Misión imposible: Sentencia mortal – Crítica de la película
Misión Imposible 7 honra las técnicas del cine de antaño mientras les inyecta una frescura contemporánea vigorizante.
Tom Cruise no se detiene. Ha demostrado una gran cantidad de veces que, para él, el público siempre es primero, no importa el costo. Se han dicho muchas cosas sobre cómo arriesga la vida para entregar las mejores escenas de acción. Sin embargo, resulta sumamente reduccionista basar el éxito de sus más recientes trabajos sólo en ése aspecto. Esto queda claro al ver la película Misión imposible 7: sentencia mortal, que triunfa porque mantiene la fidelidad a un concepto sumamente bien armado, que es el del blockbuster artesanal. Honrar las técnicas del cine de antaño mientras les inyecta una frescura contemporánea.
Esta fórmula ya está probada. El actor, el director Christopher McQuarrie y el resto del equipo de producción se disponen a hacer lo que han hecho por años. O sea, convertir elementos extremadamente simples –que comúnmente serían poco atractivos tras repetirse hasta el cansancio– en viajes alucinantes que se tienen que ver a como dé lugar.
Como ejemplo, lo que sucedió con la muy celebrada Top Gun Maverick (2022). No se trata de una historia compleja o indescifrable, sino de algo por demás clásico. ¿No habíamos visto ya la historia del heroico piloto que convive con sus colegas en la academia y pasa por un entrenamiento para sortear obstáculos de vida o muerte? Sí, pero nunca con tal nivel de ejecución. Esas tomas aéreas en gran formato, esos stunts análogos, esa actitud de osadía que traspasaba la pantalla.
Aquí, sucede lo mismo. Simple y sencillamente, el conflicto en esta ocasión es que ha surgido una poderosa inteligencia artificial que se infiltra en sistemas digitales de defensa internacional. Pronto, comenzará a revelar secretos y verdades invaluables. Obviamente, todas las élites mundiales buscan hacerse con el control de dicha inteligencia, conocida como La Entidad. Pero no cuentan con el imbatible Ethan Hunt (Cruise) y su equipo en la Fuerza de Misiones Imposibles.
La prueba más evidente de que para la cinta se trabajó bajo la máxima de “si no está roto, no lo arregles” es que el guion de McQuarrie y Erik Jendresen en ningún momento niega las influencias de su estructura narrativa tradicional. Vaya, incluso alardean con eso al incluir, en varias ocasiones, la frase “dominación mundial”. De igual forma, replican, casi punto por punto, las fórmulas más conocidas de muchos filmes de espías, y hasta homenajean la primera entrega de la saga, que fue dirigida por Brian De Palma. Ahí están las secuencias que, con composiciones pulcras, muestran el campo de batalla de los personajes, los movimientos de cámara milimétricamente calculados, o la sensualidad en las atmósferas, en las cuales nunca se pierde el estilo para retratar la acción y el suspenso. No falta nada para mantener al espectador en un estado de trance puro.
Crítica de la película Misión Imposible 7: Sentencia mortal.
Esto es perceptible también en las actuaciones. Tom Cruise combina su eterno carisma con un toque sentimental pocas veces presente en sus temerarios personajes. Como no había pasado antes, se crea una conexión emocional profunda con él, sobre todo por la exploración que se hace del pasado de Hunt. Pero quienes destacan son Hayley Atwell como Grace y Pom Klementieff como Paris.
Atwell demuestra encanto y seguridad en cada una de sus escenas, rozando la caracterización de femme fatale, pero balanceándola de forma efectiva con una personalidad despreocupada. Caso contrario es el de Klementieff. Al ser una de las villanas en turno, ella se decanta por una interpretación intensa que, gracias a la presencia y compromiso de la actriz, no se puede calificar como sobreactuada. Encaja muy bien con el tono de la cinta. Es un deleite ver a la intérprete francesa soltar risotadas macabras mientras cumple ordenes sádicas. Una antagonista en toda la extensión de la palabra.
Si la estructura compuesta por cada uno de los elementos anteriores ya era llamativa, lo que pasa cuando estos tropos se conjugan con las herramientas técnicas actuales es fascinante. De pronto, estamos ante algo completamente nuevo.
El recorrido de un tren por debajo de un túnel puede ser adrenalínico y vertiginoso cuando se tiene un envolvente diseño sonoro. Una persecución en auto por Italia puede ser vigorizante y hermosa por igual cuando está fotografiada por Fraser Taggart y editada con precisión por Eddie Hamilton. Todo está bajo control, funcionando como maquinaria afinada con detalle.
Y ahora sí, cuando todas las piezas están en su lugar gracias al trabajo de numerosas personas, Ethan Hunt, montado en una motocicleta, salta de un acantilado. Está bajo los reflectores. En el instante en el que la sala entera pierde el aliento y se hace un silencio apabullante, el propósito de la artesanía queda al descubierto.
La película Misión Imposible 7, en efecto, es sobre Cruise luchando contra la tecnología. No obstante, también está mostrándonos cómo esta se puede sincronizar con las destrezas del ser humano para crear algo apasionante. Es una empresa bastante complicada, pero la recompensa es gigantesca para la audiencia y para el equipo creativo. Todo se vuelve más grande que la suma de sus partes.