Alerta extrema – Crítica de la película
Alerta extrema tiene buenas decisiones de estilo y momentos bien ejecutados, pero sus desconcertantes cambios de tono la vuelven tediosa. Eso sí, encantará a quienes gustan de ver a Gerard Butler haciendo lo usual: salvar el día sin importar los obstáculos.
Gerard Butler ya nos mostró todos sus trucos como actor. Se esfuerza genuinamente por ofrecernos algo nuevo, algo que lo saque del encasillamiento, pero no puede hacerlo. Los roles que elige siempre lo llevarán al mismo destino: ser el salvador de un grupo de personas en peligro, cosa que hará sin importar los obstáculos que tenga enfrente. Su nueva película, Alerta extrema, es una repetición de esa gastada fórmula, y quizá sólo sea atractiva para quienes gustan de ver al intérprete haciendo lo usual, siendo lo suficientemente carismático y saliendo de embrollos de manera improbable, pero, eso sí, muy efectiva. No hay más.
En esta ocasión, Butler, quien ya ha sido un guerrero espartano, un guardaespaldas presidencial, un cazatalentos de recursos humanos, un astronauta, etc., pone a prueba sus habilidades histriónicas para entregar su versión de una profesión demandante, pero no extraordinaria: ahora es piloto de avión. Hasta ahí todo bien. La cinta, al parecer, será el típico thriller de acción en la que el capitán tiene que proteger a toda la tripulación –incluidas las asistentes de vuelo y el copiloto y un preso que será extraditado– cuando el avión atraviesa una terrible tormenta y tiene fallas técnicas.
Se agradece que, visualmente, la producción intenta innovar, dándole a toda la secuencia de la tormenta una atmósfera lúgubre, oscura e inquietante: la paleta de colores elegida nos pone en un estado de ansiedad constante. Las tonalidades azules y negras acentúan la preocupación de los pasajeros y, por un instante, nos preocupa lo que les pueda suceder. Sin duda habría sido más interesante ver esa película, donde el drama en clave emo le da otra dimensión al trillado desastre aéreo.
Pero esa película propositiva, que más bien era un cortometraje, se acaba a los 10 minutos, dándole paso a otra producción convulsa, inconexa y diametralmente distinta, dirigida por la misma persona (Jean-François Richet), y protagonizada por la misma persona, con el mismo elenco secundario, pero sin la inspiración del segmento anterior. Esto es completamente desconcertante.
Crítica de la película Alerta extrema
Eventualmente, el avión tiene que ser aterrizado de emergencia, y el lugar que se elige para hacerlo es Jolo, una pequeña isla ubicada en un archipiélago al suroeste de Filipinas. Desde que los pasajeros tocan tierra, Alerta extrema se convierte en una cinta de supervivencia poco inspirada, ya que, de manera no tan convincente, nos enteramos de que la región donde ocurrió el aterrizaje está ocupada por grupos separatistas y criminales.
Así como los villanos aparecen de manera inesperada, también nos sorprende el cambio de personalidad del capitán Brodie Torrance, encarnado por Butler, quien sin explicación y de un momento a otro pasa de ser un piloto común a ser un soldado y estratega con el mejor entrenamiento.
En realidad, el largometraje es una retahíla de situaciones convenientes para una historia que carece de ritmo y coherencia. Por casualidad, el piloto estelar tiene una hija que es su adoración y será su principal motivación para seguir adelante –¿alguien dijo Liam Neeson y Maggie Grace en Búsqueda implacable (2008)?–, por casualidad, el preso en proceso de extradición (Mike Colter) es un exmilitar imparable e indestructible y, por casualidad, la aerolínea con la que trabaja Brodie tiene contacto con un grupo de mercenarios que hacen rescates.
Alerta extrema está diseñada para que su protagonista se luzca en una gran pantalla. Más allá de algunas buenas decisiones de estilo al inicio y un tercer acto frenético, en medio, todo está vacío y eso es un tanto tedioso. Lo que importa es ver drama y escenas de pelea decentes. Por eso nos mantenemos en la sala.
Quizá la escena que mejor ejemplifica esto es la que comienza el clímax. En ella, el capitán del avión le pide con toda seriedad a su copiloto (Yoson An) que “acelere con todo” mientras vemos unos machacantes close-ups que, como si de anime o western se tratara, nos muestran los ojos llenos de furia del héroe y de los maleantes –quienes, obedeciendo a estereotipos ochenteros, son terroristas desalmados–. Inmediatamente, la nave comienza a avanzar y, cuando despega, crea una ola de aire que, de manera inverosímil pero emocionante y autoconsciente, arrasa con las camionetas de los rivales en la parte trasera del camino. No queda más que vitorear la delirante exageración. Gerard Butler sabe que nos gusta verlo hacer lo que mejor sabe hacer.
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