinematógrafo también está presente en Baarìa.
–Carlos del Río