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Huir de nuestro cuerpo: Una plática con Coralie Fargeat, la cineasta detrás del horror corporal de La sustancia

23-09-2024, 8:18:17 PM Por:
Huir de nuestro cuerpo: Una plática con Coralie Fargeat, la cineasta detrás del horror corporal de La sustancia

Ganadora del premio al mejor guion en la pasada edición del festival de Cannes, la cineasta francesa habla sobre sus influencias, el trabajo con Demi Moore y la tortura que representan nuestras fantasías de perfección.

Sin duda alguna La sustancia fue una de las películas que más controversias generó durante la más reciente edición del Festival de cine de Cannes, en el que la cineasta francesa Coralie Fargeat se hizo acreedora al premio al mejor guion en el certamen con una grotesca y enérgica fábula sobre la obsesión por la juventud eterna.

La directora de 48 años adquirió reconocimiento internacional en 2017 por su película Revenge, sobre una mujer que se dispone a cazar a los hombres que la violaron y abandonaron a su muerte. Ahora, su película The Substance, protagonizada por el ícono noventero Demi Moore y la estrella ascendente Margaret Qualley, ha llegado finalmente a las salas de nuestro país con una historia de horror corporal y búsqueda de la belleza eterna: Elizabeth Sparkle (Moore) es una estrella de televisión que, para no perder relevancia por su edad, decide probar una droga experimental que promete crear una versión perfecta y joven de ella misma (encarnada por Qualley).

La sustancia
Demi Moore protagoniza La sustancia, película de Coralie Fargeat.

Durante la pasada edición del festival, tuvimos la oportunidad de conversar con Coralie Fargeat, entre varias cosas, sobre el body horror, el cómo lograr que sus actrices se entregaran tanto a sus papeles y la enorme presión que la industria de belleza actual, a través de redes sociales, genera en todas las personas.

La sustancia
Coralie Fargeat, directora de La sustancia, recibió el premio a Mejor guion en la pasada edición de Cannes.

¿Cuál dirías que es tu relación con el subgénero del body horror?

Hay muchas películas que me encantó ver mientras crecía porque creo que apelaban a la parte de mi imaginación que me gustaba poner en marcha. Creo que está muy relacionada a la fantasía que tenemos de querer cambiar parte de nosotros, modificarse de alguna forma, escapar de nuestro cuerpo de alguna u otra manera, cosa que siempre termina mal.

 Creo que estas películas tuvieron un fuerte impacto en mí; ya sea David Lynch, David Cronenberg, Paul Verhoeven, John Carpenter, expresan que se puede cambiar, que nos puede invadir, cómo podemos pasar por una metamorfosis, sencillamente cumplir la fantasía humana de huir de nuestros cuerpos. 

Ahora, sobre la estructura de la película, porque hasta parece contradictoria. Por una parte es muy rígida, sistemática y estricta como el mecanismo a través del cuál funciona la “substancia”, pero por otra parte, desde la primera escena, en la que vemos la rutina de ejercicio de Demi Moore, hay una parte muy estimulante, incluso que satura a nivel visual y auditivo ¿Cómo llegaste a definir la estructura de la película?

Así me gusta trabajar y escribir. Fue el mismo caso en Revenge, mi película anterior, en la que casi no había diálogo, porque cuando escribo, pienso en la imagen que voy a crear, así como en el sonido y la música. Ésta es la manera en la que construyo mi narración. Como también yo edito mis películas, realmente pienso mucho en cómo va a suceder todo en términos de ritmo y energía.

 Mientras escribo me gusta pensar en imágenes y sonidos, porque es importante para mí encontrar el universo visual de la película, no solo la historia y los personajes. Desde una etapa muy temprana del proceso, junto varias referencias y hago una especie de libro que me gusta revisar una vez que la película se ha terminado de filmar. Ver cuánto de lo que originalmente consideré termina en la película. 

En cuanto a tus actrices principales, Demi Moore y Margaret Qualley, ¿ya las tenías en mente cuando escribiste el guion o fue un proceso diferente?

Fue un proceso de casting tradicional. Me gusta estar desconectada de otros procesos y concentrarme en la escritura para crear el universo que busco antes de compartirlo y comenzar a buscar colaboradores para darle vida, pero sabía desde el inicio que el reto más importante de la película sería encontrar a las actrices correctas que tuvieran este poder simbólico, especialmente el de la mujer que confronta su fobia al envejecimiento. Sabía que sería la clave central de la película, así que para mí, poder contar con Demi Moore sabiendo que le había encantado el guion fue un “destelllo” (“sparkle” en inglés es el apellido del personaje de Moore), que me hizo pensar que esto sería muy poderoso considerando lo que ella representa.

 La película es muy simbólica, no uso mucho diálogo, prefiero los símbolos para expresar la historia y Demi es un símbolo muy poderoso. Representa muchas cosas y trae todo eso a la película y hace una inesperada dupla con Margaret Qualley, una actriz de otro género, de otra generación y que tiene otra energía, aún si es también una actriz tan instintiva como Demi. Creo que eso trajo una energía muy vívida a la película.

Hay varios espectadores, los más jóvenes,  que desconocen lo que Demi Moore representó en su momento y también quisiera preguntar sobre si hubo alguna situación de la película a la que Demi pusiera alguna reserva, dado que es un papel muy audaz.

Como yo crecí durante los años 90, para mí, Demi representa lo que es ser vista, ser exitosa, con todos los ojos encima de ti. Tener todos los reflectores de Hollywood y después no tenerlos, o a diferente escala y de diferente manera. Demi no temía tomar riesgos en su carrera.

 En la película ella no tenía miedo de tomar riesgos. Hablamos sobre todo. Tenía escrito cómo quería que fuera todo. Discutimos todo con lo que ella se podría sentir incómoda. Construimos la película sobre una base de confianza. Si pudimos llegar tan lejos fue porque construimos un espacio seguro. 

Mencionaste referentes fílmicos muy potentes como David Cronenberg o John Carpenter. ¿Qué tan difícil es para ti como cineasta marcar una distancia de ellos sin solamente copiarlos y tener tu propia voz como cineasta?

Sé que hay muchas referencias por las mi trabajo está atravesado pero cuando escribo, no pienso en ellos. Sé que están ahí, pero sé que lo que pongo en el papel y luego en el set, lo hago a mi manera, con mi propia sensibilidad. Creo que todos digerimos lo que vemos, lo que nos gusta y recreamos constantemente eso de diferentes formas. Para mí es importante partir de un lugar sincero, de poner lo que está en tu cabeza. Es una fusión de muchas referencias, pero creo que siempre sale de una manera que es personal.

¿Cuál es tu opinión de la industria de belleza y la obsesión por la juventud eterna?

Crecí con eso, viendo supermodelos en las revistas sin saber que había una gran cantidad de retoques digitales. Te comparas con ellas y se magnifican todas tus imperfecciones y sientes que algo está mal en ti por no verte así. Ahora, con las redes sociales, los filtros de Instagram y demás, siento que se está mucho más expuesta a todo eso e incluso si no quieres, es imposible no estarlo e inevitablemente llega el punto en el que sientes que no encajas. Para mí, esto atraviesa todos los aspectos de la sociedad, incluso el cómo está organizada. Se requiere una reorganización masiva del estado de las cosas.

 Es una cárcel, pero al mismo tiempo encontramos cierto placer en torturarnos y a veces, no tenemos opción. Es un modo de supervivencia, es una manera de existir, de tener una voz. Creo que son temas muy complejos que requieren de muchísima discusión. Incluso cuando eres “perfecta” (como Margaret Qualley en la película), sientes que puedes estar mejor. Es una búsqueda infinita, que no puede ser conquistada. Para mí, se trata más de un viaje interno pero está a su vez conectado con el viaje exterior, porque ambos están muy conectados e influenciados el uno por el otro.

 

 

 

autor Cofundador y crítico en la página web Butaca Ancha. Escribe de cine en medios como Tierra Adentro, Animal Político, Forbes y Algarabía. Considera que cada película, independientemente de donde venga y quien la haga, tiene algo importante que decir.
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