Toy Story – Crítica
¿Vale la pena verla nuevamente en cine? La respuesta es un rotundo sí.
Nuestros juguetes están de vuelta a la pantalla grande, esta vez la película de Toy Story regresa para aprovechar el boom del formato en 3D, para recordarnos todos los buenos momentos que hemos vivido con ellos a lo largo de 14 años y de paso, ir calentando motores rumbo a la tercera entrega de la franquicia. Aunque actualmente la mayoría del público ha disfrutado de este filme –muchos en más de una ocasión–, la gran pregunta con este reestreno es ¿vale la pena verla nuevamente en cine?
A pesar de ser un filme relativamente reciente, Toy Story es indudablemente más que una película un gran clásico de la animación computacional, algo similar a lo que Blanca Nieves es para la tradicional. Además de ser la primera en su género, sus personajes son entrañables y sin importar el tiempo, mantienen esa capacidad para conmovernos y de paso recordarnos a nuestro juguete favorito de la infancia.
Por su parte, uno pudiera pensar que la animación puede lucir obsoleta después de 14 años –especialmente ante joyas recientes como Wall-e y Up–, sin embargo, el 3D logra resaltar considerablemente el realismo en cada escena, haciendo más evidentes las texturas en los personajes y sus alrededores, pero sobre todo, aumentando notablemente el dramatismo de momentos claves, como la primera aparición de los juguetes mutantes –nunca fue tan aterradora–, o el espectacular vuelo final de Woody y Buzz.
Así que, ¿vale la pena verla nuevamente en cine? La respuesta es un rotundo sí.