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CRÍTICAS

The Meyerowitz Stories – Crítica

13-10-2017, 3:31:07 PM Por:
The Meyerowitz Stories – Crítica

Una comedia sobre resentimiento filial, traumas de infancia, arte contemporáneo y la aceptación del fracaso, dirigida por el reverenciado Noah Baumbach, con Adam Sandler y Ben Stiller.

Cine PREMIERE: 3.5
Usuarios: 4
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Entre las varias ironías que el Festival de Cannes se permitió este año –películas para streaming en su sección oficial, series de televisión, cuatro Nicole Kidman y ningún Godard, un dime y direte entre Almodóvar y Will Smith– quizá la más rocambolesca sea haber logrado que una comedia con Adam Sandler y Ben Stiller pareciera un elemento natural en la alfombra roja más exclusiva y sibarita del circuito de festivales. Sean cuales sean sus altibajos, The Meyerowitz Stories (New And Selected) tiene el mérito mayor de calibrar a los personajes conocidos de Stiller y Sandler –un profesionista con mala pata y un chavoruco eterno y papanatas– para situarlos en un entorno que les va insólitamente bien: el del arte contemporáneo.

Hermanos en la ficción, los Meyerowitz son hijos de un artista plástico interpretado por Dustin Hoffman, capaz de interpretar a un intelectual neoyorquino, judío, inseguro e histérico sin recordar nunca a Woody Allen. En esta familia demócrata y liberal, la esposa del patriarca (Emma Thompson) y la hermana menor (Elizabeth Marvel) funcionan como engrane para conversaciones que siempre parecen una incómoda cena de Navidad a punto de estallar. Incluso en los momentos en que el hilo argumental de la película parece adelgazarse y perderse, la dinámica actoral entre todo el elenco se mantiene por todo lo alto, regalando momentos, diálogos, respuestas y miradas fugaces invaluables, fruto de un casting prodigioso. En la que su tercera película bajo las órdenes de Baumbach, Ben Stiller (Mientras somos jóvenes Greenberg) parece tener bien dominado el tono que requieren las historias del neoyorquino; sorpresa mayor es Adam Sandler, quien regresa a la altura que le recordábamos en Embriagado de amor (2002), que desde hace tiempo pensábamos como un afortunado garbanzo de a libra. No es así. Sandler es un actor de amplio registro con afición a las comedias más insulsas, cuyo talento crece cuando es dirigido con el temperamento adecuado.

Se ha hablado de The Meyerowitz Stories como la obra cumbre de Noah Baumbach, cosa probable de la que me permito dudar. En su madurez y sofisticación, ambas evidentes, se echa en falta la vitalidad de Frances Ha (2012), la sencillez de Historias de familia (2005) o la camaradería del coming of age Mistress America (2015). Es cierto que en lugar de todo eso, tenemos el guion más ajustado e incisivo de Baumbach, pero es probable que la ráfaga de chistes locales sobre el Museo de Arte Moderno, la Galería Whitney o los círculos académicos impongan distancia frente a la inmensa porción de espectadores que vivimos fuera del Upper East Side.

Este humor, afilado pero local y autocomplaciente, bien podría confundirse con esnobismo intelectual y desviar la atención del asunto primordial: The Meyerowitz Stories es una sombría tragicomedia sobre padres e hijos y sobre la difícil tarea de reconstruir lazos familiares cuando ninguno de sus miembros encuentra motivos para hacerlo. Hay aquí un infarto, peleas a puño limpio y sombríos traumas de infancia. A pesar de que nadie la confundiría con un drama lacrimógeno, de los que ameritan Kleenex, dos de sus secuencias mejor logradas son una pelea física y furibunda entre los hermanos, así como un par de dolorosos monólogos recitados en público, en los cuales los Meyerowitz ajustan cuentas con la figura paterna mientras aquel yace inconsciente en un hospital. Que podamos reírnos de ello requiere cierto talento, e incluso si la cinta parece hermética en un primer vistazo, también amerita verla de cerca y leerla entre líneas. Bien vale el esfuerzo.

autor Periodista, cinéfilo y lector compulsivo, conductor en Mi cine tu cine (Once TV), locutor, jazzero y tragón. Miembro de la Semaine de la Critique de Cannes en 2014 y del Berlinale Talents Press. Estando antes en París, pasaba más tiempo dentro del cine que afuera, así que volví a la Ciudad de México en donde el cine es más barato y, digan lo que digan, se come mejor.
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