Terror en lo profundo – Crítica
Una cinta sin carácter, ambiciones, ni talento.
No tiene nada de malo ver a un grupo de amigos de Justin Bieber con cuerpos perfectos y semidesnudos en la pantalla; ni tampoco presenciar actuaciones tan malas que son dignas de una pastorela de secundaria. Tampoco tiene nada de malo una historia con un guión aprobado durante su primer borrador; ni tampoco una trama que mezcla Hostal + Saw en los pantanos de Estados Unidos. Lo que sí es deplorable, es que un filme cuyo único objetivo es brindar un entretenimiento dominguero y hacernos gastar dinero en 3D… sea tan, pero tan aburrido. Hay un momento en que no sabes si los tiburones creados en CGI abren tanto la boca para atacar a una indefensa chica en bikini… o si lo hacen porque al igual que nosotros, bostezan por estar completamente aburridos.
Terror en lo profundo es una película sin carácter, ambiciones, ni talento. Su único atractivo es que al no poseer una trama que necesite de personajes realistas (cada uno es un cliché de las cintas de terror que conocemos y hemos visto por los siglos de los siglos), la acción empieza casi de inmediato.
Un grupo de amigos universitarios deciden pasar el fin de semana en una mansión ubicada en un pequeño lago salado cerca de Nueva Orleans. Desde que llegan a esta casona (en un paupérrimo montaje digno de un video de musical de alguna banda juvenil de los 90, con cámara rápida y luego tomas lentas para poder apreciar el cuerpo de los actores) comienza la matanza: uno de ellos es atacado por un tiburón que le arranca el brazo… sí, únicamente lo hace por diversión pues ni siquiera se lo come ¿Te suena raro? No te preocupes, la cosa se pone mucho peor.
Ya que el muchachón en cuestión está perdiendo mucha sangre, algunos deciden tomar un bote para intentar llevarlo al hospital (aparentemente en esta casa de lujo no hay teléfono, y mucho menos recepción para utilizar sus celulares). Mientras navegan por los pantanos, son atacados por tiburones que destrozan el motor de bote y logran hacerlo explotar.
Pero ¿creen que esto es ridículo? No respondan hasta que conozcan otra subtrama que involucra cine snuff, La Semana del Tiburón de Discovery Channel, rednecks racistas y sádicos, así como un grupo de escualos tan inteligentes que hacen ver a Caesar de El Planeta de los simios: (R)evolución, como un simple chimpancé amaestrado de un circo de provincia.
Comparar la película de Terror en lo profundo con alguna cinta similar o del género sería un insulto. Vamos, ni siquiera es permisible encontrar alguna similitud con la joya que es Tiburón, pero tampoco sería válido hacerlo con su prima-hermana-fílmica, Piraña 3D. Ese largometraje de Alexander Ajá, era un homenaje de mal gusto al cine de Serie B, plagado de humor involuntario, chicas desnudas y una pizca de gore.
Esta película carece de cualquiera de estos elementos y los suple por cinismo y una falta de respeto al público: si vas a pagar más dinero por un boleto en 3D, el espectáculo debería valer la pena. Terror en lo profundo no lo cumple con sus escenas políticamente correctas (la clasificación PG-13 es la culpable), predecibles y que hacen pensar lo siguiente: ¿Qué prefieres… ser comido por un tiburón mal hecho en CGI… o seguir en tu butaca viendo este show de pésima calidad?
No se sorprendan si varios abandonan la sala antes del final de la película.