Mad Max: Furia en el camino – Crítica
Pasaron 30 largos años pero créanlo, Mad Max Fury Road hace que valga la pena la espera.
Resulta evidente que el director George Miller trabajó en esta película por casi tres décadas, ya que Mad Max Furia en el camino se acopla perfectamente a su universo post-apocalítpico creado en 1979. Esto se debe a que el australiano respetó completamente la esencia de su franquicia, con una estética visual que ofrece continuidad, una edición arriesgada, una brillante selección musical incorporada al filme de manera magistral y la atinada elección de efectos visuales prácticos en una era dominada por el CGI.
Eso sí, debemos admitir que Furia en el camino no narra la historia más original, al centrarse en una nueva y accidentada misión de rescate a cargo de Mad Max. Sin embargo el realizador supera este obstáculo con personajes bien construidos y que reflejan perfectamente las diferentes caras de un mundo dominado por violencia, la desesperanza y la locura. Gran parte de este mérito también corresponde al trabajo histriónico de todo el elenco, destacando la labor de los protagonistas Tom Hardy, Charlize Theron y la muy agradable sorpresa de Nicholas Hoult.
El primero de ellos continúa acertadamente el legado iniciado por Mel Gibson, con una actuación sobria que hace justicia al guerrero de la carretera. Aunque este punto será motivo de debate para los puristas, nos queda claro que Tom Hardy tiene todo lo necesario para consolidarse como el Mad Max de una nueva generación. La situación es un poco más sencilla para Charlize Theron, quien da vida a una valerosa mujer dispuesta a darlo –literalmente– todo para enmendar sus errores del pasado.
Por su parte Nicholas Hoult realiza un trabajo brillante como Nux, personaje cuya demencia inicial lo muestra irreconocible durante los primeros minutos, para luego hacer gala de su talento en una transformación extrema. Al final, las buenas actuaciones de la tercia son determinantes para lograr la comunión con el público, al conceder algo de humanidad a un universo que de otro modo sería completamente dominado por el salvajismo.
Pero también sabemos que no hay película de Mad Max sin una buena dosis de locura y por ello, nos ponemos de pie ante el excepcional trabajo de Hugh Keays-Bryne –quizá los aficionados de la franquicia lo recuerden como Toecutter en el filme original– en el papel de Immortan Joe. El actor hace gala de su gran calidad para la construcción de un villano verdaderamente temible, capaz de infundir temor sólo con la mirada y quien aprovecha el dominio de los escasos recursos de la región para infundir el pánico entre sus súbditos.
El personaje se ve acompañado por su sádico ejército de Warboys, cuya amplia variedad de técnicas en la guerra automovilística provocará numerosos dolores de cabeza a nuestro héroe y grandes emociones entre el público, ya que la originalidad de cada combate es fundamental para que la cinta mantenga un buen ritmo en todo momento.
Finalmente sólo nos queda aclarar que Furia en el camino complacerá a todos aquellos que quieran disfrutar una buena película de acción, aún cuando no hayan visto las entregas anteriores de alguna película de Mad Max. Eso sí, aquellos familiarizados con la franquicia disfrutarán mucho más del proyecto, ya que George Miller parece olvidar que han pasado 30 años desde su última entrega y olvida recordarnos cómo fue que el mundo terminó en tan lamentable situación.
Entonces, ¿valió la pena la espera? ¡Definitivamente sí! Y aunque Furia en el camino incluye absolutamente todo lo que esperamos de una película de Mad Max, ojalá no tengamos que esperar otros 30 años para disfrutar de una nueva aventura del guerrero de la carretera.