Rendirse jamás – Crítica de la película
Lo más doloroso de este vacuo filme es su duración de casi dos horas.
La película Rendirse jamás (Never Back Down), es protagonizada por Sean Faris, Evan Peters, Djimon Hounsou, Amber Heard, Cam Gigandet y Leslie Hope. La trama de la película Rendirse jamás gira alrededor de un bien intencionado pero problemático adolescente que se muda con su familia (madre viuda y hermano menor) a la ciudad de Orlando en Florida. La difícil y consabida integración al ambiente preparatoriano gringo se complica aún más cuando Jake (Sean Faris) es de alguna forma prácticamente obligado a incorporarse al mundo de las peleas clandestinas. Por supuesto, la película se esmera en dejarnos claro que, según esto, esas luchas callejeras imponen la moda en la juventud bien acomodada del centro de Florida.
La película Rendirse jamás fue dirigida por el realizador y actor Jeff Wadlow, quien algunos años más tarde regresaría al mundo de la violencia en pantalla al frente de la secuela de la cinta de superhéroes, Kick-Ass 2.
Los salvajes pleitos de la película Rendirse jamás se basan en una mezcla de lucha libre con artes marciales, y Jake tendrá que madurar tanto a golpes (literales), como a través del reflexivo y duro entrenamiento de un maestro de estas disciplinas. Lo que sería un Yoda para Luke Skywalker en Star Wars o un Mickey para el Rocky de Sylvester Stallone. La inútil pretensión de esta película de fórmula –en la que a la menor provocación cualquier canción transforma una escena en video musical– es la de trascender en algo así como un Karate Kid para la generación YouTube. Sin embargo, lo único que logra es fracasar en todos los frentes.