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Cine

La Cenicienta – Crítica

11-03-2015, 4:26:41 PM Por:
La Cenicienta – Crítica

Cinderella de Walt Disney es un recordatorio azucarado de que lo clásico funciona. Este estreno en cines es protagonizado por Lily James y Richard Madden.

Cine PREMIERE: 3.5
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La Cenicienta (Cinderella) de Walt Disney podría describirse más que como una película, como un pastel azucarado visual que deja un elemento claro, algo que los creadores de Maléfica o Espejito Espejito quizá subestimaron en su momento: lo clásico funciona. 

Últimamente, las adaptaciones live-action de cuentos de hadas se han preocupado demasiado, entre otras cosas, por reinventar lo convencional: por alejarse del relato legendario, darle giros bruscos y, sobre todo, por empoderar a sus personajes femeninos de una forma obvia. De pronto, las princesas clásicas comenzaron a dirigir ejércitos (Blancanieves y el cazador) y hasta las villanas más icónicas se convirtieron en figuras maternales incomprendidas (por culpa del Rey Estéfano, por supuesto). 

Sin embargo, éste no es el caso de La Cenicienta, que en manos del director Kenneth Branagh (Código Sombra Jack Ryan) y del guionista Chris Weitz se mantiene fiel al cuento animado que en 1950 conquistó a la crítica y audiencia. Desde entonces, han habido tantas adaptaciones y reinterpretaciones de la historia de la dama de la zapatilla de cristal, que es un logro en sí mismo hacer un filme que proponga algo innovador al respecto, al mismo tiempo que respete la esencia de uno de los relatos favoritos del público. La Cenicienta logra este cometido la mayor parte del tiempo y cumple lo que promete: un viaje muy (muy) rosa, seguro y sin desvíos, con todos los momentos obligados, vestido de un diseño de producción pomposo y acaramelado.

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Sobre todo, la visión de Branagh se esfuerza por mantener la magia, aunque en teoría se trate de un mundo de carne y hueso, por lo que no faltan los ratones cantores, la calabaza convertida en carruaje y todos los efectos especiales necesarios para convertir un harapo en un vestido espectacular. Ella (interpretada por Lily James), por su parte, es la encarnación de la princesa delicada y buena, cuya fortaleza radica en su generosidad (razón por la cual se convierte, poco a poco, en sirvienta de su propia casa). Este apego al clásico –en lugar de una búsqueda por la originalidad desmedida– es el principal acierto de esta cinta. Eso sí, no hay nada muy valiente o novedoso: quien espere una reinterpretación  arriesgada o realista del cuento, quedará decepcionado.

Aún así, esta historia de amor tiene una debilidad: su heroína empalidece a lado de la imponente y muy bella Lady Tremaine, encarnada por la ganadora del Oscar Cate Blanchett (bueno, si hemos de ser justos, ¿quién no lo haría?). Lily James carece de la presencia para robarse la atención, especialmente cuando esta madrastra entra al mismo cuarto. Lo mismo le sucede en las escenas compartidas con el príncipe, a quien da vida Richard Madden (Rob Stark en Game of Thrones). Sin embargo, suceden tantas cosas a nivel visual a su alrededor, que es fácil no notarlo.

¿Se trata La Cenicienta de una película que reinventa el cuento? No. ¿Es entonces una mera reconstrucción sin alma propia? Tampoco. Su forma de enriquecer la leyenda es recordándonos –sobre todo a un target en su mayoría femenino– que, al parecer, cada década puede tener su propia Cenicienta y que la emoción por la zapatilla de cristal no ha disminuido ni un poco.

autor Periodista, editora en Cine PREMIERE y bailarina frustrada en sus ratos libres. Gustosa del cine, la literatura, el tango, los datos inútiles y de la oportunidad de desvelarse haciendo lo que sea.
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