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Cine

Nunca estarás a salvo (You Were Never Really Here) – Crítica

25-05-2018, 12:08:38 PM Por:
Nunca estarás a salvo (You Were Never Really Here) – Crítica

La nueva película de Joaquin Phoenix premiada en Cannes 2017 consigue hacer una parábola sobre la perversión en la que el espectador se involucra. Y lo hace homenajeando influencias cinematográficas como Taxi Driver; Drive e incluso Psicosis.

Cine PREMIERE: 4.5
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Podríamos definir a Nunca estarás a salvo (You Were Never Really Here) como un filme sobre la redención que se sumerge en lo más deplorable de la sociedad. La nueva cinta de Joaquin Phoenix lo logra a partir de una dicotomía de contrastes en una parábola tenebrosamente realista: el poder y los vicios de las cúpulas, por un lado, y la lucha por salir del pozo de traumas, por el otro. Un filme alejado de la condescendencia para mostrarse con crudeza, pero sin vulgaridad ni gratuidad, aunque sí con una calculada frialdad que apunta a los conflictos morales sin asomo de sentimentalismo. De hecho, Nunca estarás a salvo está ejecutada con elegancia a partir de una cuidadosa puesta en escena en tonalidades oscuras que, por instantes, se concentra en rasgos tan específicos como las miradas del protagonista a sí mismo a través del espejo, adentrándonos en la psique de un hombre brutalmente dañado y afectado que, tal vez sin proponérselo –o tal vez sí–, intenta redimirse con la misma brutalidad. Por esto mismo, el filme corre como un viaje alucinatorio en el que a veces no está clara la frontera entre lo real y lo imaginado.

Joaquin Phoenix, premiado por esta actuación en el Festival de Cannes de 2017, interpreta con maestría a Joe, un tipo que realiza rescates de personas para una agencia de seguridad privada, que se mueve en las altas esferas y los bajos fondos, dedicada a situaciones difíciles. Son rescates de menores en manos de pedófilos para los que suele emplear un martillo y una meticulosidad y eficacia producto de su entrenamiento como marine.

La cineasta Lynne Ramsay, quien hizo la adaptación fílmica de Tenemos que hablar de Kevin, no hace un baño de sangre y casi nunca explicita los momentos violentos (la intromisión a una casa de trata de menores vista desde las cámaras de seguridad en cortes que muestran los resultados de la punitiva eficiencia de Joe es un ejemplo magistral). En Nunca estarás a salvo, ella está más interesada en explorar la mente de su perturbado protagonista (y nadie como Joaquin Phoenix para interpretar a este hombre hundido en su propio infierno), quien vive con su madre en la casa de su infancia ligada a los traumas de su niñez, de los cuales no tenemos certezas, que lo mantienen permanentemente sopesando la posibilidad del suicidio. Joe cuida de ella, con quien platica y bromea, pero la mayor parte del tiempo se sume en un silencio introspectivo.

Ramsay adaptó la novela You Were Never Really Here de Jonathan Ames, que la hizo acreedora al premio de guion en Cannes, y se valió de tres elementos esenciales para hacer esta parábola tenebrosamente realista sobre la justicia. Uno de ellos es el magistral score de Jonny Greenwood, de Radiohead, música que puntualiza las atmósferas a partir de un minimalismo sombrío y perturbador que sitúa la narrativa fílmica en los terrenos del cine negro más clásico pero sin dejar de remitir al terror. Uno más es la desconcertante subjetividad que se plasma cuando la cineasta adopta el punto de vista de Joe, permitiendo un alucinante rompimiento de la linealidad y una de las actuaciones más memorables de Phoenix. Además, el comentario crítico acerca de la sociedad estadounidense, donde los vicios de una clase política corrupta pueden desatar una ola de violencia desmedida y sin control con el objetivo de acabar con quien les haga frente, alude a la indiferencia y la complacencia sociales.

Ramsay consigue hacer una parábola sobre la perversión en la que el espectador acaba inevitablemente involucrado, pues el tema de la explotación sexual infantil no deja indiferente a nadie. Y lo hace homenajeando influencias como Taxi driver (1976); Drive (2012) e incluso Psicosis (1960) sin menoscabo de su propia propuesta narrativa. Por el contrario, no resulte extraño que el filme se convierta en referencial para generaciones futuras.

autor Nadie quiere acompañarlo al cine porque come palomitas hasta por los oídos e incluso remoja los dedos en el extraqueso de los nachos. Le emocionan las películas de Stallone y no puede guardar silencio en la sala a oscuras. Si alguien le dice algo, él simplemente replica: "stupid white man".
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