Reminiscencia – Crítica de la película
Con grandes ideas, pero ejecución dispareja, Reminiscencia, sin duda, será un clásico de culto.
Hablar sobre cine de ciencia ficción significa sumergirse en un mar de ideas provenientes de múltiples mentes. Pero, aunque se trata de un género con muchas aristas, existe un tema que continúa cautivando a cineastas: el pasado. La película Reminiscencia, de Lisa Joy, es la más reciente propuesta narrativa centrada en un futuro en el cual es posible revisitar los recuerdos más preciados. El resultado es ciertamente interesante. No por su historia, sino por sus personajes, su entendimiento de la psique humana y su perspectiva sobre el porvenir de una sociedad que, a pesar de los avances de la ciencia y la tecnología, se aferra al retroceso.
Conocemos a Nick Bannister (Hugh Jackman) y Watts (Thandiwe Newton), quienes operan un aparato que permite a los usuarios revivir sus momentos felices o apasionados. Un día, conoce a Mae (Rebecca Ferguson), una cantante de un club que acude a su negocio con la intención de adentrarse en los recovecos de su memoria. Ella quiere recuperar algo que extravió. Nick se obsesiona con ella y comienza un viaje lleno de vacíos y secretos. Como escenario: un Miami azotado por la violencia y el crimen.
La mayoría de los elementos ya han sido vistos varias veces en películas como El piso 13, Matrix (ambas de 1999) o Minority Report: Sentencia previa (2002). De hecho, en todo momento se percibe la deliberada decisión de referenciar diversos proyectos neo-noir de principios de los 2000. Aunque pronto descubrimos que el conjunto no tiene las mismas intenciones. En las otras obras se diseñaron como “advertencias” a lo que las novedosas máquinas serían capaces de lograr –o destruir–. En el universo construido por Joy se percibe todo menos asombro o cautela. Aquí, a los aparatos no se les valora, sólo se utilizan. Sin más. Pagas, obtienes sus beneficios y te vas, porque así es.
La creadora de Westworld demuestra que, aunque queramos adoptar nuevos estilos de vida, no existe sensación terrenal que pueda ser remplazada por circuitos. Se agradece que, a los pocos minutos, la cinta deja muy claro que la tecnología sólo servirá como caballo de Troya para plantearnos que, cuando menos lo pensemos, la oscuridad nos puede alcanzar. ¿Hasta qué punto debemos anhelar lo que perdimos hace tiempo?
Por la forma la que está escrita, la película Reminiscencia resulta cautivadora al presentar personajes bien delineados y tridimensionales cuyas acciones siempre cambian. Es imposible que el público forme alianzas con los protagonistas. La sensibilidad que la realizadora –encargada también del guion– tiene para crear arcos creíbles es notable, además de que las interpretaciones, en especial las de Newton, Ferguson y Jackman, ayudan a que todo adquiera un realismo palpable. Quien también sobresale es Marina de Tavira, con un rol que si bien es corto, refleja a la perfección los ficticios –pero muy peligrosos– estragos de soñar con lo que no será. Eso sí, es una decepción que los personajes de Daniel Wu y Cliff Curtis estén demasiado caricaturizados.
Por otro lado, el filme peca de querer abarcar muchas cosas. Aunque su duración de poco más de dos horas es suficiente para lograrlo, la idea sólo logra sostenerse durante una hora y media. A partir de ahí, lo que iba bien como un thriller de intrigas se cae. Desde entonces, se convierte en una suerte de epopeya criminal con tintes de acción. Quizá si se hubiera recortado y editado mejor para reestructurar la narrativa, todo hubiera estado a punto en este apartado.
A simple vista, parecería que la película Reminiscencia, de Lisa Joy, es más de lo mismo, pero lo cierto es que tiene múltiples capas. La creativa trabaja con maestría al predecir lo que puede suceder si nos estancamos en una realidad que no es la nuestra. Con grandes ideas y actuaciones excepcionales, estamos ante una ópera prima que, sin duda, será un clásico de culto. Su ejecución es dispareja, pero hay más, mucho más para analizar.
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