Logan – Crítica
Hugh Jackman despide a Wolverine de una manera más que digna y que ha rebasado las expectativas de todos. Quizá incluso las de él mismo.
El primer acierto de Logan tiene lugar apenas pasados unos minutos de iniciada la película. El director James Mangold (Wolverine: Inmortal) no pierde el tiempo en revelarnos que nos hallamos en un lugar inhóspito y peligroso, en el que incluso los superhéroes son vulnerables. La historia se desarrolla en 2029 pero la distopía desplegada frente a nuestros ojos posee una actualidad escalofriante, como si ese futuro pudiera ser real dentro de veinte años pero también en diez. O en cinco.
Ese mundo, ubicado en una frontera geográfica pero también psicológica –entre lo que se fue y se ha dejado de ser– es el de Logan (Hugh Jackman), un hombre que apesta a muerte y a alcohol y que ha renunciado absolutamente a cualquier tipo de ilusión. Lo único que le impide no dejarse llevar del todo por su evidente impulso autodestructivo es la responsabilidad de cuidar a Charles Xavier (Patrick Stewart), la única persona que lo quiso de verdad y que fue capaz de salvarlo, para empezar, de sí mismo.
Pero eso sucedió hace mucho tiempo. Ahora Xavier es incluso un individuo más patético que Logan: es víctima de una enfermedad neurológica propia del envejecimiento. Quien alguna vez fuera uno de los seres más lúcidos del planeta y líder y protector de los mutantes de buena voluntad, atestigua el pasar del tiempo desde el mundo
borroso y obnubilado de los sedantes e inhibidores mentales. Hay que decir que ese tono de tristeza o, seamos más claros, francamente pesimista, se mantiene a lo largo de toda la película.
Sin embargo, es justo ese rasgo el que le da al conjunto un aspecto que, por un lado, lo aleja de los filmes que la preceden o que forman parte de su universo –incluyendo las dos partes previas de Wolverine: Inmortal–, y que por otro, le otorgan una autenticidad que uno no está acostumbrado a obtener de las películas dedicadas a los superhéroes.
En pocas palabras, Logan es un filme que, más allá de pertenecer a un género determinado, está construido con una certeza inapelable y con una gran inteligencia. Se nota que Mangold, Jackman y todos los involucrados en el proyecto sabían a ciencia cierta lo que querían obtener de la película y los pasos que seguirían para lograrlo.
Esa diligencia se percibe de manera especial en el giro dramático más importante de la historia, cuando el destino obliga a Xavier y Logan a salvar a una niña llamada Laura de los mercenarios que pretenden devolverla al programa Transigen, del cual ella había logrado escapar con la ayuda de una enfermera. Entre otras cosas Laura –quien es interpretada de manera excelente por la pequeña Dafne Keen– es la prueba viva de que, aunque se creían extintos, existe una nueva generación de mutantes.
Con un tono mucho más cercano al de Midnight Special de Jeff Nichols que al de, digamos, X–Men 2, Logan se convierte a partir de ese momento en un trepidante road movie en el que cada secuencia está ajustada al milímetro. Eso permite que aquellos otros elementos esperados del filme, como lo son las luchas y las coreografías de acción –hay sangre, y mucha– se adhieran con naturalidad a la narración, enriqueciéndola en lugar de percibirse como un recurso obligado.
Por demás, Jackman contribuye con todo lo que tiene a su alcance para interpretar a Logan como nunca lo había hecho hasta ahora y su esfuerzo es notable. Quizá el cine de superhéroes jamás había mostrado antes a uno de los suyos –que, por cierto, es más bien un antihéroe– dotado de tantos matices. Envejecido y decrépito, el cuerpo de Logan ya no es capaz de regenerar las lesiones sufridas con la velocidad y eficacia de antes, y por lo que corresponde a su alma hace mucho que ésta se halla cubierta por heridas incapaces de sanar.
Parece lo que de alguna manera también es: un lobo herido que espera el momento de estar solo para alejarse de la manada y retirarse a la montaña a morir. Vía Mangold y, por supuesto, sus propios deseos de interpretar una última vez el papel que lo hizo famoso, Jackman despide a Logan de una manera más que digna y que ha rebasado las expectativas de todos. Quizás incluso las de él mismo.