Loki: bienvenidos al futuro de Marvel – Crítica del Episodio 6
El éxito de la serie se consolidó sobre todo por el carisma de sus personajes, pero también porque su punto final es una puerta abierta al futuro del MCU
Era un secreto a voces que tarde o temprano el multiverso entraría por la puerta grande del MCU. Primero se creyó que WandaVision daría la pauta, pero en realidad la historia de Loki fue la más adecuada para explicarnos que el tiempo obra de maneras y caminos misteriosos que se ramifican en inmensas posibilidades. El episodio 6 encontró a Loki y a Sylvie de frente a un guardián desconocido que expresó una advertencia, pero al mismo tiempo una invitación para que todos conozcamos el universo de locura que Marvel tiene preparado para todos sus personajes y espectadores durante los años siguientes.
En ese sentido, cuando se le piensa detenidamente, quizá Loki se sienta un poco demeritada si se le analiza por sí sola. Fácilmente se podría decir que la serie dirigida por Kate Herron no funciona como un ente audiovisual individual y que su único propósito fue servir como un eslabón para la cadena de eventos que veremos a futuro. Sin embargo, Marvel nos ha acostumbrado a que, sin importar que nos ponga de frente la pieza de un rompecabezas, esa misma generalmente es estimulante y justifica su existencia.
Así fue Loki, una serie que durante todos sus episodios celebró a la ciencia ficción de una forma fenomenal. Más allá de tratarse de una serie sobre superhéroes y personajes extraídos de los cómics, en todo momento configuró su arsenal como un gran misterio a través del tiempo y el espacio con personajes carismáticos, reglas narrativas muy específicas que añadían complejidad a la trama y un envoltorio audiovisual modesto, adecuado para una serie de televisión, pero indudablemente seductor.
Sin demeritar las pasadas aportaciones televisivas de Marvel, Loki destacó por una razón única: se percibió como totalmente ajena al MCU y a los personajes que estamos acostumbrados a ver en la pantalla grande. Su visión de la fantasía y la ciencia ficción fácilmente hicieron eco de otros grandes hitos televisivos como lo son la animada Rick and Morty, o especialmente la clásica Doctor Who, serie longeva con más de 50 años de existencia y de cajón para la cultura británica. La aportación de Waldron a la mencionada serie animada, sin duda lo trajo a la primera línea de trabajo de Marvel desde que el estudio se prepara para poner la palabra «multiverso» sobre la mesa.
La estética del show por siempre se mantuvo modesta. La diseñadora de producción Kasra Farahani configuró los escenarios de la TVA con una escuela vintage y con ciertos retazos del arte surrealista de inicios del siglo XX. El sentido burocrático de escritorios, archivos en papel y pantallas con anchos monitores contrastaba en todo momento con la vanguardia de la propuesta en guion. En los espacios abiertos, los planetas desolados y los mundos apocalípticos, la vista era llana, sombría y llena de colores predominantes. Como para recordar esos planetas desconocidos que Kirk y Spock visitaban durante sus aventuras en Star Trek.
Todo el envoltorio reveló que lo más importante por sobre todas las cosas eran las historias y los personajes. En tan sólo seis episodios el mundo se enamoró lo suficiente del Mobius de Owen Wilson, un hombre dormido en medio de una conspiración, que soñaba que montar un vehículo acuático irrelevante para las cuestiones imperantes de su realidad. Sophia Di Martino también consiguió interesar a las audiencias como la versión femenina de un personaje de sobra conocido y apreciado.
Los ya conocidos como aquel interpretado por Tom Hiddleston -una vez más con atino- también consiguieron hallar una dimensión fresca y novedosa. Llegados al final, podemos comprobar cómo Michael Waldron consiguió darle un giro a un Loki ya finiquitado, que durará las temporadas episodios y aventuras que sean necesarias. De paso nos regaló un brevísimo vistazo a todas las diferentes versiones que existen o han existo del personaje a lo largo de su vida activa en la cultura popular. Sólo unos minutos de un pequeño cocodrilo con corona dorada, fueron suficientes para que el colectivo se encariñara de la criatura.
El éxito de la serie se consolidó sobre todo por el carisma de sus personajes, pero también porque su punto final es una puerta abierta al futuro del MCU. En el episodio 6 Loki y Sylvie llegaron hasta el arquitecto de todas las «sagradas líneas del tiempo» y protector de todas las realidades. No es Kevin Feige, sino una suerte de «conquistador» que no busca el balance del universo, sino el control de toda realidad conocida en la existencia. Así, entrando a límites más complejos, la serie no se tentó el corazón para aperturar el capítulo final con un repaso de los diálogos más memorables del universo de películas Marvel. Desde aquel momento, la serie avisó su gran propósito glorioso.
Al final Loki se mantuvo como una serie interesante que tuvo un carácter narrativo y visual que demandó la atención en todo momento. Muchos pensaron que un spin-off sobre un personaje secundario tendría poco que ofrecer más que aventuras inconexas y poco relevantes. La sorpresa es que al final resultó en todo lo que los fanáticos esperaban y más. Fan service bien ejecutado, teorías de ultra villanos confirmadas, la apertura definitiva del multiverso y en medio de todo ello, uno de las mejores obras de ciencia ficción que utilizó al tiempo como un personaje más para contar su historia.
Loki volverá en una segunda temporada. Kang el Conquistador volverá para poner de cabeza al Universo Cinematográfico de Marvel.